Bocados de Actualidad (164º)

Una semana más aquí tenemos algunos enlaces para ir echando atrás la mañana del domingo. La ronda centésima sexagésima cuarta de los Bocados llega acompañada de Gojira, que pasarán sus riffs por Madrid esta misma tarde.

  • Hispasec se hace eco en su tradicional Una al día de la demanda de ACLU contra las operadoras frente a la FTC estadounidense, por culpa de la política (también habitual aquí) de no parchear vulnerabilidades conocidas en los dispositivos Android que ya han vendido.
  • Emprendedores subprime: startups y empresas, «emprendimientos», que no facturan pero viven de las espectativas. No sólo están en Sillicon Valley, en Madrid conozco alguna (aunque más que de inversión privada, aquí se vive de subvenciones, claro). El tema en El Confidencial.
  • Modeled Behaviour (que ya hace un tiempo se integró en Forbes) y un tema interesante: el problema de los salarios, los trabajadores cualificados y el mercado global, acerca del llamado «carestía de trabajadores cualificados» que en realidad no es tal.
  • En un tema parecido, The Atlantic y el caso de la desaparición de restricción a la circulación de personas por el mundo eliminando la pobreza.
  • Estar en Github sigue siendo cool, sinónimo de libre. No obstante, un recuento permite descubrir que la mayoría de proyectos alojados en ese servicio no son software libre. The Register. Cómo no mencionar el estudio sobre evolución y tendencia de uso de licencias libres que publicó Cartograf a comienzos de 2013.
  • Antonio Ortiz en Xataka: por qué todo el mundo quiere ser Whatsapp.
  • Gonzalo Martín y no importa que todo lo demás esté mal, ponga un pirata en la ensalada y justifíquese.
  • De un servidor en Cartograf: una lección y una moraleja aplicable a cualquier proyecto analizando a Amazon.
  • Rinzewind anuncia la convocatoria nueva jornada de escépticos en el pub para dentro de dos sábados.

Aquí les dejo con el intenso (y algo oscuro) videoclip de l’Enfant sauvage de los de Bayona.

Esto es todo por ahora. Y ya saben que dejo en mi Scuttle Semantic muchos enlaces compartidos con notas (aquí, si prefieren feed) y que en Twitter también paso alguna cosa. Pasen buen domingo :)

Un paralelismo entre Winamp y Last.fm

Llego a un post de Ars Technica (cuyo feed tengo atrasado estos días) sobre el décimo quinto aniversario de Winamp, el software que lo fuera todo acerca de la música en mp3, a finales del siglo pasado, como bien recoge Antonio Ortiz. En ese post hay unas palabras del algunas personas que era parte del equipo original de Winamp:

El manager en Nullsoft:

There’s no reason that Winamp couldn’t be in the position that iTunes is in today if not for a few layers of mismanagement by AOL that started immediately upon acquisition

El primer desarrollador del proyecto:

I’m always hoping that they will come around and realize that they’re killing [Winamp] and find a better way, but AOL always seems too bogged down with all of their internal politics to get anything done

Sumen ambas cosas y es imposible no pensar que, sin cambiar de tema, no hay otro motivo para que Last.fm no estuviera hoy en la posición de Spotify: tenía la información de qué música te gusta, y tenía una impresionante base de datos de salas y eventos en cuya venta de entradas pudo entrar. Pero fue comprada por CBS, perdieron el ritmo de innovación y actualmente están completamente perdidos. Ambos casos escenifican lo comentado en PandoDaily hace unas semanas y que pese a estar lejos de ser cierto en todo caso, parece acertado en estos dos casos: An acquisition is always a failure.

Google Glass y tabletización

Dave Winer, en su blog:

We’re still struggling with mobile devices, trying to figure out what they’re good at. One thing they are not, is being a general-purpose computer. The reason is simple. No keyboard. No way around that. Without a keyboard, they are good for reading and relatively short messages. They work well for text messaging and Twitter. I marvel at how some people can write full blog posts and emails with their tablets and phones. But I think that will continue to be something that only some people can do. I’m an excellent typist, but I have to use two index fingers on a virtual keyboard. There isn’t room for both my hands.

Now to Google glasses.

I think they will make an excellent display device for the obvious reason that they’re mounted in front of your eyes, the organ we use for vision. The idea of moving your fingers to the side of your head, of winking to take a picture, well I don’t like that so much. I admit I might be a luddite here, and am going to keep my eyes and ears open for indications that I’m wrong. It happens, quite a bit when it comes to brand-new tech.

