Interfaz de usuario (UI) no es experiencia de usuario (UX)

Uno de los tópicos de moda en todo lo que tiene que ver con el desarrollo de soluciones tecnológicas (sean web o no) es que cualquier empresa se te presenta diciendo que «somos expertos en UX». Donde UX se refiere a User eXperience, o experiencia de usuario. Es algo que con frecuencia nos dicen así, usando directamente ese pseudoacrónimo inglés. Lo usan sobre todo con cierta frivolidad quienes se dedican al diseño web, y en ocasiones quienes se dedican al diseño de interfaces de software en general. Sin embargo, no es correcto que un buen diseño de interacción y una buena experiencia de usuario sean sinónimos. Y en consecuencia, ¿cómo podemos fiarnos de quienes ni siquiera definen su trabajo con exactitud?

¡UX, UX, UX! El hype del momento

User-experience es el palabro de moda desde que se descubrió que el cliente no tenía ni idea de lo que significaba tal cosa y ante la sorpresa y el buen sonido de la expresión estaría casi siempre dispuesto a pagar más. Al fin y al cabo, no promete un diseño sin más, sino que promete evitar que el usuario se pierda, mimarlo hasta el límite a través del cuidado de la interf… Oh no, otra vez no. Ya basta.

Por supuesto, en la mayoría de casos es el mismo diseño de antes, pero vendido con nueva jerga. Una nueva ofensiva en la carrera armamentística de la venta de proyectos relacionados con Internet en la cual (como siempre) el vendedor ataca primero y sobre el cliente recae la responsabilidad (por el bien de su empresa y de su proyecto) de aprender cuanto antes a no dejarse engañar por cualquiera que le prometa «una cuidada experiencia de usuario».

Interfaz de usuario (UI) no es experiencia de usuario (UX)

Una obviedad, pero da una medida de lo desacertado que es prometer «experiencia de usuario» cuando no vas a abarcar ninguno de los procesos de la empresa, más allá de la interacción a través de una herramienta (típicamente, una web).

Imaginemos que nuestro cliente tiene un comercio electrónico. Una empresa desarrolla su tienda usando tecnologías libres (idealmente Magento si tienes una tienda bastante grande; Prestashop o Drupal Kickstart para tiendas de tamaño medio). Ya sabemos lo complicado que es mantener un sitio de comercio electrónico con la gran competencia que hay para vender en Internet.

El diseñador hace lo mejor de su trabajo y consigue una interfaz limpia, en la que el usuario no sólo no se pierde sino que una vez deriva hacia los procesos de conversión clave (típicamente, el carrito de la compra) no encuentra distracciones ni fallos. Y sin embargo, la experiencia de tu usuario va más allá de la web: ¿cuánto tarda en recibir el envío? ¿cómo es la atención telefónica en caso de problemas? En definitiva, cómo de bueno es el servicio en sí que el usuario acaba de contratar, más allá de que la compra sea fácil porque has hecho un buen trabajo a nivel de diseño. De hecho, aún sin salir del trabajo con la interfaz se puede hacer una cantidad de trabajo, pero la mayoría de veces que nos hablan de UX se han obviado dichas labores, y se han focalizado únicamente en diseño de interfaz y diseño visual. Eso está muy, muy lejos de ser un trabajo de UX; siquiera de cubrir los aspectos de la UX que se pueden y se deben cubrir a nivel de interacción con el usuario, como es la usabilidad básica.

Un ejemplo paradigmático es GoDaddy, el popular registrador de dominios es ampliamente odiado por el público en general: apoyaron leyes como SOPA y el panel de administración para usuarios es atroz. Pero como indicaba Chris Coyler hace unos días: si cambias la configuración de un dominio tuyo en GoDaddy, la propagación de esos cambios es rapidísima. Y tú no vas a su web a disfrutar de la interfaz, sino a cambiar una configuración para un dominio. La interfaz de usuario puede ser atroz, pero la experiencia de usuario es muy buena, de hecho mejor que en otros sitios con mejor interfaz que luego tardan casi dos días en propagar tus nuevas DNS, por poner un ejemplo.

