Señor presidente, «se equivocó sobre las armas de destrucción masiva. Se equivocó sobre el vínculo entre Irak y Al Qaeda. Nos mintió. Y mi hijo murió por sus mentiras. (…) Amo a mi país. Pero, ¿cuántos más seres queridos tendrán que morir en esta guerra sin sentido?»
(Cindy Sheehan, madre de un soldado muerto en Irak y principal figura actual de los opositores a la guerra)
Lo cierto es que a nadie se le escapa que la intervención militar en Irak ha sido y es, sobre todo, un negocio. Un negocio apoyado en mentiras y en campañas puramente publicitarias con las que justificar esa guerra. Pero negocio al fin y al cabo.
Recordemos que tras el 11-S toda la comunidad internacional apoyó sin fisuras el ataque a Afganistán, que venía siendo refugio de los principales cabecillas de Al-Qaeda.
Pero bien, sigamos recordando, ahora unas cifras nos vendrán bien:
- Última vez que el territorio nacional estadounidense fue atacado militarmente antes del 11 de septiembre de 2001: en 1812
- Número de países que Estados Unidos ha intervenido militarmente desde la II Guerra Mundial: al menos 42.
- Muertes por el ataque del 11-S: 2.749
- Porcentaje de estadounidenses, en noviembre de 2001, preocupados de que ellos o algún familiar suyo sufriera un ataque terrorista: 40%
- Muertes por la intervención estadounidense en Nicaragua en los 80: centenares de miles.
- Cifra oficial de muertos en Chile, solo el 11 de septiembre de 1973: 3 mil.
- Principal proveedor de armas en el mundo: Estados Unidos, que vende 33.5% del total.
- Valor de ventas de armas estadunidenses en 2004: 12.4 mil millones de dólares.
- Niños iraquíes muertos como resultado de las sanciones económicas de EU ( entre los años 90-98): 500 mil.
Sí señor, eso es toda una operación de maquillaje de la verdad. Con esta situación contextual está plenamente justificado el ataque a Irak y, claro, ya que vamos a «Destrozar un pais para luego reconstruirlo a nuestro gusto» qué mejor que encargar las obras de reconstrucción ya no a un amigo, sino encargarnos nosotros mismos de ello., así sí que nos salen las cuentas: ¿Qué cuentas? Supongo que habrá que recordar que la campaña electoral de George W. Bush fue pagada por Enron, Halliburton (de la que Cheney, actual vicepresidente, fue presidente), y Chevron (a la que Condolezza Rice se haya vinculada).

La explicación es un caso enternecedor en el que se nos explica como una persona que compone una canción, una afortunada canción ganadora de un certamen de ámbito nacional, ve editada su canción y de la hilarante liquidación de derechos de autor por ventas, al final resulta que le adeudan 4 céntimos, pero le explican que, claro, como los gastos en sobres y emisión de cheques son bastante más grandes mejor que se pase en persona a recogerlo. Increíble. Pero qué bien tratados están los músicos que no son top ten…
Se supone que hoy se abre al público (abandonando finalmente la Beta, cada vez más de moda)