Coworking, crisis y la mutación del mercado inmobiliario

Proliferan por todos los rincones de nuestras ciudades un nuevo tipo de locales: son los espacios de co-working, término en inglés para definir lo que no es otra cosa que una oficina compartida, generalmente en alquiler muy fragmentado que podemos arrendar por espacios de tiempo tan cortos como una sesión de trabajo. El mensaje oficial es que somos la hostia, que la crisis está sacando lo mejor del entorno, animando a las personas a emprender y efectivamente formando hornadas de emprendedores que comienzan su plan de dominación mundial en estas oficinas compartidas.

La realidad, estimo, es diferente y se observa una correlación: cuanto más se profundiza el parón económico más espacios de co-working hay. Recordemos que en estas latitudes el agujero económico se debe principalmente a un fogoso mercado inmobiliario en el que todos (incluidos esos firmantes que ahora dicen no tener responsabilidad) se sintieron capaces de coger la ola y hacer piruetas, por alta que ésta viniera.

Con el paro por las nubes y una economía sumergida que amenaza desprenderse de su despectivo apellido a causa de toda redundancia, ¿tiene sentido hacer esa correlación entre espacios de coworking-y la promoción y el apoyo de todo tipo de espíritu emprendedor? Posiblemente no.

Aquí una hipótesis: cuanto más se profundiza en la crisis y menos empresas y autónomos están dispuestos (o tienen los medios) para pagar el alquiler de una oficina completa, más propietarios de inmobiliario deciden que una solución es alquilar «porciones de oficina». Así, quienes no podían pagar una oficina (que dé espacio, pongamos, para 4 trabajadores) podrían convertirse en nuestro cliente, pues ya no ha de pagar más que un asiento donde antes necesitaba alquilar un espacio para cuatro personas y, en buena lógica, pagarás menos dinero, aunque en ningún caso vas a pagar ese 25% proporcional (ya sabemos que cuando compramos al por mayor, sacamos mejores precios).

No niego que el movimiento pueda tener sentido desde el punto de vista de la escasez de medios económicos para costearse un verdadero espacio de trabajo, pero contemplemos la panorámica tal y como se nos muestra: los espacios de coworking son una mutación del mercado inmobiliario, que se las ingenia para alquilar sus inmuebles vacíos buscando una rentabilidad mayor de la que conseguirían alquilando el inmueble completo a un único cliente, aún suponiendo que hubiera (y no la hay…) demanda de inmuebles completos, aunque sean pequeños despachos para 3-4 personas.

La próxima vez que alguien te diga que «los espacios de co-working son cool porque conoces gente como tú» dale esta explicación, o pásale este enlace, o dile que lo que necesitas son clientes, no personas que tampoco saben cómo van a llegar a fin de mes, pero que alimentar con publicidad positiva al mismo mercado inmobiliario de siempre (vestido de cordero, una vez más) no parece saludable.

Apple patenta el rectángulo con esquinas redondeadas

No, no es broma: Apple ha conseguido que le concedan una patente para dispositivos portátiles de forma rectangular con las esquinas redondeadas (Ars via JL Chulilla). De los detentores de la patente de cosas con forma de filo de hacha, ahora nos llega la patente estúpida del día para «el diseño ornamental de un dispositivo portátil, tal y como se muestra y describe». Lo que se muestra y describe en el texto de la patente es una especie de trazo en línea fina de lo que podría ser un iPad… o cualquier otra cosa. Porque para qué engañarnos, hasta la bandejas de la cantina y las tablas de cocina son dispositivos portátiles rectanculares con las esquinas redondeadas. Me da que han concedido una patente tan amplia que su aplicabilidad es nula, e pur si muove…

Ahora Apple, 368 para VirnetX

Esto es un no parar: hace un rato se supo que Apple ha sido condenada a pagar 368 millones de dólares a VirnetX, por infringir unas patentes para VPN. Microsoft ya pagó 200 millones a la misma empresa, en 2010. VirnetX tiene demandas puesta contra todo bicho viviente, incluyendo Cisco y Siemens y la misma Apple, en otro Estado de los Estados Unidos. VirnetX anunció 36.000 dólares de beneficio en royalties durante el primer semestre; ahora le cae 100 veces esa cifra en virtud de una decisión judicial. Y suma y sigue. No puedo alegrarme porque cuando todos estos hayan pasado por caja, alguien se encargará de demandar a cualquier pobre desarrollador que liberó un software para VPN bajo GPL. Nadie está a salvo.

Las patentes de software no admiten pragmatismo

Defendemos quienes apostamos por producir modelos productivos alternativos y libres, capaces de otorgar a cada persona la capacidad de emprender, innovar y generar riqueza sin miedo a litigios inesperados la completa eliminación de las patentes de software.

La Free Software Foundation ha sido todo este tiempo un bastión para quienes defendemos este mundo más libre en el que una persona que desee trabajar en una idea pueda hacerlo sin miedo a ver cómo una demanda envía su trabajo a la basura.

Sin embargo, dice Richard Stallman (presidente de la anteriormente mencionada FSF) en Wired que «Let’s Limit the Effect of Software Patents, Since We Can’t Eliminate Them». Es un giro radical en la postura tradicional de la FSF y muchos otros defensores de un software sin patentes y es que del rechazo a la totalidad se pasa a proponer una alternativa al actual modelo de patentes.

Richard Stallman
[Foto: Richard Stallman.]

