Ubuntu 7.10 y un curso sobre Linux

Gracias al siempre recomendable blog de Sergio Hernando (bloguerón afincado en Madriz) me entero que el MEC ha desarrollado un curso de iniciación a Linux. Esta disponible de forma gratuita en su propia web (enlace anterior) y se centra en Ubuntu Linux, el sabor de GNU que nos gusta a muchos y que tantas horas de conversación llena en las noches en blanco de nuestros amigos debianitas –¡hola carlos!, :P-.

Es buena idea echarle un ojo precisamente hoy, el día antes a la salida pública de la versión definitiva de Ubuntu 7.10 (The gutsy gibbons release) que traerá (como de costumbre) nueva versión de Gnome (Topopardo) y mejor soporte de hardware (incluido el de las tarjetas intel x3100).

Por cierto que, tal y como dijimos hace un tiempo, la próxima versión de Ubuntu, Ubuntu 8.04, ya tiene nombre en clave: Ubuntu 8.04, The Hardy Heron.

¿Y tú aún no te has decidido a probar un sistema diferente, gratuito y (sobre todo) libre? Aquí hace tiempo que hicimos un pequeño manual para instalar Linux en un pc con windows, quizá está algo antiguo pero aún debe servir en lo más básico para dar el salto sin caer al vacío.

El capitalismo del desastre

«En brutal contraste con el ritmo glacial al que se repararon los diques y la red eléctrica en Nueva Orleans, la subasta del sistema educativo de la ciudad se realizó con precisión y velocidad dignos de un operativo militar. En menos de diecinueve meses, con la mayoría de ciudadanos pobres aún exiliados de sus hogares, las escuelas públicas de Nueva Orleans fueron sustituidas casi en su totalidad por una red de escuelas chárter de gestión privada. Antes del huracán Katrina, la junta estatal se ocupaba de 123 escuelas públicas; después, sólo quedaban 4. Antes de la tormenta, Nueva Orleans contaba con 7 escuelas chárter, después había 311. Los maestros de la ciudad solían enorgullecerse de pertenecer a un sindicato fuerte. Tras el desastre, los contratos de los trabajadores quedaron hechos pedazos y los 4700 miembros del sindicato fueron despedidos2. Algunos de los profesores más jóvenes volvieron a trabajar para las escuelas chárter, con salarios reducidos. La mayoría no recuperó su empleo.»

Naomi Klein, La doctrina del Shock

Ref.
[1]. Michael Kunzelman, «Post-Katrina. Educators, Students embrace charter schools». Associated Press, 17 de abril de 2007.
[2]. Steve Ritea, «New Orleans Teachers Union Loses Its Force in Storm’s Wake». Times Picayune (Nueva Orleans), 6 de marzo de 2006.

Una escuela chárter es una escuela privada (gestión privada y capital privado) que recibe fuertes subvenciones del gobierno público. Aquí reciben otro nombre: escuelas concertadas. Aunque cada vez más éstas se diferencien menos de las escuelas privadas, que también reciben ayudas del gobierno, algo incomprensible mientras las escuelas públicas se quedan cada vez más cortas de material.

Comencé a leer La doctrina del shock de Naomi Klein, apenas rasqué la superficie pero promete ser muy interesante.

La privacidad es un derecho moderno

La privacidad es un derecho moderno. En el siglo XVIII, cuando tuvieron lugar las revoluciones republicanas que sustentaron y dieron origen a las democracias modernas no había necesidad de privacidad, es por eso que no se exige en aquel momento, es por eso que no se nos concede y es por eso que es un derecho que hay que conquistar.

Tendemos a pensar que nos están robando la privacidad. En la práctica es así, pero en la teoría es un enfoque equivocado: la realidad es que la privacidad, como derecho, no ha existido jamás. Lo que sucede es que jamás existió porque jamás hizo falta. Y no hizo falta porque nunca un estado, un tirano, o una corporación tuvieron las herramientas necesarias para mantener bajo control y bajo vigilancia a toda la población, ni siquiera a un grupo importante de la población.

Pese a los esfuerzos de «baja tecnología» del S. XX, encarnados en «el partido» y sus colaboradores en los regímenes comunistas totalitarios, la vigilancia a gran escala no era viable hasta la revolución tecnológica digital.

