Sobre Google Wave

Intento, cada vez más, abstraerme de comentar el último hype tecnológico de turno. Por eso en su día no comenté nada sobre Wave.

Aunque espero probarlo (la curiosidad la tiene uno) para ver su verdadero potencial, de momento mi opinión al respecto, plasmada en texto en un comentario en lo de David que creo conveniente ascender a post.

Tan bonito como terrorífico. Me recuerda a un pasaje de El señor de los anillos (pasaje que, por cierto, quedó fatal en la peli) en el que Frodo ofrece el anillo único a Galadriel y ésta le contesta «¿me darías a mí el anillo? ¿para derrocar a Sauron? ¿y en el lugar del señor oscuro pondrías a un ser igualmente poderoso pero bello, al que nadie se resistiría?». Pues igual: si Wave es lo que va a desbancar a los caralibros, malamente vamos, jeje.

Por suerte o por desgracia, soy escéptico sobre el éxito de Wave. En una web en la que Microsoft no se atreve a cambiar la intefaz de Hotmail porque sus usuarios se perderían y no lo entenderían y en la que Google sufre exactamente el mismo fenómeno con la interfaz de YouTube (todas las demás webs de vídeo han superado ya con creces la interfaz de YouTube), el cambio de paradigma que propone Wave es enorme.

Además, eso de ver lo que escribe el otro en tiempo real tiene muy poco de novedad. Eso ya lo hacíamos hace 12-13 años con ICQ, y lo dejamos de hacer por motivos que ahora parecen haber caído en el olvido: traía más malentendidos de los que solucionaba. ¿Por qué iba a ser diferente en 2009 de lo que fue en los 90?

Creo que ese bloqueo que se produce ante la reticencia a adoptar un sistema hipotéticamente superior debido a la comodiad y familiaridad del hipotéticamente inferior ya en uso se llama encasquillamiento, pero esas cosas las explica Juan Urrutia mejor que yo. Yo creo que Wave tiene que luchar contra un encasquillamiento enorme: nada en internet nos es tan familiar como el correo-e y pocas cosas que nos cambien nos hacen ser tan reticentes como cambios en el correo electrónico.

No me culpen por la breve y furtiva explicación que doy en ese comentario; lo escribí rápidamente y sólo después pensé que merecía la pena convertirlo en post.

Neuromante

Por fin me hago hueco para comentar uno de los librines que he leído últimamente: Neuromante, de William Gibson. Supongo que este libro es una deuda pendiente conmigo mismo (como en su día lo fue el Criptonomicón), pues se trata de un clásico de la ciencia ficción que no había leído.

La verdad es que el libro no defrauda, aunque el mundo ya nos es familiar a los que habíamos jugado a Cyberpunk (el juego de rol) y a los que ya habíamos leído otras historias del estilo como Quemando cromo (también de Gibson). Neuromante, al contrario que el compendio de cuentos cortos, no adolece de altibajos ni un nivel irregular: la historia te engancha y lo hace de forma constante, y es breve, con lo que se lee en muy poco tiempo.

Cyberpunk, Juego de rol

A destacar del libro, primer libro verdaderamente cyberpunk, el universo futurista, oscuro como el Blade Runner de Ridley Scott, en el que la inteligencia artificial (ahora que sabemos que los robots no serán hombres de lata se ve aún más creíble) se mezcla con la humanidad y comparte su destino, y en el que la vida en la red y fuera de ella están confundidas hasta el extremo. Siendo ésa la parte más válida del libro, si lo vemos como el cuento escrito en los ochenta que es: la ampliación del mundo en el que vivimos con todo lo que la red, internet, nos trae.

Y es que la red nos trajo infinitas posibilidades y se equivoca el que quiera desinventar la rueda, como también lo hace el que pretenda convencernos de que vivir en red (y seguramente eso implica desarrollar identidades propias más allá de las preestablecidas) no es vivir: vivir aquí (y así) también es vivir.

