El coche (eléctrico) como vehículo de lujo y su impacto en los modelos de urbanismo mayoritarios

Área urbana

The End of Suburbia es un documental sobre cómo el final del petróleo tendrá como una de sus consecuencias el final del desarrollismo urbano en torno a suburbios: áreas de nueva urbanización alejadas del centro de las ciudades en las que el menor valor del suelo sirve para que las familias puedan adquirir casas más grandes.

En su versión castiza estos suburbios no se traducen tanto en casas unifamiliares como en bloques de vivienda estándar en los que el terreno extra que se puede comprar al alejarse del centro de la ciudad se dedica a espacios comunes (piscinas, jardines, pistas de pádel). Lo que vienen siendo los PAUs, proyectos de actuación urbanística, hacia los que cierta parte de la población apunta con mal tino sus cañones.

En la primera parte del documental introducen cómo se ha llegado a este tipo de desarrollo urbanístico y una de las claves está en el desarrollo industrial. Las ciudades se convierten en lugar de oportunidades, pero al precio de ser sucios, estar contaminadas, y tener a su población muy concentrada; actualmente la contaminación ha remitido mucho en el primer mundo, pero la masificación en los centros de las ciudades sigue existiendo.

La reacción social fue casi de forma espontánea desear un regreso a vivir sin apreturas, fuera de las zonas más industrializadas, para poder recuperar parte de esas condiciones de vida entregadas a cambio de mejoras en otros ámbitos, sacrificios hechos todos ellos en el altar del progreso industrial.

Con semejante introducción, ya me quedé viendolo hasta el final, pues en ese momento leía Behemoth, un libro sobre la historia de la fábrica y su influencia en el mundo contemporáneo, y del que ya he hablado en estas páginas al hilo de la mal denominada gran renuncia y del optimismo pacifista actual y donde se describe con detalle la evolución de la ciudad durante el s. XIX y su creciente industrialización.

Volviendo al documental, una de sus principales gracias a estas alturas es que fue rodado hace veinte años y las predicciones en él vertidas se ven de otra forma a estas alturas; principalmente como una sucesión de fallos. En él van haciendo intervenciones casi en bucle, como si de una rueda de castigo se tratase, todo tipo de profetas del apocalipsis: el pico de petróleo va a llegar, à la Fernando Arrabal. Con la salvedad de que predicen el mismo para fechas ya pasadas… sin que hayamos visto mayor impacto; al menos por ahora.

Es necesario tomarse en serio el asunto de la energía, con rigor y con números, no dejándolo en manos de activistas que, como dice Velarde Daoiz, nunca pagan los platos rotos. En Energía, seguridad energética, y cambio climático mencionamos de pasada Energy for Future Presidents y creo que es una buena lectura, sobre cómo afrontar el problema de reducir las emisiones de dióxido de carbono. Si bien estoy seguro de que los datos ya no serán demasiado actuales, conceptualmente todo sigue más o menos vigente.

Regresando momentáneamente a los platos rotos, ahora mismo faltaría saber cuál es el impacto real de la nueva transición a energías verdes en la riqueza general, así como qué otros efectos en el urbanismo actual si la reconversión eléctrica del parque móvil conlleva una disminución de la disponibilidad de vehículos privados para uso familiar. Si no podemos tener coches para movernos fácilmente, las personas querrán volver a vivir cerca del centro de las ciudades.

A día de hoy, no tenemos capacidad minera ni industrial para extraer los metales necesarios (como poco cobre y litio) para reconvertir en vehículos eléctricos el parque móvil actual de forma masiva. Esto no significa que no podamos mejorar nuestra tecnología de minas, pero está por hacerse y la transición eléctrica en regiones como la Unión Europea está fechada para el año 2035. Más aún, esos metales habrá que extraerlos y refinarlos… y está por ver que sea viable hacer eso usando energías renovables; a ver si no vamos a terminar emitiendo aún más gases de efecto invernadero solo que en lugares donde el concienciado votante urbanita no lo vea. Típica filosofía de no en mi jardín.

Como digo, una posibilidad es que en el futuro haya menos coches, que los mismos pasen a ser infrecuentes. Pero ello conllevaría una reconcentración de la población desde los suburbios hacia el centro de las ciudades. Si les parece que vivir en el centro es caro ahora, esperen a que las clases medias con sus buenos salarios entre en la pugna por vivir también en el centro.

[Imagen: Área urbana, hecha con LeonardoAI.]

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.
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