El huevo de pascua de la internet de las cosas: las subscripciones

En los viejos tiempos en que aún acudíamos cada día a la oficina (y sabemos que retornaremos pero que no será como antes) era recurrente alguna conversación en torno a las comodidades de eso que ahora se llama casa conectada, que antiguamente se conocía con el nombre algo más técnico de domótica, y que en estas páginas solemos referenciar con cierta sorna como la internet de los cacharros que nadie piensa parchear.

De eso quería hablar, de seguridad… y de gastos post-compra en dispositivos mal llamados inteligentes.

Leía esta tarde acerca de Help Flash IoT. O lo que es lo mismo, la versión conectada a internet de la nueva luz de emergencia que sustituirá próximamente a los clásicos triángulos de señalización de accidentes que tiene que haber en cada coche. Al parecer, este cacharrito es un producto de Vodafone, en Xataka Móvil hablan al respecto. No debería sorprender a nadie: Vodafone vende subscripciones de datos, y está dispuesta a venderte la de tu móvil, la de tu casa, la de tu coche, y las que estés dispuesto a pagar. Y tampoco está mal: que cada cual decida lo que necesita.

Pero no termina aquí, no, va mucho más allá. Se va a llenar todo de servicios que harán uso de esas líneas de datos para tus dispositivos.

La mayoría de dispositivos conectados lo son en el marco de servicios. Piensen en Alexa o Google Nest. En el momento en que se cede el control al fabricante, éste pasa a ser el señor absoluto del comportamiento de ese hardware, cuya oferta comercial pasa a estar sujeta a versioneo: esto es, el clásico modelo en el que cuanto más pagas, más funciones desbloqueas.

Mención especial en párrafo aparte para Mercedes, que ha bloqueado por software el giro de sus coches y para poder beneficiarte de la capacidad total de giro que el coche tiene te exige el pago anual de una de estas subscripciones).

Es ahí donde llegamos al meollo del asunto. Si quieres una casa de verdad conectada, prepárate a pagar subscripciones. De lo contrario, puedes terminar con una serie de dispositivos que no se hablen entre sí, o no del todo bien, ni aún soportando los estándares adecuados. En esa línea escribe Stacey Higginbotham.

El otro tema importante es la seguridad de estos dispositivos. Es más obvio, pero no por ello hay que dejar de mencionarlo, ya que mucha gente aún no ha llegado a pensarlo. Una vez vendido el dispositivo, el fabricante no gana más dinero a menos que haya, ¡lo han adivinado!, una cuota mensual, pequeñita pero firme. Pedirle que dé soporte de seguridad a tus cacharros sin ver un euro extra es ingenuo: no tiene incentivos para ello si no hay más pago futuro. Da igual que se trate de tu contador eléctrico conectado, tu lavadora, o tus bombillas, en ausencia de una subscripción el fabricante no tiene incentivos para dar soporte de seguridad. Otra subscripción. ¿Y si no pagas? Pues entonces eres bienvenido a la internet de las cosas conectadas plagadas de vulnerabilidades sin parchear.

¿Cuántas nuevas subscripciones hemos comentado?

  • Las líneas móviles adicionales.
  • Las de pago por funcionalidades extra.
  • Las de soporte de seguridad.

Bienvenido a la nueva era de la internet de las cosas conectadas a internet en la que te vas a aburrir de pagar cuotas mensuales.

[Y ni siquiera hemos entrado a hablar de privacidad, como pueden ver.]

[La imagen la he sacado de Freepik. Mil veces mejor que Google Images para estas cosas.]

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.
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