Los apologetas de Twitter ¿qué dirán ahora? En las revoluciones norteafricanas de este fin de semana, los gobiernos, como el de Mubarak, se han visto obligados a cerrar el acceso a Internet porque, evidentemente, en bloquear un servicio centralizado cualquiera no residía el quid del problema.
La sorpresa, para Mubarak, es que la desconexión de la Red llega tarde, cuando la deliberación pública ha erosionado las bases de la pirámide, como apunta Bianka en su post, sobre la que reside el poder, que no puede ya sino desequilibrarse y caer. Y lo que emerja de esa caída está por ver.
Y es que el desarrollo de agendas públicas no controladas por el Estado vuelve ciego a este último frente a la evolución de las personas y sus ideas. Evolución y cambios que en el mediterráneo vienen gestándose hace tiempo y cuyo resultado es aún incierto, pero que los gobiernos de Egipto, Túnez y Jordania se empeñaban en no ver. Uno de esos unknown knowns. Cerrar los ojos a la evidencia amparados en la falsa creencia de que cuando abramos los ojos el dragón ya no estará allí.
Y la lección está clara, tiene razón Gonzalo: bloguea, que algo queda.
No resulta sorprendente que líderes políticos de todos los continentes se pongan de acuerdo: de Mubarak, a Chávez y Rubalcaba, la Internet neutra y distribuida, que hace posible que las personas hablen y deliberen sin necesidad de que nadie empuje el mensaje desde lo alto de la pirámide… es el enemigo. Por eso cuando se trata de controlar a la sociedad, todos quieren eliminarla.