I think they could be a great part of a mobile computing platform. With more computing power and UI in my pocket, in the form of my smart phone, or in a big pocket, in the form of a tablet. They communicate over Bluetooth, and together form a more useful reading and communication device, but probably still not a very good writing tool. The idea that I would use glasses without tethering them to something more capable for finger-work, well that’s what I thought was wrong with the PDA idea in 1994.

Oops.

Israel quiere la contraseña de tu e-mail

Recibo en mi correo electrónico un enlace (gracias, Gonzalo) a la sección de Internacional de El País: Israel autoriza que se pida acceso al correo electrónico de los turistas en la frontera. No es ya la mera recolección de datos personales, no: una cosa es pedirme una dirección de e-mail y otra es pedirme acceso al mismo cuando cruzo la frontera para visitar Haifa, Tel Aviv o Jerusalén. En cualquier caso, no están innovando: recordemos que Estados Unidos lleva años volviéndose más y más hostil en este sentido con quienes entran al país. [Editado para añadir (un rato después de publicado): un buen momento para recordar a Bruce Schneier en Liars & Outliers: No con mi contraseña.]

Addenda a la tragedia de Bostón

Los atentados de Boston de hace unos días y a los que ya hemos dedicado un post tienen desde ahora un añadido dramático adicional: ha aparecido muerto el estudiante que fue acusado erróneamente de ser el culpable de los atentados (La Información). Obviamente, ninguno de sus gurús e influencers habituales dirá nada relevante al respecto. Mañana se inventarán algún hashtag, claro. Posers.

En el que los datos personales que custodia el Estado demuestran no estar a buen recaudo

La operación Pitiusa puede ser el escándalo de privacidad del año, al menos en el ámbito estatal español. Y es que, en una tercera fase, ayer fueron detenidos como imputados, junto a otros profesionales del sector privado, policías, guardias civiles, inspectores de hacienda, acusados de vender datos privados de personas, desde matrículas de vehículos a historiales médicos completos. La noticía en la web de Informativos telecinco (vía Fernando Acero).

Frente a la crítica más generalizada contra el abusivo acceso a datos personales por parte de empresas privadas (Google, Facebook), a las que la UE por otra parte viene intentando ganar por la mano hace ya mucho, existe la interrogante de qué hacer con los datos privados custodiados por el Estado: ¿cómo prevenir su acceso y abuso no autorizado? ¿cómo impedir que quienes acceden de forma autorizada no abusen de su posición y de esa información privilegiada?

La creciente ambición estatal por acceder a datos custodiados por empresas no es ni nueva ni desconocida. Y tampoco hay mucho asunto por debatir: las empresas están sujetas a la legislación del sitio en el que operan, tanto en Europa como en Estados Unidos.

Por su parte, la UE hace ya tiempo que desarrolla iniciativas y casos amplios con los que justificar el espionaje a personas, a la par que aumenta los datos que está dispuesto a recoger sobre las mismas.

En La sociedad de control (2008) ya argumentábamos que la creciente acumulación de datos personales por parte de la administración tiene demasiados riesgos. Vigilancia y seguridad son enemigos íntimos, y no sólo porque en la función pública hay personas, y todos somos susceptibles de cometer errores, sino porque los datos podrían estar a disponibilidad de cualquiera, ya sea porque una ley lo haga posible, por simple negligencia (ya ha sucedido en la UE), o como ahora, por corrupción pura y dura.

Por supuesto, alguien simulando ser la voz de dios (ya sea bajo la forma de ministro o de barómetro del CIS) anunciará que existen la vigilancia y el control porque las personas están a favor, aunque esa afirmación sea falaz. Y existe el peligro, como comentan en BoingBoing, de que se aproveche la tragedia de Boston para intentar relanzar el ascenso del totalitarismo y la sociedad de control.

Al final, tras tanto hablar de la vida privada como producto, no está de más recordar que el Chernobil de la privacidad puede llegar tanto por la derecha como por la izquierda: no es cuestión de si sino cuestión de cuándo y cuestión de dónde. ¿Será uno de los grandes silos privados de Internet o serán las bases de datos estatales? ¿De qué grifo caerá la gota que habrá de colmar el vaso?

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