Y eso es cierto para cosas extraordinarias pero también para el día a día, como nos recordó Alexliam (con su peculiar estilo) hace unos días.

Dicho todo eso, un libro recomendable si te gusta esa ambientación, aunque no me llega a gustar como me gustó Criptonomicón. ¿Qué le vamos a hacer?

Libertades individuales y copyright


[No recuerdo de dónde saqué la foto, pero si alguien me lo dice le pongo crédito.]

Es cuando menos curioso el caso de Rafael Mayoral del que supe hace unos días, gracias a David Bravo.

Rafael Mayoral fue (me pregunto si lo sigue siendo, el verbo en pasado vi en Público) responsable de TodoTorrente.com. Esa página fue objeto de una denuncia, como otras tantas del estilo, que, de nuevo como otras tantas del estilo, acabó sobreseída y sin encontrar al denunciado culpable de nada. Este caso concreto fue sobreseído en noviembre de 2008. Hasta aquí nada nuevo.

Lo nuevo viene cuando hace unas semanas este señor acude al cine, como tanta otra gente, y al salir es detenido por el personal de seguridad del cine que, llamándolo por su nombre y apellidos, le pide que muestre el contenido de su mochila para verificar que no lleva videocámaras y que no ha grabado la película.

Brutal, ¿no creen? ¿quién da al cine información sobre mi persona, mi nombre y apellidos, mi foto? ¿Por qué el cine puede realizar, sin policía ni orden judicial de por medio, seguimiento de personas cualesquiera? Aún no se sabe quién dio al cine el nombre, apellidos y la foto de esa persona, aunque todo hace suponer que salieron de un expediente policial (desconozco si público con objeto de la investigación pasada que ya he mencionado y desconozco hasta qué punto público, caso de serlo).

A mí lo que me llama la atención es que las herramientas de vigilancia del Estado sean usadas con esta promiscuidad para hacer que problemas que para nosotros tienen una importancia menor (por todos los dioses, al 99% de la población se la trae al pairo que la gente se copie una película) sean tratados como un grave problema para la economía nacional (sic, nacional; para más escozor).

Y me preocupa porque hoy han acosado a este hombre por esto, pero mañana podrían molestar a cualquiera de nosotros vaya usted a saber por qué razón infundada/mentira tergiversada. Y me jode, como a cualquiera que respete mínimamente el derecho a vivir y dejar vivir. Es algo sobre lo que hablé largo y tendido en La sociedad de control: las leyes de propiedad intelectual son una fachada para reducir libertades. A estas alturas imagino que cada vez menos gente me cuestionará esa afirmación.

Miedo

Esta viñeta de El roto la vi hace bastante ya en el blog de Rinze, y pese a ser lo que ven (una excusa para un post breve y una viñeta brillante) hasta hoy no me hice tiempo.

Sin duda, el roto acierta en algo: vivimos inmersos en una psicosis insostenible. Desde luego, el miedo está alimentado desde el ámbito político (la política del miedo, a veces de forma ofensivamente clara), así como desde sectores privados (aseguradoras, en general).

Esta inflación de miedo desobedece toda lógica de víctimas y peligros, y supone en sí misma la victoria de los terroristas contra los que, se supone, no están previniendo.

Para ayudar a entender todo esto recomiendo dos libros. Sí, uno es La sociedad de control (¿qué quieren que haga, que no lo recomiende?) y otro, centrado en cómo gestionamos la información sobre el miedo, y no tanto en el papel del poder político, es La ciencia del miedo. Dos lecturas interesantes para evitar tener tanto miedo como los adultos de los que habla esa viñeta.

Bocados de Actualidad (99º)

La sección mutante, otrora fija, del blog está de regreso en este soleado (soleadísimo) domingo de otoño en el que suena Fatima Spar und die Freedom Fries, a quienes voy cogiendo el gusto. Hoy tenemos una ronda más, la nonagésima novena, de enlaces y lecturas interesantes que no tuve tiempo (o ganas, pero esta vez sobre todo faltó tiempo) de comentar y que quizá les hagan de buen provecho.

