Año 1 después de la banda ancha

La actual situación de teletrabajo masivo no es el punto final, no al menos a corto y medio plazo. Cuando esta crisis sanitaria pase, habrá un cierto retorno a la presencialidad, pero tampoco va a ser lo de antes. La oficina, tal como la hemos conocido, no va a volver.

Ha habido muchas crisis antes que esta, en muchas las oficinas se quedaron vacías. Pero ésta tiene una particularidad: es la primera en la que el ancho de banda del que disponemos en nuestras casas nos permite de verdad trabajar en remoto. Sharepoint y Google Docs son soluciones maduras, tener videoconferencia constante para coordinar el trabajo es posible, no importa cuantas personas hagan falta en la llamada.

2020 se ha convertido en el año 1 después de la Banda ancha. Es un cambio de era. La tecnología estaba ahí, pero hacía falta una pandemia para que muchas empresas tomasen conciencia de ello. Sobre todo las menos tecnológicas.

El impacto es gigante, sobre todo en trabajadores de oficina y sector IT, de los que abundan en megaurbes. Por supuesto que estas supergrandes ciudades seguirán siendo relevantes, pero tras muchos meses en remoto y trabajando desde otras ciudades donde el inmobiliario es más barato y hay de todo pero con algo menos de estrés, muchos trabajadores y empresas van a apostar por continuar en esta situación deslocalizada para aprovechar esa circunstancia recién descubierta de que vivimos en un mundo con banda ancha suficiente para trabajar desde cualquier sitio. (En mi empresa estamos en remoto desde febrero, y no tenemos fecha de retorno; somos más de 100.000 empleados globalmente en esta situación; los planes para 2021 seguramente incluyan aún más flexibilidad, aunque eso no está claro aún.)

En resumen, las grandes ciudades, los superhubs, de los que en España tenemos dos (Madrid, Barcelona) van a perder peso. De esto no se van a beneficiar zonas remotas, hace falta más que una pandemia para repoblar eso que ahora se llama la España vacía.

Sí se van a beneficiar las ciudades medianas que en la última década ya venían funcionando como centros de atracción de profesionales que quieren «vivir mejor» en la forma de cobrar parecido pero viviendo más tranquilos (urbes medianas como Zaragoza, Valencia, o Málaga) seguramente van a seguir atrayendo población, sobre todo las de costa.

En el caso de Málaga, al torrente de empresas británicas e irlandesas que llegaron con el Brexit le sigue el goteo de profesionales que llegan desde Barcelona o Madrid. Aeropuerto, AVE, costa, y clima amable, y banda ancha suficiente para lo que haga falta no digo ya desde cualquier oficina, sino desde cualquier casa.

Como digo, habrá un cierto retorno a la presencialidad, y será positivo. Yo creo que en la conversación informal de máquina de café salen ideas y se comentan temas que nos ayudan a aprender e investigar. Pero la oficina como tal no la vamos a volver a tener.

Las oficinas serán ese espacio en el que un equipo que trabaja junto se reunirá de vez en cuando, reservará una sala durante unas horas para tratar un tema crítico y de camino humanizar a los demás, para a continuación marchar cada uno a su casa a continuar trabajando en lo que se haya acordado. Pero no será ese lugar al que acudir metódicamente cada día para hacer tareas que podrías hacer en tu casa, donde quiera que esté tu casa y cualesquiera que sean los kilómetros que te separen de esa oficina.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

6 comentarios

  1. Como pronóstico, lo que crecerá mucho son los espacios compartidos para simular una oficina para esos trabajadores que teletrabajan, pero que está bajando de su casa a dos minutos andando.

    Si eso es barato será mejor para la empresa que la «oficinación» de una casa particular que es necesario realizar.

    Es decir ¿pensáis que todos en cada casa del trabajador tiene las mismas condiciones de trabajo en su oficina que en su casa? ¿Pensáis que los de riesgos laborales van a ir a casa para ver como trabaja el empleado y si tiene luz o no natural o si tiene ruido o si tiene una mesa o silla adecuada?. Por ejemplo una trabajador que en la oficina tenga 3 monitores para hacer su trabajo y ahora le han dado un portátil de 13 pulgadas, ¿pensáis que es igual?. ¿Cuánta gente tiene un despacho acondicionado para su trabajo y el de su pareja si trabaja y si me apuras para los hijos aparte de sus habitaciones para trabajar durante una jornada laboral y de colegio de manera cómoda?.

    Entiendo que esto irá por la descentralización extrema de la oficina. Pasamos de tener una oficina central de 10 personas por ejemplo a 11 oficinas (10 espacios compartidos y 1 central). Desde luego lo que no tiene sentido es que el trabajador no pueda ir andando a ese espacio de trabajo y separar el aspecto familiar del profesional.

    1. No creo que el escenario que dibujas sea práctico. La gestión de la infraestructura en una oficina descentralizada sería un infierno para una empresa, aparte de ser mucho más caro que tener un sólo espacio donde quizá no existan puestos para todos los trabajadores, que el teletrabajo parcial o total se normalice, pero no la descentralización de la oficina.
      Quizá se pueda dar algún caso de algún trabajador que prefiera alquilarse un despacho a trabajar en casa, hacer algún tipo de cooperativa y alquilar junto con otros trabajadores de la zona en situación similar un espacio, o empresas que ofrezcan ese servicio como ya existen, pero ese alquiler serían iniciativas a nivel particular, no lo veo a nivel de empresa.

  2. «En el caso de Málaga, al torrente de empresas británicas e irlandesas que llegaron con el Brexit»

    Oiga, espero comentario más amplio de esto.

    1. No tengo un glosario detallado, pero sí sé que en el PTA (parque de empresas donde hay una gran presencia del hub IT) se han instalado bastantes, algunas de ellas irlandesas ante la incertidumbre del impacto del brexit (según lo narraban ellas directamente), y lo sé porque varias de ellas (no menos de 5-6) llamaron para intentar reclutarme y, sin yo saber cuánto hay de relato y cuanto de hechos, eso es lo que contaban: buscaban tener una oficina UE. Mi lectura es que la combinación de aeropuerto, sol, playa, y coste de vida menor que en las grandes urbes europeas es en estos momentos muy valiosa.

  3. Mis últimos años laborales antes de la pausa han sido más o menos lo que describes: asistencia presencial a algunas reuniones (normalmente para cumplir con mi rol no oficial de intérprete entre barceloneses y resto del mundo, y para ponerme al día de cosas en la cocineta-office) y muchas jornadas íntegras en casa. Solo que «de estrangis» apoyándome en que a mis jefes, ninguno español y ni siquiera con oficina en España, les importaba un bledo la legislación laboral ni lo que dijera el RRHH que custodia mi contrato de trabajo. Todo esto a mi favor, ojo. Que entre tener una silla más o menos cómoda y tranquilidad y tener una Steelcase impresionante pero estar amontonada rollo call center de Calcuta, pues no hay color.

    1. Sip, por aquí ya solía ser así, esto solo ha venido a dar algo de consistencia a lo que ya era en muchos casos un modo de trabajar. Mientras otras empresas sufrieron con la transición a videoconferencias y reuniones online, para nuestro grupo de trabajo eso era ya lo habitual y ese aprendizaje ya lo teníamos hecho jeje.

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