¿Internet ha muerto? ¡Viva Internet! Y feliz 2012

Faltan apenas 30 minutos para que en esta parte del mundo demos la bienvenida a 2012. Hay datos de sobra para aseverar que el 2011 ha sido un año muy negativo para las libertades en la Red, en tanto durante este año los Estados han conseguido imponer algunas de sus reclamaciones históricas sobre la Red.

Recapitulando:

  • En Reino Unido, los ISP aceptaron ser el brazo armado del Estado. Filtrarán todos los contenidos catalogados para adultos y para poder acceder a ello, al contratar el acceso a la Red habrá que solicitarlo expresamente. Esta ley permite, en principio, que cualquier página sea filtrada, los proveedores de acceso se negaron históricamente a actuar como la extensión de la policía estatal. Censura y una catástrofe para la privacidad en general. En 2011, aceptaron.
  • Las leyes de propiedad intelectual continuaron su endurecimiento. Tres avisos, Sinde y la Stop Online Piracy Act. Más de lo mismo y, como es lógico, cada vez con más contundencia. Sinde promete censura y SOPA promete… censura y, por primera vez, fronteras efectivas en el ciberespacio.
  • En Estados Unidos, la Marketplace Fairness Act hará que los comercios online recauden IVA. Es otra de esas peticiones históricas a las que las tiendas por Internet, con Amazon a la cabeza, se habían negado tradicionalmente. En 2011, hasta Amazon cedió y aceptó.

Todo ello nos lleva a pensar que la vieja Internet, que disfrutamos y en la que aprendimos a hacer tantas cosas, ha muerto para siempre. Los ISP aceptan ser la policía, las tiendas online aceptan una ineficiencia propia de lo físico y la propiedad intelectual continúa usándose para ejercer la censura.

Y quizá tienen razón quienes afirman que controlar la Red es imposible, y que Internet siempre prevalecerá precisamente por su carácter. Quiero creer eso, pero no dejo de preguntarme si uno de estos días no habremos dejado que lleven el control ejercido sobre la Red un punto demasiado lejos. Cuando eso sea así, supongo que no habrá más remedio que recrearlo todo. Desde cero. Más libre aún, más diverso. Es posible que los Estados controlen Internet, si es así, ¿cómo será la próxima Red? Es el sino de la Red, desde siempre. Recuerden Napster y todo lo que su cierre nos trajo de bueno. Así que, de entrada: feliz 2012

Aprobado el reglamento de la ley Sinde

El nuevo gobierno español aprendió todos los trucos sucios de su predecesor: nada como aprobar leyes malditas en mitad de los puentes o en oscuros consejos de ministros celebrados en ciudades ignotas (o en Sevilla, que tanto da). El día antes de final de año también parece una fecha propicia para meter goles con la mano.

Y es que hoy mismo, a punto de concluir el año, la pieza del puzzle de la ley Sinde que faltaba para que comenzase la fiesta ya está en su sitio. Sáenz de Santamaría anuncia que el reglamento ha sido aprobado en el consejo de ministros de hoy (El Mundo, via La Vigi). Nada que añadir a lo que dijimos la última vez: el dominio público es la única opción de futuro frente a despropósitos como la ley Sinde.

La innovación (y la consecuente creación y redistribución de riqueza) necesita que la vida en los márgenes siga siendo posible. Debemos poder intentar cosas nuevas, cosas diferentes. Neutralidad de la Red y dominio público, sólo necesitamos esas dos cosas. El Estado, por contra, oprime en nombre de su supremacía.

Excelencia frente a mediocridad

«Había un aforismo en el mundo de los negocios y la tecnología que decía que «un A contrata Aes, un B contrata Ces», significando que mientras continúes reclutando únicamente a los mejores, atraerás a otros, pero tan pronto como devalúes tus estándares de contratación, estos segundones comenzarán a buscar un equipo de tercera que actúe como sus esbirros y les permita avanzar sus agendas.»

Neal Stephenson, Reamde

La excelencia atrae a la excelencia, la mediocridad alimenta la mediocridad (y posiblemente atrae a la mezquindad).

