Queridísimos Piratas (auto)decapitados

La junta directiva del Partido Pirata elige al nuevo presidente, lo leo en un post de Ballota y al ver el enlace pienso «no me suena de nada este Ultano Peña, pero hay un enlace, será a su blog» y pongo el ratón encima del enlace para ver la URL a la que apunta el mismo mientras termino de leer el post.

Aquí viene la sorpresa, el nuevo presidente del Partido Pirata da como su gran referencia, su «como sé que no me conoces, aquí puedes saber algo más sobre mí» un perfil en Facebook. Period.

Cuando digo un perfil en Facebook lo que quiero decir es que la URL de referencia del chico no es un blog, sino un perfil en Facebook.

El presidente, repito, del Partido Pirata. Ya saben, piratas, rebeldes sin causa, conocen mucho sobre Internet y son activistas, ellos sí te representan (dicen ellos). Ya saben, activismo de Facebook. Es como ser un punkie de postal, como ser guapo de tobillos para abajo. Normal cuando compramos sin dudarlo el discurso acerca de lo mucho que molan ciertos servicios a los mismos a los que ya habíamos comprado el sobrevalorado discurso de WikiLeaks.

Ah, pero bueno… llega el propósito de enmienda. Se presenta, realiza su primera declaración pública… alguien habría pensado que este tipo de ocasiones son un momento perfecto para abrir un blog, pero que como somos formales y nos ha cogido de repente, y en calidad del presidente del partido, usamos la web del mismo. Pero siempre hay alternativas mejores, como presentarse usando un documento compartido en Google Docs. Un documento en el que prácticamente se limita a decir que el Joomla! de la web del Partido Pirata tiene los días contados. Llamativo cuando menos, y eso que no soy fan de ese (por otra parte, popular) CMS.

En fin, que les deseo lo mejor y todo eso pero, vamos, que éste, y no otro, es el estado de las cosas. De camino, un gran momento para oir a Dearly Beheaded. Ya saben: Be pirate, beheaded.

Y, ¿si fuera WebOS?

WebOS

En los últimos meses HP fue noticia en varias ocasiones, todas ellas en negativo. Del intento (retroceso incluido) de deshacerse con prisas de su división de portátiles (siendo el mayor fabricante del mundo) a la bajada de brazos en el tema de móviles y tablets).

Es una continuación de este último aspecto el que comentamos hoy. HP anunció ayer su decisión de liberar WebOS, su sistema operativo para móviles, entregándolo a la comunidad de software libre. La decisión llegan dentro del plazo de dos semanas que dieron hace tan sólo 9 días.

Faltan detalles clave que pueden marcar la diferencia, como que el sistema se licencie bajo GPL o bajo alguna licencia blanda. Pero HP ha anunciado su voluntad de oir a la comunidad, lo cual nos abre una ventana de esperanza a que salgamos mejor parados que con Android o MeeGo.

Y falta nos hace, porque lo cierto es que Android y su sistema de licencias hacen posible situaciones indeseables como la reciente con Carrier IQ. En todo caso, nada de euforia. El reto se presenta, aunque WebOS fuera licenciado bajo GPL como un gran reto.

Dicho esto, permitámonos un punto de esperanza. Nunca he usado este sistema operativo, pero sobre él leí siempre en positivo, y ahora podría convertirse en la referencia libre para móviles y, por encima de Android, en el sistema operativo para seres humanos… móviles.

Las fotos de Mark Zuckerberg y la consciencia de la sobreexposición

Podemos aprender algunas cosas de analizar el fallo de ayer en Facebook. El mismo sirvió para filtrar las fotos privadas de Mark Zuckerberg (les recomiendo que las ojeen antes de terminar el post, pues no hay peligro –no son escatológicas, no son comprometedoras).

Y ésa es precisamente la lección que deberían aprender el 99% de los usuarios de Facebook que aún no la entendieron: Mark Zuckerberg usa los filtros de acceso en sus fotos, pero el principal filtro de acceso no está en el software que gestiona Facebook, sino en su cabeza. No se sobreexpone.

Si han seguido mi recomendación y han ojeado las fotos que enlacé antes habrán visto escenas domésticas: «yo haciendo sushi», «yo con mi perrito», «yo con amigos». No habrán visto nada comprometedor, nada vergonzante. No hay ni una sola foto que, dado el caso de que ésta se filtre, suponga una humillación pública ni un dilema moral para nadie.

Efectivamente, no importa bajo cuantos filtros ni candados lógicos protejas una foto, si la subiste a Internet la foto es pública. Mark Zuckerberg lo sabe y creo que yerran el tiro quienes afirman que estas fotos ponen en evidencia al creador de Facebook. Si sólo tuviéramos esas fotos para juzgarlo, sería imposible negar que se trata de una persona modelo.

Otra cosa es que lo que ponen en evidencia estas fotos sea otra cosa: que él es plenamente consciente de los riesgos que implica su plataforma, que es consciente de que la gran catástrofe de la privacidad llegará antes o después, y se prepara para ello mientras a sus usuarios los mantiene sumidos en la confusión nada inocente de unas gestiones complejas por diseño en una herramienta diseñada para eso.

