Una cierta diferencia

Van a disculpar ustedes que tome una posición un poco más personal en el post de hoy, es algo que quizá se va a repetir algo más en los próximos días, ya que estoy atravesando una etapa de puro cambio vital y, qué les voy a decir, si no lo cuento yo en mi blog no lo contará nadie.

En alguna ocasión he dejado entrever que andaba cuestionándome el nuevo enfoque que deseaba para mi vida cuando acabase la etapa que, vislumbraba, se acercaba a un final.

Pues bien, esa etapa anterior como estudiante predoctoral tocó a su fin hace algunas semanas con la obtención de un doctorado.

Acabada la aventura anterior, pude por fin afrontar aquello que hacía meses que tenía claro, que me esperaba al otro lado del doctorado y que representó parte del impulso necesario para acabar una tesis que no encontraba la chispa para finalizar. Esta nueva etapa conlleva un gran cambio de ritmo respecto a mi tarea ocupación anterior. En todos los aspectos: pasar de trabajar como investigador en una Universidad pública, a realizar tareas un poco de todo en la Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas; de estar viviendo en Málaga frente al mar a trasladarme a Madrid. ¿Pueden cambiar más cosas en menos tiempo?

Así de breve se enuncia, así de complejo es el cambio. De estar en un trabajo en el que no encontraba la motivación ni me ayudaban a encontrarla en un entorno plagado de pequeñas miserias e intereses personales (desde el funcionario hasta el aspirante, la universidad no genera una alternativa ideológica ni humana), a estar en un proyecto aparentemente más pequeño donde la motivación te llega a todas horas, donde el ambiente diario se rige por la cooperación, el esfuerzo y la cercanía humana de los que comparten contigo ese esfuerzo. Está claro que sí que podían cambiar más cosas en menos tiempo: el entorno diario es, aquí, radicalmente positivo.

Apenas una semana es un periodo demasiado breve para sacar conclusiones, pero de momento estar aquí es tan entusiasmante como prometía. Aunque adaptarse al cambio sea un reto que requerirá un tiempo y un esfuerzo.

Eso no es sencillo y no lo será nunca, porque los retos son retos precisamente porque no son sencillos de lograr. Sin embargo, apenas una semana en este nuevo entorno parecen confirmar que por primera vez en años estoy dedicando los días a algo que realmente me ilusiona hacer, y eso tan sólo puede ser una buena noticia.

Mañana más sobre los temas de siempre (o sobre esto mismo, lo veremos sobre la marcha).

iPad, iTunes, Apple

«iTunes representa una forma demencial de conectar algo tan potente como este dispositivo a los recursos locales. Una pesadilla. Quien sea que pensó esta forma de hacerlo odia a los usuarios. Tiene tanto sentido como cualquier cosa que Microsoft colara nunca a sus clientes.»

Dave Winer, en Scripting hablando sobre el dispositivo filosofal.
(via Pere)

Por cierto, nada de lo que leí sobre el nuevo cacharro de Apple me gustó tanto como el comentario de Cory Doctorow (Porqué no me voy a comprar un iPad (y tú tampoco deberías)) y el de Luis en Intrópicos (Aplicaciones, una lógica nada inocente).

Folclore

«El folclore consiste en ciertas ideas universales que han sido traducidas a una cultura local. Por ejemplo, muchas culturas tienen la imagen del Astuto, así que el Astuto puede considerarse universal, pero aparece de distintas formas, cada una apropiada al ambiente cultural. Los indios del sudoeste americano lo llamaban Coyote, los de la costa del Pacífico lo llamaban Cuervo. Los europeos lo llamaban Reynard de Fox. Los afroamericanos lo llamaban Br’er Rabbit. En la literatura del siglo veinte aparece primero como Bugs Bunny y luego como el Hacker.»

Neal Stephenson, La era del diamante

A estas alturas no voy a ocultar que me gusta Neal Stephenson. Sin embargo, no había leído nada suyo desde su apasionatísimo Criptonomicón. La era del diamante me está gustando, pero no contaré mis impresiones hasta que no la acabe.

Bocados de Actualidad (107º)

Y aquí estamos de nuevo, otro domingo de primavera más, con una pequeña lista de enlaces que no tuvimos tiempo (o ganas) de comentar. La nueva ronda de los Bocados, la centésima séptima, llega acompañada del último disco de Melissa auf der Maur, que realmente estoy quemando estos días. Antes de distraeros más, os dejo con los enlaces.