Bocados de Actualidad (140º)

Domingo de navidad, primer domingo de invierno y último de este 2011 al que ya le doblamos la esquina. Yuna nueva entrega de los Bocados, una serie de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar pero que vale la pena leer. La sección fija menos fija de la blogosfera alcanza su entrega centésima cuadragésima, que nos llega a ritmo del Alice in Chains y su Facelift.

  • Juan Freire y una nueva conciencia ambiental menos basada en el sentimiento de culpa y más basada en proponer alternativas.
  • A raiz de la absolución de Pablo Soto, Gonzalo Martín habla de contradicciones dentro del sistema.
  • Iván Vilata y un truco para dividir la pantalla del navegador, por si alguien quiere apostar por una idea más compleja que abrir dos ventanas independientes.
  • Pere Quintana y algunos enlaces sobre la capacidad de data mining de Facebook. Por cierto, Facebook gasta al año más de 1.000 millones de euros en mantenerse funcionando, y se mantiene en pie con publicidad… amárrense los machos, que llega los anuncios.
  • Sobre cómo encontrar trabajo en los tiempos que estamos viviendo: Ventaja competitiva: ser humano y el trabajo mecánico es para las máquinas, una especie de oda a la especialización creativa.
  • La lógica y los beneficios del software libre siguen siendo asumidos incluso por aquellos que llevan toda la vida en esto, y que han liberado su código. Dave Winer en Scripting News.
  • Zemos98 ya calienta motores para la nueva edición de su festival: Copylove.
  • Consenso y empobrecimiento conservador en la empresa abierta. Una interesante reflexión de Julen Iturbe.
  • GigaOM, aplicaciones escalables, infraestructura y cloud computing.
  • Miguel Almeida y 6 libros (algunos clásicos que ya todos hemos leído) sobre seguridad. Nunca está de más recordarlos, en todo caso.
  • Bianka Hajdu y la economía de la mala comida.
  • En el blog de Cartograf, un post sobre Criptodivisas, software libre y autonomía.

Esto es todo, que hoy deberían estar con los suyos y no leyendo este post… Mañana más, sobre los temas de siempre.

Pues, a mí, Unity me gusta

Oía a todo el mundo un mensaje similar: del Hackaton de Open Data a amigos como Luis (que incluso la tiene instalada en su nueva máquina) o Pere, la historia se repetía: Mint es cada vez más popular y su éxito se debe a la nueva interfaz Unity de Ubuntu.

Ubuntu

Las críticas a Unity las he visto en todas partes, pero como mi ordenador principal es un damnificado de la GMA 500 de Intel, no puedo usarla habitualmente. Estos días, sin embargo, estoy usando otro ordenador y debo decir que Unity me gusta.

Hay cosas que se podrían mejorar. Pero yo llevo años usando la Deskbar Applet, oficialmente muerta desde 2010 (oficiosamente, desde hace por lo menos 3 años). Lo cual se nota en que cada día se integra peor y da más problemas al resto de applets del panel de Gnome. Sigo usándola como la describí hace 3 años, a modo de lanzador (lo mejor que le veo a Unity, por otra parte).

Desde este ángulo, Unity me ofrece un lanzador de verdad. Y para los que amamos el teclado y sus atajos, eso es una gran noticia.

El resto, cuestiones también importantes sobre si el dock procede o no procede que van un poco hacia la lógica de decir que no por instinto. Pues miren… no termina de gustarme cómo funciona, pero se oculta sólo y, truth be told, poner el menú de la aplicación en el panel superior te deja más pantalla libre. Sobre todo si consideramos que con Unity vuelvo a tener un lanzador vivo y ese panel (que normalmente he usado para meter lanzadores) queda mucho mejor aprovechado así. El dock apenas lo estoy viendo.

Dicho lo cual, obviamente Mint parece una distribución interesante, y bonita. Si hablamos de Unity, ésta es mejorable y perfeccionable (sin duda), pero no me cuenten entre sus detractores. Yo creo que es una mejora valiosa.