  • Sergio Hernando y la seguridad de nuestras extensiones de Firefox, al hilo de una (renacida) polémica con .NET de Microsoft. Por cierto, también Sergio manda una profecía sobre el aumento del malware en cajeros.
  • Write-only mode y las orejas electrónicas del gobierno, de las que hablamos cuando comentamos acerca de Sitel.
  • Julen y la abundante presencia policial/militar observada, cada vez más, como algo normal.
  • Security by Default comentó el incidente de seguridad en Hotmail. Parece que la culpa la tuvo un phishing. Como siempre: somos el rival más débil.
  • En Motorpasión cuentan que las multas que los radares de tráfico han cursado y enviado automáticamente, sin derecho a reclamar los puntos perdidos, deberán ser revisadas una a una, como rectificación que garantice nuestro derecho a réplica.
  • La semana pasada mucha gente celebró el día de la hispanidad, en Las Indias debatían sobre la visión integradora que debería incluir a la lusofonía, con la que tanto tenemos en común.
  • ¿Quién vigila al vigilante? y los emiratos árabes realizando la ficha genética de toda su población, local y foránea, así como de turistas. Por nuestro bien, claro; siempre por nuestro bien.
  • Jaap Haitsma y el e-book de Barnges and Noble, que usa Gnome como interfaz gráfica aunque la empresa no lo comenta (y deja pasar el gancho con desarrolladores).
  • Mi mesa cojea y el caso de Carlos Otto-Reuss, periodista despedido por… informar.
  • Fernando Acero y un problema de seguridad en el hash de cifrado de Thunderbird/Enigmail.
  • El control de masas de manifestantes es objeto de innovación por parte del Estado. Guerra Eterna comenta el uso de estridentes sonidos para dispersar manifestantes.
  • Schneier y la ruptura de las claves de cifrado asimétrico de Texas Instrument (512bits). ¿Tiempo para ir migrando a claves bastante más largas?
  • Rinzewind narra cómo las editoriales ignoran sistemáticamente al público y sus correcciones. No puedo estar más de acuerdo con él cuando predice que cuando se vayan al carajo dirán que la culpa es de internet.
  • El último plan para fomentar la innovación en el País Vasco no menciona internet en sus 249 páginas (han leído bien). Lo cuenta Julen, pero lo lamentarán muchos más.
  • Las Indias y el futuro de los robots, más alejados de C3PO y más cercanos a toda clase de creaciones gomosas y adaptables.

Mañana más, sobre los temas de siempre.

El fin de geocities y la memoria de la red (y una poesía)

El próximo 26 de octubre tendrá lugar cierre definitivo de GeoCities.

(Largo silencio de melancolía.)

Hace meses que supimos que cerraría, hace ya muchas semanas que comentamos –de pasada– la mencionada fecha. De los comentarios iniciales al respecto de este cierre, hecho hace aún más tiempo, me quedo con el de Antonio en Error 500.

A mí estas cosas me dan cierta tristeza. No es que uno ansíe ni llore el cierre de un sevicio de hosting propiedad de una macroempresa que goza ya de alternativas muy válidas y, posiblemente, mejor adaptadas a los tiempos que corren. Es que la primera página web que hice (de cuyo nombre no quiero acordarme) se albergó en Geocities. [Sí, tenía gifs y todo, ¿qué pasa?]

Yahoo! dice que no les es rentable, y no tiene uno porqué dudar de ello. Pero la lógica de Yahoo! no nos recompensa a nosotros. Dicho de otra forma: los intereses de Yahoo! no son los míos. Para la internet que a mí me gusta, las viejas páginas de Geocities son un trozo de la biblioteca de Alejandría, llena de viejos manuscritos escritos por ya nadie recuerda quién, pero aún valiosos. (Más valiosos, si cabe, que cuando fueron escritos; y que nadie dude que fueron escritos por personas aunque la mal llamada web 2.0 no se había inventado.) Geocities fue refugio de los exploradores de la primera web. Madrugadores de la red que abrazaron el http y se dieron a levantar templos a todo lo que les resultaba valioso. Páginas webs que llevan años sin actualizar pero cuyo contenido se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia. El cierre de Geocities muestra a la memoria de la red en pleno colapso.

