Hace ya varios días cambié (una vez más) la licencia con la que están publicados los contenidos del blog. El cambio se produjo de forma silenciosa y nadie parece haberse percatado, además incide una vez más en un tema que ya hemos tratado en el blog: El problema de las licencias.
¿Cuál es el problema de las licencias? Actualmente hay tantas licencias y tantas posibilidades para publicar nuestro contenido que se nos obliga a perder tiempo pensando en cómo publicar nuestras cosas cuando lo que yo quiero es tener un blog en el que contar historias y expresarme libremente. ¿Es justo que yo tenga que perder tiempo pensando qué licencia es la mejor? Podría perder ese tiempo leyendo libros maravillosos que luego podría comentar, o simplemente tomándome una cerveza. Las dos cosas parecen mejor plan que leer textos legales por obligación.
Y sin embargo aquí estamos, en un blog que deja de estar publicado bajo Creative Commons para estar publicado bajo GNU Free Documentation License. ¿Por qué este cambio? La última vez que cambié de licencia escogí una Creative Commons del tipo «atribución-compartir igual». Permitía todo tipo de usos y lo único que exigía del uso de mis textos es que no se plagiasen y que las obras derivadas permitieran igualmente todos los usos imaginables.
Esa licencia es, bajo mi punto de vista, una licencia libre y fuerte. Libre porque el receptor puede hacer con mi texto lo que quiera, fuerte porque previene de apropiaciones que no permitan que una tercera persona disfrute la libertad que disfrutan los receptores de mi texto. Incluso la FSF y CC anunciaron que existirá compatibilidad legal entre ambas licencias e incluso la Wikipedia será re-licenciada de ahora en adelante bajo esta licencia de «atribución-compartir igual».
Sin embargo, en mi opinión hay una diferencia tan pequeña como importante entre ambos planteamientos: mientras la licencia GNU persigue el ideal de libertad renunciando a todos los derechos (ojo, que el término Copyleft iba acompañado en su primer uso con el epígrafe «renunciados todos los derechos»), Creative Commons persigue otorgar el control a los autores.
Por supuesto, parece evidente que en un ecosistema rico en información y abundante en creadores, la máxima difusión de tu obra te favorece, y el resultado es la creación de un gran repositorio cultural, sin embargo ¿qué sucedería en un sistema menos rico y abundante si el control se les ofreciera a los autores? Que éstos intentarían de nuevo implantar de nuevo un férreo control sobre sus obras y el gran repositorio cultural de libre acceso desaparecería.
Para ir finalizando, hay que recordar que al contrario de lo que Don Hopkins (críado en el marco de los derechos de autor estadounidenses donde todo se puede vender -incluso la autoría real de una obra) decía cuando «renunciaba a todos sus derechos», al utilizar GNU FDL no estoy renunciando a todos los derechos: los derechos morales (la autoría a la cabeza de ellos) no se pueden ceder ni estoy dispuesto a ello. Este blog lo escribo yo y plagiarlo (copiarlo y decir que lo has escrito tú) es, además de feo, ilegal (porque viola mis derechos morales) como lo es utilizar mis textos para el insulto y esas cosas de la ignorancia. Por lo demás, si son capaces de hacer pasta con lo que aquí hay respetando la licencia que preside (aunque sea desde el pie) este blog, siguen teniendo el derecho a hacerlo.
PD. No le he dedicado ni una línea (bueno, ésta) al sin sentido de ver multitud de blogs que afirman defender la cultura libre pero están publicados con licencia CC del tipo «usos no comerciales», es que ya me cansé de hablar de ello.
Actualización: Volví a cambiar la licencia, ahora este blog está Devuelto al dominio público.