El Chernobil de la privacidad

¿Hay dos nociones más antagónicas que privacidad y Facebook? Podemos bromear diciendo que hablar de propiedad intelectual es un oxímoron, pero ¿qué decir de las opciones de privacidad en Facebook?

Facebook y el filo de la navaja
[Ilustración: Antonio Cerón.]

Lo más nuevo es el bug que ha permitido que tus fotos privadas sean vistas por cualquiera (Threat Level). Ya han dado marcha atrás pero cada día se juega una ruleta rusa.

Lo de hoy ha sido un fallo pequeño, pero nos sirve de recordatorio: en algún momento sufriremos algo así como un Chernobil de la privacidad (como creo que lo definió Antonello alguna vez), una crisis sin precedentes y de gran importancia. No ha sido ese fallo de ayer, ni siquiera ha sido el escándalo de Carrier IQ, pero si se diera en estos momentos, hay dos factores que se considerarían agravantes en contra de los servicios centralizadores tipo Facebook:

  • Están diseñados para la sobreexposición: el diseño de las herramientas no es nunca inocente y Facebook está diseñado para que te sobreexpongas, para que publiques en Internet incluso aquello que todos intentarían ocultar. Cuando haya una emergencia, la reflexión sobre el diseño de la herramienta será inevitable.
  • El desprecio a la privacidad. No es ya que los usuarios sean (en palabras de Zuckerberg) unos jodidos imbéciles, es que el lío monumental con la configuración de los permisos de acceso y la privacidad está ahí precisamente porque Facebook quiere que sea así. ¿O acaso alguien cree que Facebook no puede pagar un estudio de experiencia de usuario?

Mientras tanto, la progresiva concentración de la Red en unos pocos nodos convierten a cualquier posible fallo en los mismos en una bomba de relojería: cualquier problema de privacidad en estos servicios tiene una magnitud potencialmente gigantesca, cualquier problema moderadamente serio puede convertirse en el Chernobil de la privacidad. ¿Qué haremos cuando llegue? Mejor aún, ¿por qué no hacemos algo para evitarlo, usando servicios no centralizadores?

Transparencia y gestión de crisis en la Red

Mientras la Red siga siendo neutra, publicar información en ella será más sencillo que impedir ese acto. Mientras podamos expresarnos de forma más o menos sencilla, con frecuencia nos sobrevendrán crisis que podrán afectar más o menos a nuestra marca, sea ésta personal o corporativa. Así, la duda no es si recibiremos críticas (las recibiremos con seguridad), sino cómo gestionarlas. La verdadera cuestión no es cómo impedir que estas crisis burbujeen, sino cómo gestionarlas cuando aparezcan para que no estallen manchándolo todo. En los últimos días tenemos ejemplos de lo que se debe y lo que no se debe hacer a este respecto.

En el lado equivocado tenemos a Carrier IQ, una empresa dedicada al desarrollo de software de vigilancia para teléfonos móviles. Su software ha sido instalado en cientos de millones de dispositivos sin avisar a sus usuarios y cuando éstos han descubierto su existencia (y el alcance de la vigilancia a la que están siendo sometidos), la respuesta de la empresa fue negarlo todo, denunciar al desarrollador que lo descubrió todo y culpar a los demás intentando desviar la atención. Hizo falta que la Electronic Frontier Foundation intercediera respaldando al mismo para que Carrier IQ admitiese su culpa. El caso constituye el mayor incidente de privacidad del año y prácticamente todos los operadores y fabricantes implicados han anunciado que dejarán de usar el software de esta empresa (aunque esto no implique que vayan a dejar de vigilar a los usuarios).

En el otro lado, tenemos una empresa mucho más modesta, aunque también grande. El Economista es uno de los diarios de economía más leídos en la península ibérica. Como todos los diarios de corte tradicional, recibe con frecuencia críticas por las formas con las que publican las noticias. A diferencia de la mayoría de diarios similares, en El Economista ni se hacen los sordos ni intentan ocultar lo que hacen. Todo lo contrario, se presentan en los blogs donde reciben críticas y enmiendan sus errores.

Como podemos ver, estamos en los dos extremos de gestión de una crisis. En un mundo conectado, el conocimiento que nos rodea es siempre mayor que el conocimiento que poseemos. La reputación en la Red es el clásico sistema de evolución discontinua, con cambios dramáticos que encumbran o hunden nuestra imagen de forma bastante impredecible.

Muchos perciben esto como una debilidad. Todo lo contrario, esta situación nos da la ocasión de aprender de nuestro entorno y mejorar, demostrando a todos que hemos entendido cómo funciona la Red y que estamos en el mismo lado: en el lado del futuro y la gestión transparente, sin asimetrías informativas. El concepto de teléfono rojo, ese último recurso para solucionar una crisis antes de que estalle la guerra, vive ahora en nuestro teclado, pero hemos de poseer la voluntad de usarlo. La transparencia paga siempre, pero más aún en la Red, donde valemos tanto como los valores que tenemos y demostramos.