Tal como yo lo veo, Geocities tiene valor no por ser un montón de páginas, sino porque era un testimonio de lo que los exploradores de la web, lo que cancamuseros varios denostan como web 1.0, hicieron tan sólo porque les nacía. Y eso no lo hace ni más valioso ni menos que todo lo que estamos haciendo ahora: lo hace diferente. Y cuando la abundancia rige, cuando las identidades están difuminadas y hemos descubierto que la mayor parte de lo que nos enseñaros de pequeños era mentira, la diversidad lo es todo.

Por cierto que gracias a Jose Antonio Millán (¿alguna vez os he recomendado sus flores de farola?) me entero que Internet Archive ha abierto una campaña especial para preservar la mayor parte de geocities.

Muchos os estaréis preguntando: ¿el cierre de geocities, la memoria de la red y una poesía? ¿dónde carajo está la poesía? Ya viene. Es una poesía a la que llegué hace mucho, cuando Teodoro dejó un comentario en un post de hace ya algún tiempo (Conservadurismo dañino). Aún pueden leerlo en geocities (se ve mejor con IE 4.0 a 800×600, ah qué tiempos) pero pronto ésa no será más que otro héroe muerto otra URL muerta. Por si acaso no está en otra parte, la pongo en este post, como apostilla positiva.

La puerta abierta

Abre de par en par las puertas de tu casa. El mendigo que recorre la calle en demanda de pan, llegará a tu puerta con plena confianza. El niño que pase, volverá su inquieta cabecita y sus azules ojos hacia el interior de tu casa. El sol y la brisa, entrarán iluminando y perfumando todo. Y cada día, un visitante inesperado llegará a tu puerta y se llevará o te dejará algo para engrandecer tu existencia.

Si alguien tuviese sed y marchase fatigado en pos de agua; sin duda, llegaría a la última casa si esta fuese la única que permanece abierta. Los presidios y los manicomios están siempre cerrados. En las casas cerradas, parece que se retiene algo o se niega la entrada a alguien. La felicidad jamás toca la puerta ni llama a grandes voces. Llega donde la esperan y donde hay confianza plena. Entra sin llamar ni saltar tapias; y con mucho sigilo, acaricia los niños y despierta los botones en los rosales.

Si en tu lugar se incuban las sombras; se entumecen los cuerpos y se mustian las rosas porque tu puerta permanece cerrada; entonces, no esperes nada de la vida, ya que el ensueño, la felicidad y el amor, son dones maravillosos que no llaman ni esperan para entrar.

Abre tu puerta, para que todo aquel que la mire sin ir a pedir ni a darte algo, diga siquiera al pasar: ¡Aquí vive la Esperanza!

Rosa Virginia Martínez, extraído de Motivos de la vida (1944).

Dos postdatas:

  1. Eso es poesía aunque sea prosa.
  2. Y sé que últimamente paso menos por aquí: la cosa cambiará en breve, pero estoy atareado con algunas cosas de las que quizá hablemos algún día. Mientras tanto ya saben cuál es el mensaje: rechacen ser aterrorizados, para empezar hagan como les recomienda Rosa Virginia Martínez y abran sus puertas (físicas y/o mentales).

Fotos y populismo

Estos días ha habido polémica con unas fotos entre Obama y Zapatero. No sé de qué se extraña la gente: cuando el ejercicio de la política profesional se ha convertido en una mascarada al más puro estilo facebook/myspace, lo lógico es que la verdadera labor de los políticos sea hacerse fotos. Son los peligros del populismo, ¿alguien pensó que tanta frivolidad en el abrazo de los políticos a la red era inocua?

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