Hoy un post glocal. Dos años después de que fueran instaladas las videocámaras del centro de Málaga, la policía llega a la conclusión de que no disminuyen los robos sino que los expulsan a las calles adyacentes. Lo cuenta 20 minutos y lo descubro gracias a Fernando Tricas.
Bien, ¿alguien se sorprende? Hace ya mucho que comentamos que en otras ciudades como Londres ya se ha llegado a conclusiones similares. También en Reino Unido, el aumento de vigilancia en los pubs «para evitar peleas» desembocó, así mismo, en un aumento de violencia doméstica, con lo cual se probó que tampoco este método estaba reduciendo la criminalidad en los pubs, sino trasladándola al hogar.
Curiosamente, y al hilo de esta noticia en Málaga, ayer leíamos en Rue89 que en algunas ciudades de Francia, como Amiens, se plantean ahora eliminar las videocámaras ya que mantenerlas cuesta un montón de dinero al erario(*) y tampoco han observado mejoras en la seguridad. Málaga incluso se plantea instalar más cámaras (se anunció hace algo más de un mes).
Y no me sorprende que en Málaga quieran instalar más cámaras, ya que a pesar de estos antecedentes que prueban ampliamente la ineficacia del sistema (y lo nocivo que es por el desperdicio de recursos que supone y la falsa sensación de seguridad que generan; el teatro de seguridad del que hemos hablado otras veces) se estima que la vigilancia ha crecido un 50% en estos dos últimos años.
¿Se puede estar gestionando peor todo este asunto de la videovigilancia?
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Y aún hay otra cuestión pendiente: aún podemos ver las videocámaras, ¿y el día en que no podamos verlas? (bien porque sean diminutas o bien porque desarrollemos tolerancia a las tecnologías de control).
Nota al pie:
(*). Erario. Porque se dice erario, y no erario público, como estoy harto de leer por ahí. El erario siempre es público. ¿Ha quedado claro? Ahora llámenme talibán lingüístico, pero tenía que aclarar eso porque me comen los demonios cada vez que leo erario público por ahí, como si hubiera erarios privados en alguna parte.
*** Editado para añadir (unos minutos después): Antonio Ortiz comenta el caso concreto de Málaga, también de forma glocal, y opina más o menos en el mismo sentido que yo.