Criptodivisas, software libre y autonomía en un mundo post-geográfico

Analizar la situación económica global, extremadamente turbulenta desde el pasado 2007, nos empuja irremediablemente a cuestionar el que es, quizá, el monopolio secular más importante del poder central (antes monarquías absolutas, ahora estados nacionales): la emisión de moneda.

Douglas Rushkoff explica en su último libro, Program or Be Programmed que:

By the Late Middle Ages, the bazaar was working so well as a peer-to-peer economy that the aristocracy began to fall. As the former peasants rose to become a middle class of merchants and crafts people, they were no longer dependent on feudal lords for food and protection. Families who had been in power for centuries were losing ground.

(…)

The royals hired some finance experts to help them reverse the trend, and they came up with two major innovations. The first, centralized currency, required that no one use any means of exchange other than the coin of the realm—which had to be borrowed from the royal treasury, at interest. This was an easy way for people who already had money (the aristocracy) to make money simply by having money. The second invention, the chartered corporation, prohibited anyone from competing against one of the king’s officially sanctioned monopolies. Simply stated, no one could be in business for himself anymore, but had to work for one of the companies in which the king had invested.

Tiene razón Rushkoff en que emitir la divisa de referencia otorga beneficios inmediatos a quien la emite. En Estados Unidos, el debate sobre la debacle que supondría una migración internacional a otra divisa de referencia no deja lugar a dudas. Comentaba Dave Winer en su blog el pasado verano:

I don’t think people appreciate how much our way of life is subsidized by the fact that the dollar is the reserve currency. Once that’s gone, and a default will kill that for good, we’re hosed.

Efectivamente, la evolución de la maquinaria financiera ha puesto en entredicho la capacidad de los actuales detentores de los monopolios de impresión de divisa. Así, mientras el monopolio de la propiedad intelectual es insostenible en la red neutra actual y necesita una alianza global de estados nacionales para mantener vivo el artificio, el de impresión de moneda está tan tocado en la situación económica actual que la búsqueda de alternativas crea uno de los entornos más dinámicos de desarrollo social del momento.

Mientras los estados se vuelven a aliar para intentar fortalecer la renta que obtienen de la emisión monopolista de la moneda, y acuerdan activar una tasa a las transacciones financieras de ámbito transnacional, conocida como tasa Tobin, 2011 ha sido el año de la emergencia definitiva de las criptodivisas. Y entre las muchas criptodivisas que se han diseñado, Bitcoin goza de una posición de privilegio.

Durante todo el año, el Bitcoin ha sido objeto de debate acalorado: su cotización ha sido muy elevada frente al dólar (en junio cotizaba por encima de los 30 dólares), pero eso no consiguió despejar las dudas al respecto. Tyler Cowen preguntaba por el largo plazo, mientras otros saltaban a la nueva criptodivisa.

En el último trimestre, una serie de errores hundieron su cotización el pasado noviembre, al hacerse pública una supuesta vulnerabilidad.

Defendí hace ya muchos meses que el mayor apoyo a Bitcoin no era su fortaleza técnica, sino la presión externa ejercida desde entornos legales. Desde entonces, la UE acordó aprobar la tasa Tobin, lo cual empujará a más personas a buscar refugio no sólo en Bitcoin, sino en sistemas tipo Hawala:

el papel que ante la aplicación de un sistema como éste podría desempeñar algo como la Hawala, que minimizaría y en muchos casos lo burlaría, que lleva siglos usándose y que si la nueva restricción llega a hacerse efectiva seguro se extenderá rápidamente.

El enlace dentro de la cita teoriza, a su vez, con lo que los hechos comienzan a poner en evidencia para los analistas en Estados Unidos: Bitcoin como el competidor futuro de Western Union:

Western Union moved $70 billion across borders in 2010, earning about $1 billion in profits. There’s no Bitcoin Inc. to compete directly with Western Union, but the owners of Bitcoins can be thought of as shareholders in a decentralized Western Union alternative. If the Bitcoin network captures a small fraction of Western Union’s money-transfer business, the currency’s current «market capitalization» of around $30 million could wind up looking downright puny.