Sin embargo con las tecnologías actuales, que cada vez son más baratas, mantener a la población bajo vigilancia es posible y costeable (y será cada vez más barato). Acumular masivamente datos sobre las personas es algo que se puede hacer y que no se puede limitar con tecnología, sino con leyes. La privacidad es un derecho, y utilizar sistemas de cifrado de correo (GPG) o de navegación anónima (Tor) son buenas herramientas de tránsito, necesarias y válidas en tanto consigamos lo que realmente necesitamos: medidas legales que regulen el uso de la tecnología y su influencia en nuestras vidas. ¿Dónde puede haber un chip RFID? ¿Dónde no puede haber videocámaras? ¿Qué condiciones de control será posible imponer por vía contractual? ¿Cómo se regulará el conocimiento y el uso de nuestro historial médico y de nuestro ADN? ¿Qué hay del secreto de nuestras comunicaciones?

La privacidad es un derecho civil contemporáneo porque los problemas y las tecnologías que la ponen en peligro son contemporáneos. Y los derechos nunca se regalan, los derechos (hasta los más elementales) hay que ganarlos, eso es algo que en este país sabemos bien. ¿Estás preparado para exigir reformas que garanticen nuestra privacidad?

A mí me da igual, yo no hago nada malo. ¿Seguro?

Fusilo directamente de ¿Quién vigila al vigilante? una anotación que abunda en el asunto de Birmania.

Dedicado a los que piensan que esto de la privacidad es una tontería, «total, yo no hago nada malo».

En Birmania se está usando tecnología de vigilancia para identificar a los que piden democracia en su país. La última, es que las autoridades birmanas han amenazado con retirar los portátiles a los funcionarios de la ONU que están en el país.

Ahora los funcionarios de la ONU están muy ocupados destruyendo los datos de sus discos duros, porque contienen información sobre los disidentes, que como los pillen, van a quedar como el monje flotante en el agua de un estanque cuya foto ha dado la vuelta al mundo.

Quiero una democracia en mi país. «No tengo nada que ocultar, total, yo no hago nada malo».

Amén.

In Rainbows de Radiohead no tiene DRM

Hace unos días todo el mundo habló de Radiohead y su In Rainbows, ¡nosotros también!, del hecho que dejaran descarga previo pago de una cantidad la que fuera que decidiría el propio comprador. Pues bien, tras mi reticencias iniciales ante la falta de información (¿calidad de compresión? ¿DRM?) he de decir que la propuesta es buena pero le falta un poco para haberlo hecho bien del todo.

Lo primero y principal, el gran acierto, es que los archivos no tienen DRM, algo de lo que avisaron anoche mediante correo-e. Eso es bueno porque puedo descargar el disco en el PC del trabajo (como así he hecho) y llevarme una copia para mi PC de casa, para mi portátil, para mi reproductor de mp3…

Pero hay un pequeño fallo de concepto: Ellos mismos han entendido que la gente iba a copiar la música de todas formas, es por eso que la dejaban descargar pagando «la voluntad». Aún sabiendo eso no han incluído los archivos a máxima calidad (320kbps). Yo mismo pedía como buena opción mp3 a 224kbps o más.

La duda que me queda es: ¿fueron hábiles para saber que la gente se descargaría los mp3 sin pagar pero ahora nos dejan mp3 de calidad moderada para que tengamos que bajar los buenos por vías alternativas aún después de haber pagado? Creo que la propuesta es revolucionaria y muy interesante, pero de verdad la misma lógica que les ha impulsado a hacer esto les debería haber impulsado a no versionear con la calidad del mp3 podían haber dado mp3 un poco mejores, que al final llegarán a las redes de todas formas.

