Chrome se vuelve hostil a Greasemonkey

Desde una de las últimas actualizaciones, desplegada esta semana, Google Chrome ya no acepta directamente la instalación de scripts para Greasemonkey desde cualquier página. En UserScripts (el popular almacén de hacks de este tipo) leemos:

In a recent update in Chrome canary and dev channels, Google Chrome can’t install userscripts from sources outside the Google Play Store. If you try to click on «Install» on a userscript.org page, you’ll get the warning «Extensions, apps and user scripts cannot be installed from this web site», and nothing happens.

Google Play Store es el nombre que tiene hoy (nadie sabe cómo la van a llamar mañana) la tienda de software de Google. La excusa es, como siempre, la seguridad:

This change was made to protect users. Off-store extensions have become a popular attack vector for compromising users of larger sites (e.g. Facebook). Since the trend is only getting worse, we’re putting the power back in the user’s hands by allowing them to control where extensions are installed from. By default, the Chrome Webstore is the only source, but users and administrators will be able to add other safe sources as they see fit.

Dos cosas:

  • Parece que esta opción se resiste a ser descubierta por los usuarios, vamos que nadie sabe cómo activar otros sitios. De momento, podemos recurrir a mecanismos molestamente complejos pero que permiten instalar el script. Siguiendo ese proceso, el script se instala (lo he probado), pero es una pena que un navegador que tiene soporte nativo para Greasemonkey abandone ese beneficio en nombre de la carrera de Google por mimetizar a Apple.
  • Porque eso es lo importante: no veo diferencia entre este movimiento y el Gatekeeper de Apple: en nombre de la seguridad del usuario ambos hacen lo mismo, alejar al mismo de todo el software que no pague el peaje de ser incluido en la App Store de turno.

Bueno, con eso último debo estar exagerando. Todo el mundo sabe que Google es mucho más abierto.

The Ballad of Beta-2

The Ballad of Beta-2, de Samuel R. Delany Recupero hoy una de las secciones del blog que menos agitación han sentido recientemente, la de lecturas. Y es que he perdido ritmo comentando los libros que voy leyendo… pero voy a intentar ponerle remedio. Y lo vamos a hacer con una historia de ficción, de ciencia ficción para ser más concretos. Hoy vamos a hablar de The Ballad of Beta-2 de Samuel R. Delany, que terminé de leer hace cosa de un mes.

The Ballad of Beta-2 es una novela breve, de apenas un centenar de páginas, publicada en 1965 como parte junto a otros cuentos y posteriormente reeditada en solitario.

Hasta la fecha no había leído nada de Delany pero éste libro prometía ser divertido. Mínima sinopsis (tranquilos, no hay spoiler): Al ser descubierto un planeta habitable en otro sistema solar, se envían una docena de expediciones para iniciar la colonización, en un viaje cuya duración previsata se elongará durante varios siglos (de forma que los colonos que lleguen al nuevo planeta serán los descendientes de los que partieron). El asunto es que cuando llegan, se encuentran con que allí ya hay otros colonos esperando… y la verdadera sorpresa es que no todas las expediciones llegan a su destino: algunas naves (macroestaciones tipo «estrellas de la muerte versión pacífica») no llegaron y otras llegaron completamente deshabitadas.

Una de las naves que llega deshabitada es la correspondiente a la expedición Beta-2. Qué es lo que sucedió en esas naves que llegaron a su destino deshabitadas es lo que pretende esclarecer la investigadora que protagoniza el libro, que tiene como único punto de partida una misteriosa balada compuesta acerca de la mencionada expedición.

Como digo, es un librito muy breve, pero todo un pequeño clásico de la ciencia ficción que se excusa en el análisis de un texto para ir desgranando una historia que pese a la falta de tiempo para trazar personajes en mayor profundidad consigue enganchar hasta el final. Al menos, es lo que me ha sucedido a mí. Es un librito recomendable, sobre todo porque si no os gusta (a mí sí me me gustó), al menos no habrán perdido demasiado: como dije más arriba, son apenas 100 páginas y se leen en poco tiempo.

En la RiojaParty

Una nota muy breve. Hoy estaremos por la décima primera edición de la RiojaParty hablando de «redes sociales». Será en una mesa en la que se sentarán además JotaRP, blogger, Pablo Hermoso, de Gnoss así como un par de participantes en la Party (un padre y un joven). Si van a estar por ahí, avisen y seguro que algo podemos charlar. El evento, por lo demás, tiene un programa que se pone interesante durante todo el finde con talleres como el de Raspberry Pi o el de Arduino. Bueno, todo eso aparte de lo habitual (y ya de por sí divertido) en una party.

Hipercinismo

«The company stressed that it would not share its vast trove of user data with advertisers and that it would not build user profiles to sell to advertisers. Users can opt out of being tracked by any of the third parties by using the privacy settings on their browsers that manage tracking and cookie data collection. They can also opt-out by going to the “About Ads” page on the Facebook Web site.»

Tanzina Vega, en el New York Times

Como dice Recuenco: «Zuckerberg ha inventado el hipercinismo». Y mira que parecía imposible.

Enseñar a hacer trampas es enseñar

«Teach yourself and your students to cheat. We’ve always been taught to color inside the lines, stick to the rules, and never, ever, cheat. In seeking cyber security, we must drop that mindset.»

James Caroland y Greg Conti, en su estudio «Why you should teach your students to cheat» (PDF)
(via Schneier)

Personalmente, creo que no sólo al enseñar a pensar desde el punto de vista de la seguridad. Hay muchas formas en que las técnicas de aprendizaje más comunes han quedado obsoletas. La respuesta al aprendizaje no puede ser más el dato. Esto es Internet y el dato está en todas partes, así que lo valioso es el razonamiento: la inventiva para encontrar el dato, entenderlo y usarlo.

Hace falta madurez para aceptar ciertos tratos

Recogen en TechCrunch unas declaraciones de Sherry Turkle, del MIT, acerca de la anunciada voluntad de Facebook de cambiar sus normas para permitir el registro de menores de 13 años. Turkle afirma que «no creo que sea buena idea. Los mayores de 13 años ya estamos teniendo un tiempo lo suficientemente duro con algunas de las presiones de Facebook. La agonizante carga de mantener una reputación pública de forma permanente es excesiva para una mente joven». Se estima que casi 8 millones de menores de 13 años están en Facebook, muchos de ellos ayudados por sus padres a saltarse la norma. El problema es de cultura de Red, y ahí gente como Turkle y su «estar sólo para no estar sólo» ejercen un necesario contrapunto a la presión de una Red en tiempo real. Pero la cuestión abierta es otra: Facebook ofrece servicios que pagamos con datos, y el trato encubierta es ofrecer publicidad relevante que sea menos interrupción y más complemento y propuesta personalizada de consumo. Más allá de que como dirían Recuenco o del Fresno, Facebook haya roto su promesa, la cuestión es otra: ¿una sociedad que ultraprotege a los menores hasta el punto de convertirlos en adultos-niño inmaduros, está dispuesta a dejar que niños de 13 años tomen una decisión para la que no están preparados y que podría representar el peor canje jamás realizado? Wow, ¿esquizofrenia? No, desconocimiento. En el curso de inmersión en Internet que ha recibido la mayoría, hubo que limitar mucho el temario. Creo que va siendo hora de dar un par de charlas sobre el tema.

Este blog usa cookies para su funcionamiento.    Más información
Privacidad