Pese a los fallos de seguridad, la moneda peer-to-peer se ha mantenido estable su valor continua siendo alto frente al dólar. La conclusión aparente es que las criptodivisas van a seguir estando presentes en el tiempo por venir, al menos durante 2012. Y el corolario es que cada día que pasa y Bitcoin se afianza como metadivisa (divisa de intercambio), su credibilidad aumenta… lo cual le da un cierto aire de profecía autocumplida en el medio y largo plazo, y podría asegurar su valor. Bitcoin, en ausencia de prohibiciones, no necesita Hawala porque la lleva dentro, al menos mientras Internet no tenga fronteras. Las criptodivisas llevan en su código genético todo lo necesario para convertirse en ese Western Union global, instantáneo y optimizado. Además, al ser a la vez p2p y libre nos entrega una herramienta que, en el largo plazo, difícilmente será objeto de especulación pues no será controlable por un único ente y, al posibilitar transacciones anónimas, previsiblemente será muy usado en mercados negros, pero también en los grises, siendo estos últimos el auténtico ejemplo de que enfocar el mundo como conjunto de países-mercados aislados y aislables atendiendoa criterios geográficos crea y legitima todo tipo de situaciones paralelas.

En 2009 delineábamos sistemas de compra y venta identitarios en La democracia económica y el Bazar, idea que fue finalmente recogida, ampliada y llevada a la práctica por Garum Fundatio en la herramienta del mismo nombre, Bazar, uno de los proyectos libres más prometedores de los últimos tiempos.

Cualquiera puede sumarse a la nueva ola, pero en un mundo globalizado donde cada vez más los mapas (de relaciones, de mercados) no son geográficos sino de un nuevo tipo, serán precisamente este tipo de herramientas libres para comprar y vender por Internet, como Bazar, las que partan con mayor ventaja para abrir, frente a una cerrazón monopolística que dura siglos y responde con autoritarismo cuando la situación se tuerce, la puerta de la libertad y la autonomía. En definitiva, es el software libre, a la vez padrino ideológico y ADN de las criptodivisas, el que tiene en su mano convertirlas en una herramienta extendida y común que sea verdaderamente empoderadora.

Movilidad, sincronización y privacidad

Pedimos al software que utilizamos ahora cosas que no pedíamos al software que usábamos hace unos años. Otras cosas, sin embargo, las pedíamos, las pedimos y las pediremos: necesitamos que el software que usamos sea libre.

De la unión de las exigencias pasadas, presentes y futuras nace la necesidad de tener software libre, preparado para gestionar nuestra movilidad, permitiéndo de forma sencilla la sincronización de nuestros datos. Por eso creo que es ahí donde el software libre tiene su mayor reto para el próximo (los próximos, en realidad) años.

Con los servicios de policía e inteligencia mirando incesantemente a todo lo que facilite el espionaje de los ciudadanos (FBI, CIA), la cuestión que aparece sin resolver es la de la privacidad. Cuando todo queda grabado en alguna parte y la conversación efímera, esa que queda olvidada y sin registrar, es cada vez más infrecuente, subir aún más cosas a la Red, ¿no es contraproducente?

¿Pasa la solución únicamente por evitar a toda costa la sobreexposición? Está claro que hay que pensar bastante qué publicamos en Internet. Pero quizá no sea suficiente.

No hablo siquiera de hacer más amigable tecnologías potentes como GPG, para que ésta sea adoptada masivamente. De entrada, que esto se habilite depende de los mismos que te instalan el software de Carrier IQ en el móvil.

Pero y ¿si, al menos, todo lo que hiciéramos en Internet no estuviera en un silo corporativo de datos sobre el que no tenemos control? Tener una presencia en la Red autónoma, con herramientas autónomas, es clave en el proceso de emancipación y reafirmación propia. Es el primer pasito, tímido, pero firme, a dar en ese proceso. Disponer de herramientas libres que nos faciliten la sincronización sin imponernos costes colaterales es clave.

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