La nueva alternativa de Stallman

Su solución es técnicamente elegante, pero peca de cándida. La industria del software no ha movido un milímetro su posición en este tema y la solución que plantea ahora Stallman está pensada para funcionar incluso con la actual inmovilidad, demostrando una cintura que sus detractores le niegan, obviando que una de las grandes lecciones que nos lega su figura es precisamente la de la búsqueda incesante de la compatibilidad.

La candidez viene de pensar que la industria se va a quedar quieta mientras le extiendes a sus pies una modificación legal que les permite seguir patentando ideas… cuya aplicación no podrán frenar con las patentes que seguirían pagando. Stallman aboga ahora por considerar el software como elemento estratégico de nuestra sociedad, al nivel de la medicina quirúrgica, defendiendo a quien use la herramienta o desarrolle otras parecidas. Esto es un acierto de su propuesta: el software es un elemento estratégico de una sociedad que tiene su cotidianeidad y su gestión completamente digitalizadas.

Parece buena idea, pero…

Parece buena idea, pero su visión, pragmática por una vez y muy sorprendente viniendo de uno de los mayores filósofos (sí, he dicho filósofo) del último medio siglo, se relaciona con algo que comentamos cuando analizamos la iniciativa Innovator’s Patent Agreement de Twitter.

Esta percepción de las patentes como inevitables, amparada por la dificultad de eliminarlas, algo que requiere enfrentarse a monopolios concedidos y empresas que han construido su viabilidad sobre esos modelos avalados por los Estados, nos recuerda que lo peor está por venir. La mera acumulación de patentes concedidas, cuyo carácter es asombrosamente amplio y vago, tan sólo empeorará si abandonamos la posición de enmienda a la totalidad y comenzamos a percibirlas como una suerte de obra cultural, a la que podemos aplicar algo parecido a una licencia Creative Patents, como propone la IPA promovida por Twitter.

No son aceptables

No es aceptable pensar que se puede hacer un buen uso de estas patentes. Ya lo hemos comprobado con las otrora patentes «defensivas» de Yahoo! o Google. La más leve amenaza despierta al troll interior que llevamos dentro, en términos de Jarold Lanier, como ha sucedido a esas empresas que en su día se cargaron de defensivas intenciones, o a la decadente Vringo. No hay patente de software buena, ni buena intención que la merezca. Y renunciar a este rechazo total para promover pequeños parches tan sólo asegura un crescendo de amenazas, litigios y restricciones que nos dejará sordos y estancados como sociedad, justo cuando lo que se necesitan son alternativas capaces de promover innovaciones disruptivas.

El esperpento de las patentes: Vringo vs Google

El sistema de propiedad intelectual (en general) y de patentes de software (en particular) hace aguas y nos regala, aparte de momentos de mayúscula incomprensión, fotografías absolutamente obscenas. Es el caso de Vringo, una empresa estadounidense que se dedica a vender «politonos» animados, un negocio que como ustedes pueden imaginar está en horas peor que bajas. Sus gestores tuvieron una idea genial: en 2011 compraron dos patentes de la difunta Lycos e inmediatamente demandaron a Google y a otras empresas que se dedican a la publicidad en Internet. Ahora han ganado un juicio que obligará a los demandados a indemnizar con 30 millones de dólares al demandante, frente a los 3.2 millones de dólares que pagaron por ellas (información hecha pública durante la vista) . Así como lo leen: empresa en decadencia compra patentes a empresa en quiebra y obtiene 27 millones de euros dólares de beneficio en un año… y los que vendrán. Dicen que el mercado de patentes incentiva la innovación, en ese sentido funciona justo al revés. Yo más bien veo en este caso un ejemplo evidente de incentivo de la especulación. Especular con el valor de unas patentes que no he desarrollado y cuya utilidad real me importa bastante poco. Pero es el tipo de momentos insultantes que genera un sistema de propiedad intelectual que cada día se demuestra más inútil.

Sobre la bancarización de las pequeñas cosas, en Cartograf

Publiqué hace unos días un artículo en Cartograf titulado «La bancarización de las pequeñas compras». Un análisis de la escena de micropagos, atestada de compañías tecnológicas que quieren ser bancos, y las implicaciones de los movimientos en este frente para el usuario de a pie y el pequeño comercio, mirando a la privacidad de unos y a la autonomía de otros. Y claro, este post es para recomendar la lectura de dicho artículo.

Quien controla los datos controla el futuro

Gracias a Bruce Schneier descubro un divertido (y asombroso) trabajo de The Juice Media, se trata de un episodio de su «Rap News» dedicado a la vigilancia y a la privacidad y que contiene un montón de perlas y recoge todos los topicazos de siempre («si no tienes nada que esconder no tienes nada que temer», «nadie está en contra de más seguridad, ¿no?» y otros greatest hits de temporadas pasadas).

Sin embargo lo que más me ha llamado la atención en estos tiempos en que todos te insisten con «la nube» es la revisión de la vieja cita de Orwell convertida hace ya mucho en aforismo («quien controla el presente controla el pasado, quien controla el pasado controla el futuro») para adaptarlo a los tiempos:

«Quien controla Internet controla los datos,
quien controlas los datos controla el futuro»

So true.

Os dejo con el vídeo, son 6 minutos de lo más divertido, ni el mismísimo Eminem, oiga.

Aunque se entiende bastante bien curioseando por su web vi que tenían PDFs con las letras, así que aquí tenéis enlazado las letras del vídeo de arriba.

*** Bola extra: el episodio 16 nos muestra a un Obama que también revisita a los clásicos: «I have a drone». Oops, aunque recordemos que no todo está perdido: los drones son un recordatorio de que el hackerismo pueden mejorar el mundo.

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