Como lo leéis, ahora nos las clavan directamente (las etiquetas RFID, se entiende) en los dientes. La tecnología RFID, es una de nuestras protagonistas, y no podíamos saltarnos este [modo sarcasmo=on] gran paso para la humanidad [modo sarcasmo=off]. Se puede leer en DiarioTI, aunque yo no me habría enterado de no ser porque el inagotable Cyberfrancis también se hace eco del asunto:
El pequeño chip RFID tiene el tamaño de un grano de arroz, y reacciona ante los impulsos de radio emitidos por una unidad de lectura. Esta unidad puede, a su vez, estar conectada a sistemas de información, que entregarían el contenido del chip. El chip también puede proporcionar directamente información, como el nombre y fecha de nacimiento de personas.
Ah, ¡menuda ventaja! Un chip que va incrustado en el diente, seguramente para toda la vida… Y que contiene información nada relevante como mi nombre y mi fecha de nacimiento. Ahí, disponible para todo el mundo. Es cojonudo teniendo en cuenta que fabricar un detector casero no resulta precisamente caro….
A modo de ejemplo, se indica que el dispositivo puede ser usado por médicos forenses para identificar víctimas de catástrofes naturales; como el tsunami que asoló Asia en 2004
Ah, claro… Menudo comentario, como si los chips rfid hubieran evitado algo. Sí, y también deseo feliz año nuevo para todos y la paz en el mundo…
En fin, cuando nos tengan a todos bajo la lupa recordaremos los tiempos en los que no había ni teléfono móvil ni todas esas cosas que tanto empeño ponen en que aprendamos a depender de ellas. Y sentiremos nostalgia.