El síntoma y el problema

Europa vs Google

Con el cierre hoy de Google News España, es pertinente plantearse si la ley que desemboca en este cierre es el problema real o no es más que un síntoma de un problema mayor, en gravedad, en envergadura, y en extensión, pues aquejaría a toda Europa.

Bien mirado, se evidencia que la segunda hipótesis, la del síntoma de un problema mayor, es potente. Porque esta ley, como otras similares (menos duras, pero evidentemente similares) ya vigentes en otros estados de la UE, comparte naturaleza con otras reformas legislativas impulsadas a lo ancho de la unión. Sin ir más lejos, la intención de la comisión europea de dividir a Google hay que verla desde la misma óptica.

¿Y cuál es esa óptica? La de haber asumido que Europa es incapaz de competir con las empresas estadounidenses innovando, y que todo el recurso que les queda para actuar es el poder de la regulación legal.

Y ése, amigos, es el gran problema que subyace a todas estas propuestas de ley que parecen diseñadas con los pies.

Bocados de Actualidad (186º)

Ya está con nosotros la ronda centésima octogésima sexta de los Bocados, esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante la semana. En esta ocasión nos acompañan Mastodon, a quienes pudimos ver en concierto por Madrid hace unos días. Os dejo los enlaces.

  • Gonzalo Martín y El País anunciando que la piratería destruye a la música… hace 30 años, al hilo de un comentario de Hans Bricker en La obstinada música que se niega a desaparecer.
  • El caso de Google News da mucho que hablar. En New Yorker relatan España contra Internet y concluyen lo que ya concluíamos en La sociedad de control hace años. La misma ley que impide que bajes una canción (o enlaces a un periódico) te impedirá informarte y comunicarte libremente. Al fin y al cabo, un bit es un bit, y un link es un link. No son diferentes.
  • Schneier y algunas ideas en torno al ataque sufrido por Sony. «Que no podamos saber si ha sido un gobierno o un pequeño grupo de hackers porque sus efectos son indistinguibles debería asustarnos a todos».
  • The Atlantic y por qué los zurdos ganan un 10% menos (una diferencia aún mayor en el caso de mujeres).
  • JaviPas y telebasura bajo demanda.
  • Om Malik y la (nueva) realidad de la robótica.
  • Light Blue Touchpaper y por qué los gestores de contraseñas fallan algunas veces.
  • En Naranja y un clásico de estas fechas: ¿Es la lotería un impuesto para quienes no saben matemáticas?
  • Nature anuncia que ahora sus artículos científicos podrán verse sin pagar. Pasito a pasito hacia el Open Access.
  • Naukas y la gran pandemia digital de 2005. ¿Qué podemos aprender para el mundo real de una pandemia digital sucedida en World of Warcraft?
  • Online & Offline y un tema duro, pero inevitable: he tenido que reportar [a Linkedin] la cuenta de mi amigo, fallecido. La Internet de los muertos, una vez más.

Para ir cerrando, aquí tenemos Halloween, una de las grandes (y cañeras, en un disco que es en general mucho más reposado) canciones del recién salido álbum de Mastodon. No es fácil encontrar una versión en directo que suene decente… ésta no suena mal del todo.

Ahora ya lo saben, sean buenos: Spirits never rise without warning. Esto es todo por ahora. Hay más enlaces en los marcadores de Cartograf (aquí, el feed RSS) y alguna cosa también comparto en Twitter.

Como no perdemos las buenas costumbres, recuerdo que son bienvenidos enlaces e ideas tangenciales en comentarios, o aún mejor en los foros para debatir sin estrecheces de espacio sobre cualquier asunto. Buen domingo :)

Google News, Canon AEDE, y cotas de malla

Google News

«La cota de malla no es muy buena defensa contra una flecha. Ciertamente, no lo es cuando la flecha te está apuntando entre los ojos.»

Terry Pratchett, Lores y damas.

Estos días ha habido mucho revuelo a cuenta de la próxima entrada en vigor de la reforma de la ley de propiedad intelectual, una reforma con varias novedades, la mayor de la cual ha sido cocinada ad hoc para contentar a algunos medios de comunicación imponiendo un impuesto a todo el sector de Internet. El conocido como «Canon AEDE», mal llamado tasa Google.

