Sriracha, la última salsa de moda no está patentada (por eso está de moda)

Sriracha, de Huy Fong Foods

Leo en el LA Times (via Hacker News) una noticia sobre la Sriracha, que parece ser la última moda en salsas picantes en los iuesei. «With no trademark, Sriracha name is showing up everywhere»:

Sriracha, la ígnea salsa asiática de chiles rojos ha dado el salto desde éxito de culto a sabor del día, aliñando hamburguesas, patatas, caramelos, vodka y hasta lápiz de labios.

Esto puede parecer como una bendición para el hombre que dio nombre a la salsa, excepto por una llamativa omisión: David Tran, un refugiado vientamita que constuyó un imperio de la pimienta desde la nada, jamás registró la marca, abriendo la puerta a que otros desarrollaran su propia salsa y la llamasen Sriracha.

Cuenta cómo mucha gente ve la decisión de Tran como un error, incluidos gerentes de empresas de marketing (obvio, ¿no?). Sin embargo, continúa recabando la opinión de Tran (cuya fábrica ahora ocupa más de 60.000 metros cuadrados). «No veo el error en no registrar la marca, no es una oportunidad perdida».

Y de verdad no está claro que lo sea, si tenemos en cuenta que su propia fábrica ha crecido más de un 25% sólo en estos dos últimos años. Muchos dirán que la tarta era mucho mayor, que ese porcentaje es pequeñísimo junto al aumento del mercado para esta salsa, que seguramente se ha multiplicado por mucho más. La verdadera pregunta, y la que le da la razón a Tran, es: ¿habría existido este boom de sriracha si él hubiera registrado la marca y vedado el mercado para todos los demás? Probablemente no.

Y sentencia: «se me acercan abogados y me dicen «puedo representarte y demandarles [para que no usen el nombre]», y yo les digo «no, dejadles usarlo»».

En octubre del pasado año The Atlantic ya habló de Tran. Quartz lo hizo en 2013.

Todo lo que sea verdad

Puro Verso, Montevideo

«Si puede ser destruido por la verdad, debe serlo.»

Patricia Hodgell, aunque frecuentemente se le atribuye erróneamente a Carl Sagan.

Por otra parte, el título del post es la traducción de «Quæcumque sunt vera», una de esas frases que en latín sirven de mantra a instituciones. En este caso, a la Northwestern University estadounidense. Me parece un lema acertadísimo para una universidad.

Relacionado con la verdad hay en Puro Verso, una librería que frecuentaba deseosamente (era un sitio sencillamente hermoso) durante mis estancias en Montevideo, una vidriera que rezaba que «Veritas filia mendacii est». La verdad es hija de la mentira. Pueden realizar interpretaciones filosóficas en comentarios, si se sienten valientes.

Ubuntu Phone, cuando tu mayor problema es que WhatsApp no saque aplicación para tu sistema

Bq Ubuntu Phone

Estos días anda el patio revolucionado con la aparición del primer teléfono móvil con Ubuntu, ensamblado por Bq (en realidad, una revisión de un modelo de ellos ya existente, especialmente adaptado para este sistema operativo).

En Xataka publican un post sobre el mismo, que me parece algo largo para la información que se va dando sobre el teléfono y el sistema, pero del que me quedo con los varios minutos de vídeo. Seguramente porque permiten ver en movimiento la interfaz.

En un momento dado se dice que por cómo funciona el teléfono y por el estado de las aplicaciones, el teléfono nos permitirá realizar sin problemas la mayoría de las cosas que le pedimos a estos cacharros diariamente. A excepción, eso sí, de usar el servicio de WhatsApp, porque de momento no hay aplicación WhatsApp para Ubuntu Phone. Más abajo Javi Pastor se reafirma: «no encuentro motivos más allá de los sentimentales para recomendar este teléfono». Palabras duras, sin duda.

La esperanza es que Meizu (compañía de la que hace años compré un reproductor de mp3 que me dejó encantado tras años de fiel y fantástico servicio) presente un terminal más ambicioso en el ya próximo MWC, y que en 2016 efectivamente veamos hecha realidad la promesa de Ubuntu Edge (hecha en 2013) de que tu próximo PC sea ese móvil que llevas de un sitio a otro y conectas a cualquier monitor para usar a modo de «desktop».

Eso sería sencillamente maravilloso, aunque de momento tiene más pinta de reto que de logro.

En los foros hay un debate al respecto.

Bocados de Actualidad (188º)

Pasan las semanas y por fin encontramos el hueco para acudir a nuestra cita dominical. Al ritmo de Anja Plaschg, más conocida como Soap and Skin, tenemos con nosotros a la ronda centésima octogésima octava de los Bocados, esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante estas semanas, y que pueden encontrar con antelación en mis enlaces compartidos (aquí, el feed RSS) y en Twitter.