  • ¿Hay sitio para medios hiperlocales? Luis de Red Somos explica porqué sí.
  • Latoc.info y cómo los EE.UU. plantean usar la legalización de la marihuana como modo de influencia geopolítica.
  • Rinzewind comenta Living stories, un software liberado por Google que facilita el trabajo de hemeroteca y que los periódicos no se han puesto a utilizar.
  • David de Ugarte explica en la pirámide del compromiso porqué muchas campañas con grandes cifras se traducen en resultados de relevancia menor de la esperada a tenor de las cifras.
  • Oracle cierra OpenSolaris, lo cuenta La pastilla roja.
  • Pululante y el reparto de la SGAE. Acojonante.
  • Samuel Parra describe una irregularidad en el sistema de consulta web de puntos del carnet de conducir, aunque la DGT parece no tener prisa por cambiarlo.
  • Miguel Almeida comenta Buck Security para Linux.

Y esto es todo por hoy, mañana más y mejor sobre los temas de siempre.

Rescatando los viejos porqués

Cada vez con más frecuencia veo reflejados en diversos blogs que voy leyendo los temores a que algunas empresas consigan deformar la estructura de la red de una forma tal que su estructura libre, distribuida y, por tanto, resiliente ante los intentos de control se vea dañada.

Hoy mismo leo a Antonio Cambronero afirmar en en Blogpocket que:

«350 millones de usuarios se dieron de alta en Facebook creyendo que sus datos solo se podrían compartir con su grupo de confianza. Sin embargo, el cambio en las políticas de privacidad, siguiendo la máxima de Mark Zuckerberg (“La Edad de la Privacidad ha terminado“), pone en evidencia el conflicto de intereses entre usuarios y administradores de las redes sociales.»

El mismo Antonio, pero en un post en Weblog Magazine (aplicaciones que dan miedo), pone el foco en lo más espinoso del asunto:

«a lo que hay que tener miedo es a una Red centralizada y no neutral»

Está claro que algunas empresas seguirán luchando por imponer una estructura centralizada en la red (desarrollando aplicaciones web que recurren a centralizar nuestra actividad web, que de esta forma pasa de forma casi inevitable por sus servidores). Esto lo harán utilizando su talonario y la infraestructura que con él pueden comprar como ventaja competitiva. Es ahí donde debemos resistir poniendo de nuestra parte.

El viejo mantra que tantas veces hemos repetido en este blog («Toda arquitectura de la información sustenta una estructura de poder») encuentra en los problemas de la internet actual una justificación y respuesta presente. Una red distribuida conlleva un poder mejor repartido. Y no parece sencillo afirmar que uno está en contra de que el poder esté mejor repartido sin que lo tomen por loco o por tirano.

Quizá por esto los viejos porqués acerca del no-uso de ciertos servicios «2.0» siguen estando vigentes. Vale la pena gastar algo más de tiempo teniendo tu propio blog, tu propio fotolog, tu propio mail fuera de los servidores de siempre… y así toda una reducida pero importante lista de aplicaciones web y herramientas que usamos con rutina sin pararnos demasiado a pensar en cómo podríamos hacerlo mejor.

Punset acerca del control de la red

Un buen apunte de Punset.

«Estas ansias de impulsarla [la publicidad y otros servicios en la red] creará en algunos de nosotros la tentación de controlarla. Y hemos intentado controlar primero a las mujeres, luego a los hijos, […], y nos pasa lo mismo con los animales. Yo espero que no nos pase lo mismo con internet.»

Eduard Punset, enseñando a Sinde a pensar en el bien general en menos de 3 minutos.

Desde luego, el tema del control de la red no es algo de lo que no se haya hablado muchísimo en este blog.

So long, and thanks for all the lasers

Marzo de 2010 ha sido el mes en el que menos se ha escrito en este blog (7 posts contando éste) desde el día en que se abrió, allá por 2005. Bueno, eso descontando el mes que tardé en tener internet cuando llegué a Alemania para trabajar allí durante un tiempo. Este mes ha sido diferente porque este mes tenía acceso a la red. Anteriormente, febrero había rebajado ese récord, lo que hace además una combinación de dos meses consecutivos con poca actividad.

Esto ha sido así porque estos últimos meses he estado dando el impulso final a una labor que me ha ocupado durante los últimos años: la realización de una tesis doctoral en química láser, algo de lo que casi nunca he hablado por aquí pero que alguna vez salió a relucir (era más visible con el primigenio tagline de este blog). Una tarea sobre la que al final tengo muchas sensaciones mezcladas pero sobre la que algunas de las más relevantes están vinculadas con la motivación necesaria para llevar a buen cabo las cosas que hacemos desde bien temprano por la mañana y cómo eso va a determinar la cantidad de disfrute que extraigamos de nuestra principal actividad diaria (que no es dormir, sino trabajar).

Ahora que he finalizado eso que me ha ocupado, espero tener más tiempo para bloguear por aquí; si no lo hiciera no será porque no haya cosas que comentar. así que tan sólo denme unos días para ir recuperando el ritmo. Si todo va bien, habrá cosas que contar. No será por falta de ganas de darle a las teclas, así que más pronto que tarde irán apareciendo los posts.

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