Enlaces, malditos enlaces, y gestión del conocimiento

Si tenemos algo como una red, es porque hay personas que buscan y desean conectar con otras personas. La Red es el agregado de esas conexiones entre personas. Si hablamos de la web, estas conexiones se materializan en los enlaces, ¡ah, los viejos hiperenlaces!, y en la facilidad para recorrer el camino, a veces convertido en aventura, que el enlace propone y cuyo final sólo conocemos cuando, llegados a nuestro destino, descubrimos qué sorpresa nos esperaba allí. Haciendo click en nuevos enlaces abrimos nuevos caminos, nuevas puertas de conocimiento cuyo aprovechamiento y utilización sólo depende de nosotros. Y es que los hiperenlaces desempeñan en la red una función muy similar a la que los enlaces químicos juegan en las moléculas de las que estamos compuestos: nos permiten relacionarnos con lo que nos rodea y nos permiten ser lo que somos.

Los enlaces han existido desde siempre, para permitir al más atento reconstruir un mensaje más amplio, de mayor calado. Quizá los referentes más antiguos que preservan la idea de un enlace como lo entendemos ahora sea la enciclopedia tal como la concibieron Diderot y d’Alembert, en plena ilustración y como una pieza clave de su proyecto ilustrado. Esa enciclopedia, con sus referencias cruzadas tenía un fin (saltarse la censura de la monarquía absolutista reinante en Francia a mediados del s. XVIII) y una virtud (lograrlo de forma efectiva).

Han pasado más de dos siglos. Podemos hacerlo mucho mejor que ellos. Sabemos hacerlo mucho mejor y la web es una demostración de ello. Porque la enciclopedia verdaderamente valiosa a día de hoy no es la Wikipedia, aunque ésta sea útil. Hay muchas enciclopedias posibles, todas viven en la Red, tan sólo están esperando que las descubras, que las construyas y que sigas el camino que te abren.

No pocas leyes se ciernen sobre Internet y amenazan con revivir el tipo de necesidades que animó a los ilustrados, pero afrontar la situación desde un enfoque similar sería limitante. A pesar de eso, la mayoría de las veces el recurso al enlace es algo natural. Estamos rodeados de cantidades enormes de información, no poseemos todo el conocimiento (de hecho, el conjunto de personas que nos rodean saben mucho más que nosotros, incluso para el caso de grandes organizaciones). Por supuesto, en ocasiones tenemos la respuesta y ser autorreferente es necesario, está justificado y pone en valor nuestro propio trabajo y conocimiento. Pero no podemos ceder ante la tentación de no incluir enlaces hacia afuera, como si nuestros lectores fueran más tontos que nosotros y fueran a quedar atrapados en nuestro discurso que, al carecer de inputs externos es, además, empobrecedor.

Esto es Internet: hay sobreabundancia de información, y no podemos impedir el acceso a las fuentes. Podemos, eso sí, convertirnos en una guía, un apoyo. Todos necesitamos métodos para aprender mejor de la información con la que nos cruzamos. Ya hemos hablado del rol que las pedias desempeñan en todo esto. Pero, ¿acaso no es igualmente valioso crear un huequito en el que soltar esos enlaces que queremos recomendar?

La personalización tiene demonios, pero también tiene destellos de abundancia, de interacción a escala real: la recomendación de contenidos por parte de las personas en las que depositamos nuestra confianza es uno de estos detalles donde se vislumbra que la red es esa maraña de conexiones entre personas.

El discurso imperante nos dice que el mejor sitio para compartir enlaces y contenidos es una mezcla de plataformas externas, desde Twitter a Google Plus. El colmo llega con la tabletización y la appificación: lo que antes se hacía en la web, de forma abierta, interconectable, ahora se hace en aplicaciones que en su mayoría son un mero canal cerrado ideado para ser un jardín vallado que mantenga cautivos a los usuarios-consumidores. Obviamente, este sistema tiene más éxito en los sistemas y dispositivos ideados como dispositivo de consumo de información. Como daño adicional, un sistema de reglas tan estrictas limita la experimentación, pone trabas al muy necesario espíritu innovador del hacker. En preservar la capacidad de libre experimentación y desarrollo que tenemos ahora en la red el gran reto de los años por venir. Hay quien esgrime motivos para ser optimista sobre la appificación y el futuro de la web.

Una de esas señales de que hay motivos para ese optimismo es eso que ahora definen como «nueva tendencia»: los link logs o registros de enlaces. Hubo una época en la que creímos que del.icio.us nos enamoró. Pero era centralizado, privativo y su lógica (acogimiento a estándares, enfoque abundante, completísima API mantenida estable) no estuvo presente en las herramientas web que llegaron después. La web 2.0 no estuvo a la altura de la promesa de su propio hype.

Para innovar a menudo basta con saber reciclar. Frente al discurso que nos anima a compartir usando servicios que no controlamos, apostamos por compartir y recomendar contenidos desde nuestro propio espacio, sin darle fuerza y alas a la bestia de la centralización de Internet y el cloud computing. Ejemplos no faltan a uno y otro lado del Atlántico: Dave Winer, Iván Vilata o JotaRP. Yo mismo tengo en mi blog personal un pequeño widget donde muestro los últimos enlaces que he compartido.

Y es de eso que quería hablar en este post. En Cartograf tenemos claro que éste es el momento de eso que Julen Iturbe denomina empresa abierta. Tenemos vocación de generar conocimiento libre, y de hacerlo de forma transparente. Por eso hicimos una Pedia en la que ir estructurando ideas. Y por eso hablamos en público de algo que ya lleva un tiempo funcionando y cuya existencia algunas personas ya habían notado: para las ideas a medio cocinar anunciamos nuestros Marcadores.

¿Qué puedes esperar encontrar ahí? Pues punteros a reflexiones, ideas, proyectos y, en general, cualquier cosa que encontremos en nuestras abundantes lecturas diarias, que normalmente almacenamos para nosotros mismos pero que en ocasiones abrimos también a las personas que nos siguen. ¿Sobre qué temas? Seguramente te interesarán esos enlaces si tienes un interés en los temas que tratamos en nuestros blogs, tanto ésta bitácora como nuestras bitácoras personales.

Está claro que la gestión y compartición de enlaces no es gestión de conocimiento per se. Pero una adecuada gestión de la información es crucial para su posterior aprovechamiento y es, sin duda, uno de esos ladrillitos con los que construimos nuevo conocimiento. Por eso hay que acometerla desde el principio y tratarlo como algo estratégico, que no podemos delegar en servicios externos.

¿A contracorriente? No, no lo creo. Hay muchas corrientes, no todas van en la misma dirección y no todas tendrán las mismas consecuencias. Recuperar el control de la propia actividad en la Red es la corriente y esto no es sino otro pequeño pasito en la dirección correcta.

Marcadores de Cartograf tiene varios feeds que quizá querrían seguir:

[Este post fue publicado originalmente en el blog de Cartograf.]

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.
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