Bocados de Actualidad (139º)

Primer domingo de diciembre y aquí estamos una semana más con los Bocados de actualidad, esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante la semana. En esta ocasión nos acompañan The Smashing Pumpkins, a quienes estaremos viendo esta semana en concierto.

Aunque servidor esperará momentos como Siva, Cherub Rock o Disarm, no deja de pensar que lo más probable es que lo más antiguo que toquen sea algo parecido al Adore… que tampoco estará nada mal. Así que aquí os dejo con Ava Adore:

Ley Sinde: la única solución es el dominio público. Una obra (libre) en cuatro actos

Dicen que los peces olvidan lo sucedido en apenas unos segundos, seguro que esto les impide obtener un conocimiento a largo plazo que les permita evolucionar socialmente. ¿Haremos como los peces y olvidaremos lo aprendido durante estos quince años? No podemos permitírnoslo y la solución a las guerras del copyright está ahí a la vista: es el dominio público.

Logotipo del Movimiento por la devolución

Acto Primero: Se levanta el telón y…

Hoy todo el mundo habla de la Ley Sinde y de las descargas, parece que hay un nuevo manifiesto (hacía por lo menos 3 semanas que no veía uno) y todo.

Me parece fantástico que se proteste contra una ley verdaderamente dañina, pero la reflexión que comparto es otra: ¿por qué te empeñas en licenciar bajo Creative Commons? Sí, ahora dirás que no es tu caso: ¡felicidades si es así, porque tú has entendido algo!

El 70% de las obras licenciadas bajo Creative Commons no son libres, y el otro 30% son libres pero hacen un flaco favor al mundo: promocionan el sistema que arraiga socialmente el problema al que supuestamente queremos dar solución cuando liberamos nuestas obras. ¿Por qué?

Acto segundo: las obras no libres.

En lo más oscuro de su intimidad, hay ahí afuera una mayoría que desea vivir de la renta. Esto es, trabajar hoy y comer el resto de la vida. Por eso les gusta que le redistribuyas, porque eso equivale a publi gratis. Pero de ganar dinero sin pagarme royalties ni hablamos. 70%. Ésa es la verdadera magnitud de la tragedia que ha representado Creative Commons. Creative Commons burló y humilló a nuestra revolución. ¿Por qué?

Creative Commons atomizó a la turba que protestaba, divide y vencerás (como en privacidad).

Acto tercero: Creative Commons y el mal que hace (incluso cuando licenciamos obras libres usando su modalidad)

Al interiorizar que los derechos son míos, mi tesssshoro, una parte de personas comenzó a pensar en lo bueno que sería estar al otro lado de los derechos patrimoniales, cobrando sin trabajar. En breve, hay quien a esa hora en la que se apagan las luces, sueña ser Ramoncín.

La ley Sinde se aprobará, casi con seguridad, hoy, y será una mala noticia. Pero es la mala noticia inevitable. No se puede ir contra el Estado, te aplasta. Si La sociedad de control recogía el legado de una década, ¿qué ha pasado desde 2008? Más de lo mismo.

Y desde luego, un público ensimismado con Creative Commons, engreído de la propiedad inalienable de sus propios derechos, no va a ser quien frene la apisonadora. Licenciar tu obra libre usando Creative Commons y no FDL o Dominio público alimenta la confusión que ya te tiene bastante arrinconado. Te animo a publicar obras libres, y ni siquiera te pido que te agarres a la devolución al dominio público. Usa tu opción preferida, pero ¡no olvides que Creative Commons agrava el problema, no lo minimiza!

Acto cuarto y desenlace: la solución es el dominio público

Decía Andrés Lomeña en este blog hace casi 3 años:

«No creo que la lucha deba hacerse «contra» las leyes, sino «a favor» de la creación de contenidos libres.»

Y terminaba preguntándose si «¿estará nuestra generación a la altura?», frase que le tomé prestada para una posterior reflexión ya en 2010:

No se trata de decir qué mala es la SGAE [las ponencias para el concurso de obviedades en la segunda planta, pasillo derecha, al fondo]. Se trata de hacerle el bypass a las entidades de gestión (del ámbito que sean): se trata de construir la alternativa. Lo que toca es publicar música sin copyright, devolver nuestros libros y nuestros textos al dominio público, crear un procomún libre sobre el que nadie pueda arrogarse privilegios exclusivos que devengan expolio cultural y monetario

Me doy cuenta que la solución hoy es la misma que hace dos años, y que no hemos avanzado mucho. Os animo a leer el post del año pasado y reflexionar al respecto: la única salida es más dominio público. No se puede luchar contra el Estado ni sus leyes. Pero las obras en dominio público no están sujetas a restricción de copia y aún con una ley tan nefasta como la ley Sinde podrán seguir circulando.

Todo lo que no sea eso, no sirve de nada. Aquí el nuevo grito de guerra para la sociedad digital: Dominio público y remix, seedearemos.

Actualización (un rato después, antes de almorzar): Me cuenta Luis con la segunda Murphys en la mano que la ley de marras no ha sido aprobada. Esto nos da algo de tregua, pero no se despisten, la única solución a medio plazo (la reforma llegará antes o después) continúa siendo el dominio público.

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