La falacia, por supuesto, es llamar a ese impuesto «tasa Google». Porque sí, Google en tanto que vaca lechera era un objetivo principal del impuesto a través de su servicio de Google News, pero desde el principio avisó de que llegado el extremo, preferían cerrar su servicio en España antes que pagar, como finalmente va a suceder a partir del día 16. El problema queda para todos los demás, empezando por las cabezas más visibles como Meneame, pero no limitándose a ese sitio web, afectando potencialmente a todos por la decidida ambigüedad del texto aprobado.

La cosa es que ahora mismo no parece claro si alguien va a pagar, y la AEDE anda presionando para impedir que Google cierre su servicio de News como respuesta para evitar el pago del impuesto revolucionario.

Al margen, por supuesto, que Google y los medios AEDE tienen múltiples negocios comunes, y que el cierre de Google News no es tan impactante como parece en tanto que el módulo de resultados en tiempo real permanecerá, redirigiendo tráfico a esos medios. El escenario se parece más a juego de tronos: todos están en la cama con todos, y de fondo hay una lucha por ver quién impone sus condiciones a los demás, con muchos aspectos a tener en cuenta.

Hay algo, sin embargo, en todo esto que no ven los medios que han hecho del amiguismo con el poder su vía de subsistencia. Y es que el problema no está ni en Google, ni en Meneame, ni en los blogs, ni por supuesto en Internet en general: el problema lo tienen dentro, porque son ellos los que están dirigidos por necios amantes de los acuerdos a puerta cerrada (un brindis por los medios como equilibrio frente al poder) y es esa condición la que impide a estas empresas adaptarse para ofrecer mucha de esa información que las personas demandan diariamente y encuentran por otras vías y canales.

No han entendido que una reforma legal que blinda tu modelo de negocio penalizando artificialmente a los demás es una cota de malla, y que la flecha que tanto temen, que no es otra que el hecho de que los lectores satisfagan sus deseos de información acudiendo a otros canales, está apuntando a esas cabezas en las que ya no sabemos cuánto cerebro útil tienen, pero desde luego no puede ser protegido ni por todas las cotas de malla que el Estado sea capaz de forzar.

Ah, y por supuesto, siempre vigente aunque le pasen los años: Por qué dejar de leer el periódico es una necesidad inminente.

Regin, el último malware (conocido) desarrollado por un estado

Las implicaciones de la asociación público-privada en el espionaje masivo a personas quedan una vez más al descubierto con el caso de Regin, ese malware presuntamente desarrollado por el gobierno de Estados Unidos y del que tuvimos constancia sólo hace unos días, mientras todas las grandes compañías de antivirus se apresuran a confirmarnos que llevan años siguiendo y estudiando al bichejo en cuestión.

Compras un antivirus para que te proteja de software malicioso, y el antivirus te protege sólo de algún software malicioso, mientras deja pasar abiertamente y sin tu conocimiento los virus desarrollados por el gobierno.

Por supuesto, entre estas grandes corporaciones y una administración que hace del control el modo de perpetuarse en el poder, las personas somos esa oveja que participa estupefacta junto a dos lobos de esa votación democrática para decidir qué se cena esta noche. Nadie está de tu parte.

Y por cierto, para quienes dicen que España siempre está a la cola de todo. Aquí hay un ranking en el que va a la cabeza junto a otros países sospechosos de haber desarrollado malware conocido, como son Rusia, China, y por supuesto Estados Unidos. Orgullo bananero.

Corrupción, contextos, e hipérboles

Corrupción 2014

El informe de Transparencia internacional es un clásico anual de estas fechas, y ya ha salido publicada la edición de 2014.

El informe recoge bastante bien la corrupción en diferentes partes del mundo, y eso por supuesto incluye a la existente en estas latitudes. La recoge tan bien que inevitablemente, si segmentamos a Unión Europea y Europa Occidental, España sale en la zona de cola, afectada por la corrupción a nivel de sistema. Hay zonas peores en las que estar en UE y Europa Occidental (y ni que decir en europa oriental), pero resulta obvio que estamos lejos de los estándares daneses o suizos.