  • «Ángeles, demonios, y fraude fiscal», en Politikon acerca de la corrupción y la tibia respuesta de Podemos contra sus propios casos, que le impiden ser una referencia creíble contra la misma.
  • ¿Y si, después de todo, jugar mucho a videojuegos enseñara a los niños habilidades sociales que no aprenden en otro sitio? Penelope Trunk.
  • Microsoft demuestra en sus «acquihires» la incapacidad que tiene para desarrollar software para movilidad, según Om Malik.
  • El sistema D13 y la involución de la libertad a la hora de publicar cosas tan inocuas como un cómic, con el ejemplo de Makinavaja.
  • Interesante columna en The Guardian de Timothy Garton Ash sobre la nueva ofensiva política-militar rusa.
  • Small Datum y respuestas rápidas para preguntas tontas sobre decisiones tecnológicas: «Las preguntas pueden ser baratas porque la especulación es gratuita. Una respuesta no especulativa es cara porque requiere investigación y experimentos».
  • Un artículo en NY Times sobre un tema del que luego he visto escrito (mucho peor, lo siento) en varios sitios: To Fall in Love with Anyone, Do This.
  • La ciudad viva publica una serie de mitos sobre circulación urbana, aquí desmontan que prohibir los coches sea la solución. Lo que hay que hacer no es prohibir, sino construir los espacios poniendo en el centro primero a personas y luego a ciclistas, en lugar de a los coches; pero sin prohibir.
  • Arnau Fuentes y la guerra del copyright se ha de acabar.
  • Adam Butler y 100 días de software libre.
  • Miles de millones y la cápsula Orión no nos va a llevar a Marte.
  • La Universidad de Paris 8 sustituye en sus planes la enseñanza de Photoshop por Krita, proyecto de software libre.
  • Adrián Perales sobre referencias bibliográficas y su gestión.
  • Una de usabilidad en formularios de login, por Coding Horror.
  • Otra de Om de hace algo más de tiempo, sobre cómo hasta los taxistas sienten la «fiebre del oro» de Sillicon Valley.
  • El blog del gran Fernando Tricas cumplió 13 años, toda una marca.

Aquí os dejo con Sleep, interpretada en directo.

Como no perdemos las buenas costumbres, recuerdo que son bienvenidos enlaces e ideas tangenciales en comentarios, o aún mejor en los foros para debatir sin estrecheces de espacio sobre cualquier asunto. Buen domingo :)

Las empresas investigan, pero no comparten (tanto) sus resultados

Laboratorio láser

En Marginal Revolution leo sobre la caída de publicaciones científicas llevadas a cabo por empresas. El trabajo evalúa datos disponibles de un periodo de casi tres décadas que comprende desde 1980 a 2007.

De los datos parece que este fenómeno no se debe tanto a una disminución del gasto en investigación, sino que parece más bien atribuible a un cambio de hábito: se investiga como siempre pero no se comparten los resultados.

Se comparte parte de los resultados de forma inevitable, eso sí, mediante la solicitud de patentes, que no ha disminuido en ese mismo periodo.

Esto constituye todo un golpe a esos economistas que sin haber investigado jamás en ciencia sostienen el discurso de que la investigación científica ha de ser, sobre todo, llevada a cabo en entornos corporativos. La realidad parece demostrarnos que el cambio de incentivos al cambiar la naturaleza de ese agente investigador tiene un impacto significativamente negativo en cuanto a la investigación que se comparte.

El hecho de hacer pública disposición de los avances obtenidos es la base del desarrollo científico y tecnológico, corazón mismo del método científico. Todo aquello de situarse a hombros de gigantes.

Hay disponible una copia del trabajo en formato PDF.

La infrafinanciación del software libre, en especial el de privacidad, es un gran problema

Que el software libre siempre ha ido corto de fondos es un problema, pero que ese problema es cada día un poco más grave es algo que no debemos dejar de ignorar.

Ayer leía acerca de los problemas económicos de Werner Koch para mantener GPG, software que desarrolló desde el principio y del que a día de hoy sigue siendo máximo responsable del mantenimiento.

Sería mala noticia si fuera algo puntual. Pero no es puntual y eso le da tintes dramáticos a la situación: el año pasado a cuenta de Heartbleed, esa grave vulnerabilidad que afectó a OpenSSL, descubrimos las dificultades que atravesaba ese proyecto para que los dos desarrolladores (sí, solamente dos) que trabajaban en él pudieran dedicarse a ello a tiempo completo.

El software libre es ante todo comunidad, pero es fácil comprender los motivos por los que se busca una profesionalización y una sostenibilidad en el desarrollo de los proyectos. A día de hoy hay muy pocos proyectos libres que alcancen fácilmente ese break even y desde luego apenas ninguno de los proyectos que siendo tremendamente importantes no tienen visibilidad para el público masivo. No todos los proyectos son Firefox, desgraciadamente.

La lista es larga y da para seguir tirando del hilo largo rato, y finalmente alcanzar la conclusión que ahora mismo ya atisbamos: el software libre puede parecer intangible, pero las personas que lo hacen no lo son. Necesitan apoyo técnico y económico. Si OpenSSL es responsable de la seguridad de comunicaciones entre una inmensa cantidad de servidores, GPG juega un papel aun más crucial si cabe en la defensa de nuestra privacidad. Ya sabemos por Snowden que cifrar el correo electrónico realmente funciona, por eso fueron a por Lavabit.

Sé que es poco pero animo a todos a donar unos euros (no hacen falta que sean muchos, es mejor dejar unos poquitos cada vez que sintamos que queremos hacerlo a dejar mucho una única vez) a algún proyecto de software libre que uséis y que queráis seguir usando en el futuro.

Actualización: Facebook y Stripe se comprometen a donar 50.000 dólares anuales a GPG. Calderilla para estas empresas, magia para Koch y quien pueda ayudarle, y magia para nuestro correo electrónico. El post sigue vigente: piensen qué otros proyectos pueden necesitar esos 5 euros de nada, y échenlos al bote.

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