Además creo que si desde un principio hubieran avisado que los archivos no tenían mp3 la gente se habría enrollado más. Yo en mi caso puse una cantidad muy pequeña porque no me gusta pagar por algo que finalmente no lo es, pero podría haber sido una puta mierda. De hecho y pese a que dije que no lo haría, me apunté a la descarga. No es que yo sea un fundamentalista del copyleft que no soporte el DRM, imaginen que si Andy Ramos, que trabaja con propiedad intelectual del lado de la industria, no estaba dispuesto a pagar por algo con DRM, más les valdría haber avisado que los archivos no lo tenían. Por mi parte les habría caído algo más. Pero gota a gota habrían llenado un par de botellas…

«¿No llevarás una etiqueta RFID encima?» «Esto… sí»

¿Qué sucede cuando una persona se sitúa a dos metros de un detector RFID usando un chip pasivo de esos que nos dicen son leídos a sólo unos centímetros…? Pues que puedes ver tu nombre parpadeando en la pantallita del lector.

Cuando la luz parpadea entiendes que hay chips pasivos que se leen de lejos, algo que yo aquí siempre he defendido. No porque tuviera la certeza, sino porque la lógica de «carrera tecnológica» de nuestra sociedad desembocará inevitablemente en mejores detectores de radiofrecuencias, mejores sistemas para discriminar ruido, mejores sistemas de amplificación de señal. Todo ello hace que la distancia a la que un chip puede ser leído aumente con el tiempo, ¡aunque el chip sea el mismo! Por supuesto aquí hay otro factor: ¡hay un chip pasivo que puede leerse a varios metros! ¡Eso no nos lo cuentan ;)!

Lo cuenta Acalpixca, que ayer por la tarde se dedicó a hacerle preguntas incómodas a los chicos que diseñaron el sistema RFID de correos, el más grande de Europa.

Lectura imprescindible, ahora que todos tenemos estas «llaves electrónicas» o «inteligentes» (o como quieran llamarlas) para entrar a nuestro parking, a nuestra oficina, a distintos departamentos de nuestra empresa.

Videovigilancia en Valladolid

Se me pasó comentar este apunte que nos cuenta Vallesin, Instalarán videocámaras de vigilancia en los autobuses urbanos de Valladolid, según justifica el alcalde a causa de una paliza que hace un año recibió un pasajero a bordo de un autobús, a cargo -eso sí- de un grupo de neonazis.

Hay que decir que estos sistemas ya están funcionando en otras ciudades (en algunas están ciertamente extendidos), pero no deja de interesar que lleguen a nuevos lugares. Los motivos son, como siempre, vagos. Un hecho absolutamente indeseable pero aislado. Algo que nadie desea pero un hecho que no se había dado antes en los autobuses urbanos y que no se volvió a registrar. En todo caso, la palabra neonazi nos previene del riesgo de tomarlo como un hecho aislado, nos sumerge en el estado de Shock y nos ayuda a aceptar las cámaras como algo necesario, aunque sean incapaces de evitar la agresión (todo lo más servirían para identificar al criminal, pero ya sabemos que tampoco ayudan demasiado).

Con este contexto no está de más hacerse una pregunta, citando al propio Vallesin (las negritas son mías):

¿si hay un episodio de violencia aislado es completamente necesaria esta medida?¿o solo es la escusa para tener a los usuarios del transporte publico vigilados?¿la cámara impide la agresión?¿la policía estará trabajando en la seguridad en los autobuses o se dedicara a hacer redadas en los bares para buscar cds piratas?

Esas preguntas lo resumen todo. Ya sabemos que la instalación de cámaras no disminuye los delitos, si los jóvenes neonazis llevaban pasamontañas, ¿de qué sirve la cámara? ¿Qué diablos hace la policía nacional de Valladolid trabajando para la SGAE y no para los ciudadanos? Al final es lo de siempre, el delincuente averiguará cómo violentar el sistema (por ejemplo, con un pasamontañas), pero los demás no tendrán secretos en el autobús. Nunca más. Y el problema es el mismo que planteábamos con el fin del anonimato en internet y telefonía: las bandas de criminales siempre sabrán cómo saltarse la seguridad, pero la privacidad de todos los demás se va al carajo.

*** La reflexión completa en el blog de Vallesin, que explica cómo en Valladolid y en sus propias palabras «se ha usado la videovigilancia para encubrir las malas políticas del alcalde». En concreto para identificar a personas que habitualmente protestan contra la forma unilateral en que León de la Riva organiza algunos asuntos municipales.

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