Si no mirásemos más el informe, podría parecer por tanto que cualquier acción está justificada, que toda revolución (cueste lo que cueste) vale la pena. La realidad es que se puede mejorar y mucho la situación, pero también que hay mucho que perder y que, en consecuencia, no toda acción estará justificada, y no toda revolución (menos aún una revolución cueste lo que cueste) valdrá la pena.

Es fácil hacer un discurso hiperbólico sobre la idea de que se ha tocado fondo y que no hay nada que perder, que la única solución es comenzar de nuevo con un folio en blanco. Sin embargo, el informe permite contrastar con muchas otras partes del mundo. Es ahí donde vemos la panorámica completa: si regionalmente la corrupción es de las peores de europa, en un contexto global la situación es casi envidiable. No hay más que ir a América, donde excepto Uruguay y Chile que salen muy bien paradas (de hecho, por encima de muchos países europeos) encontramos muchos otros estados como Haití o Venezuela que salen peligrosamente mal parados en términos de corrupción sistémica, e incluso yendo a nivel global son de los peor valorados en este informe.

No, por desolador que resulte, no se ha tocado fondo. Y recomiendo no comprar a la ligera el discurso de quien diga que se ha tocado fondo y que las cosas no pueden empeorar. Ya saben, ante todo, sean escépticos ante afirmaciones demasiado simplificadas sobre la realidad.

La obstinada música que se niega a desaparecer

El Juicio Final, Miguel Ángel

Decía Luis Eduardo Aute hace 5 años exactos, el primero de diciembre de 2009:

En cinco años esto desaparece. No habrá ni canciones ni música

El apocalipsis ha llegado. Han pasado cinco años desde la pronunciación de esta profecía. Apaguen sus iPods, y su Spotify, y dejen de oir a ese grupo nuevo en Bandcamp. Destruyan las entradas que ya han impreso para el concierto del próximo finde. Qué deje de sonar el piano de una vez, arranquen las cuerdas de la guitarra (y dejen de encordar la misma al revés si tienen ustedes la manía de ser zurdos).

O, por supuesto, hagan todo eso y mucho más, y con más ahínco. Vayan a The Pirate Bay a por ese disco que les falta, y miren en Last.fm si su artista preferido está de gira (quizá puedan verlo en vivo), y si no es para tanto y sólo es antojo de oir una canción, búsquenla en YouTube y luego sigan haciendo lo que quiera que estuvieran haciendo.

En estos tiempos, pareciera que todo tiene arreglo menos la actitud de ciertos artistas que se empeñan en convencernos de que la cultura se muere y de que la culpa es nuestra y no de sus patrones (y de ellos mismos) que no han sido incapaces de reinventar su propuesta de valor cuando la tecnología ha mejorado a menor coste lo que ellos hacían desde la poltrona con total arbitrariedad (distribuir copias de música grabada).

Por supuesto, afirmar que la música iba a desaparecer nos pareció un atrevimiento innecesario, pero en aras de la justicia decidimos no hacer chistes en el momento, otorgarle el beneficio de la duda, y esperar. Esperar a que pasaran cinco años, a que llegara el primero de diciembre de 2014 y ahí verificar si la música en efecto ha desaparecido, o no.

The time has come.

Afortunadamente, Luis Eduardo, te equivocas. Tú, y todos los que se empeñan en convencernos de que el problema de la propiedad intelectual es un problema de «descargas». No, no es un problema de descargas ni de piratería ni nada de eso. Es un problema de libertades. Y de libertades básicas como son la de informarse, comunicarse, y ganarse la vida libremente. De hecho, jugando con el título de una vieja película, nadie hablará de descargas cuando hayamos muerto.

Afortunadamente, Luis Eduardo, se graba, se distribuye, y se ve más música en directo que nunca, pese a la actitud y la presión de quienes a toda costa quieren ponerle puertas al campo. Y no me apena en absoluto que esta realidad estropee tu discurso.

[Gracias a Gonzalo Martín, que hace ya un par de años me dio la idea para este post.]

[En la imagen, para despistados, un detalle de El juicio final de Miguel Ángel.]

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