A partir del próximo curso volveré al colegio, esta vez en calidad de padre. En realidad, mi hijo aún es pequeño y asistirá a esa guardería glorificada que ahora llamamos colegio de educación infantil.
El tema es que comentando en familia sobre el proceso de matrícula mi hermana preguntó, con algo de guasa, por el nombre del colegio. «¿Cómo se llama el colegio? ¿Lorca?».
Esa broma me hizo pensar que, efectivamente, la mayoría de colegios reciben nombres de artistas, y prácticamente ninguno recibe nombre de científico.
Como no me gusta fiarme de intuiciones, he dedicado un rato a clasificar los nombres de 127 centros públicos de educación primaria y secundaria de Málaga capital. El resultado es abrumador y se puede ver en la gráfica de aquí abajo, que comentamos a continuación.

Del total de 127 centros, 38 reciben nombres que he clasificado como topónimos (a menudo el nombre del propio barrio en el que se ubican). 35 de ellos están dedicados a escritores, más de una cuarta parte. 11 a políticos y otros tantos a motivos religiosos. 8 a pintores. 6 a educadores y una misma cantidad a motivos folclóricos e históricos. 5 a músicos. 4 a médicos. 3 a militares. 3 reciben nombres institucionales (por ej. Constitución de 1978). Para finalizar tenemos un cineasta y un arquitecto (tienen su parte de la tarta pero aparecen sin etiquetar en la gráfica). Sobre 4 nombres no encontré detalles y los dejo en un cajón de sastre (Desconocido).
Si quitamos los topónimos podemos tener lo siguiente:

Exacto: las ciencias están ausentes. La única disciplina científica presente es la medicina, y solo uno de estos nombres es realmente un científico (Severo Ochoa, premio Nobel de medicina), el resto son personalidades locales, médicos ilustres en la historia de la ciudad pero a los que hay que anteponer la profesión por delante, a riesgo de que de no hacerlo nadie jamás conozca el motivo de que un centro educativo lleve tal nombre (Colegio Doctor Fulanito Pérez).
Nos lamentamos de que nuestros jóvenes estudian grados universitarios inútiles, pero en una sociedad profundamente tecnificada y en 2020 no hay un solo colegio con nombre de matemático, o físico, o informático.
¿Acaso no son role models ejemplares? ¿Por qué no hay un colegio Albert Einstein, o Marie Curie, o Gauss, o Alan Turing? He vivido en otros países y ese mundo existe: el instituto de secundaria que había junto a mi casa en Dortmund se llamaba Max Planck (Max Planck Gymnasium) y estaba en la calle de Bunsen-Kirchhoff (Bunsen, Kirchhoff). Permítanme sentir un poco de envidia.
No es el caso de España, donde un perfil condensa casi toda la dignidad necesaria para dar nombre a un colegio: el artista, sea escritor, pintor, o músico. También tenemos algunos políticos y militares históricos pero mi pregunta es otra. ¿Por qué no hay ingenieros, inventores, o científicos? ¿Acaso no queremos que los niños, en su infinita curiosidad, investiguen también esos otros nombres y qué hicieron con sus vidas para que sueñen con ser, de mayores, como ellos?
