Me van a disculpar que hoy haga un post local, pero es que es éste un tema que me tiene muy sensible: el del uso de las bicicletas como vehículo de transporte urbano.
He hablado de la muy diferente gestión que de las posibilidades que ofrece este transporte hacen ayuntamientos de ciudades tan importantes como Sevilla o Madrid.
También hace un tiempo comenté acerca del plan del ayuntamiento de Málaga de multar a aquellos que circulen en bicicleta por las aceras a una velocidad mayor que el doble de la de un peatón (esto es, a todo el que circule en bicicleta a más de 10 km/h).
Pues bien, hace sólo unos días el pleno del ayuntamiento ha aprobado la mencionada ordenanza de movilidad, que ya se veía venir desde mayo pasado. Lo pude ver en La opinión, gracias Daniel.
Desconozco si hay motivaciones escondidas tras esta ordenanza, pero desde fuera todo lo que se ve es el afán recaudatorio del ayuntamiento. Una ciudad con casi 700.000 habitantes oficiales (y vaya usted a saber cuántas personas viven aquí estando censadas en otra parte) que no dispone de carril bici en ninguna parte de la ciudad* y que ahora podrá multar a sus ciclistas si circulan por las aceras.
La nueva ordenanza contiene otras perlas como que ahora grúas sin agentes de la policía puedan llevarse los coches que estimen mal estacionados; sí, juez y parte (pues las grúas cobran por cada coche que se retira) al cargo de una función que antes mantenía la policía. El lobo cuidando del rebaño.
La gestión del ayuntamiento no puede ser peor desde el punto de vista de la movilidad (fomentando el carril bici se reducirían los atascos, que también puede entenderse como una externalidad del abuso del coche). Pero es que la manía punitiva del ayuntamiento, el arreglarlo todo a base de multas, no puede ser peor desde el punto de vista de hacer de Málaga una ciudad vivible, en la que las personas primen sobre la institución del ayuntamiento y en la que haya algo más que ver que unas playas desvaídas y el polvo negro del puerto.
[Nota al pie, (*): no, me niego a llamar carril bici a esa cosa del paseo marítimo que no me permite ir a ningún sitio útil y tan sólo moverme arriba y abajo del paseo, como si mi vida transcurriera en un ascensor sin destino ni origen.]