Si tengo una empresa, con clientes que de hecho pagan por mis productos y mis servicios, y alguien intenta convencerme de que la experiencia de usuario se define por mi web, cuando yo soy perfectamente consciente de que cosas como el retraso en el envío, la calidad de la atención que reciben via telefónica, y por supuesto la calidad del producto comprado determinan que ese cliente quede satisfecho, tendré que pensar que esa persona no me está contando las cosas tal y como son. En el mejor de los casos, su cortedad de miras me resultará molesta.

Conclusiones

Estamos de acuerdo en que se puede cuidar la interfaz y proveer mejoras en la experiencia de usuario. Y que, de hecho, «no hay una segunda oportunidad para el amor a primera vista», y que ese amor a primera vista lo tenemos que lograr con nuestra interfaz de usuario. Pero cuidar un diseño no te convierte en experto en experiencia de usuario. De hecho, cuidar un diseño ni siquiera te convierte en un experto en interacción hombre-máquina. Y eso sin entrar a considerar que la mayoría de diseños que se publicitan como «hechos por expertos en UX» de hecho son bastante flojos en este aspecto. Como decía más arriba, detrás de esta denominación se esconde generalmente la palabrería de quienes buscan (y por desgracia encuentran) la forma de cobrar más, mucho más, por lo mismo de siempre; en ocasiones, por algo de peor calidad que lo de siempre.

[Imagen: Nicolas DEMANGE.]

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Ahora la recuperamos de la mano de Knews, un plugin para WordPress que sin ofrecer toda la artillería y las opciones que sí ofrece el más potente y completo MailPress (del que hemos hablado otras veces) es suficientemente ligero como para que me haya decantado por él.

Y poco más, desde la barra lateral pueden suscribirse y comenzar a recibir los nuevos posts directamente en su correo electrónico, si así lo prefieren.

Bocados de Actualidad (176º)

Domingo lluvioso. Un día mejor que otro para compartir una nueva hornada de los Bocados, esos enlaces y noticias que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante la semana. La entrega centésima septuagésima sexta llega acompañada de un clásico de la década pasada, el disco debut de los galos Phoenix. En fin, ahí van los enlaces.

  • Identificada una nueva forma de botulismo, pero el paper en el que se describe la investigación oculta la secuencia de ADN. Según sus autores es para evitar exploits (al estilo de lo que se hace en investigación de seguridad informática) hasta que haya un antídoto. ¿Seguridad o censura? Debate en The Scientist, en Slashdot lo comentan también.
  • La pastilla roja comenta las impresiones de un encuentro de inversores ángel españoles acerca del panorama de startup.
  • Microsiervos comparte un estudio que analiza patrones de actividad de cuentas de twitter y permite ver diferencias de comportamiento entre cuentas personales, corporativas, y corporativas gestionadas por un equipo.
  • Nueve detalles de usabilidad al publicar un blog, por Bianka Hajdu. También nos dio unas claves para hacer buen uso del correo electrónico, en Con tu negocio.
  • Delia Rodríguez y su experiencia usando un «teléfono tonto». Cuando no tenemos disciplina (y casi ninguno la tenemos), es una solución para descansar de Internet y de la tiranía del «tiempo real».
  • Marc Vidal y los suministradores de cloroformo.
  • Manel Guerra al hilo del cierre gubernamental en EE.UU. reflexiona en términos muy parecidos a los que tratamos en su día en La memoria de la red.
  • Y sobre este cierre y reapertura, vale la pena leer el comentario en Obamaworld.
  • En bici por Madrid dice que tras una década en vigor, es hora de analizar los resultados de la obligatoriedad del casco ciclista en carretera; sobre todo antes de hacerlo obligatorio aún en más sitios. Ciertamente: no parece que haya tenido impacto ni reducido accidentes ni desgracias.
  • Isoosi y un comentario sobre los últimos cambios de Google a su algoritmo de resultados de búsqueda. ¿El final del posicionamiento en base a la «larga cola de keywords»?

Por cerrar, os dejo con Too Young, un clásico de Phoenix que se hizo muy conocido al ser incluido en la banda sonora de Lost in Translation.

Esto es todo por ahora. Hay más enlaces en los marcadores de Cartograf (aquí, el feed RSS) y alguna cosa también comparto en Twitter.

Como de costumbre, enlaces o idea tangenciales son bienvenenidos en comentarios, y además están los foros de la comunidad para debatir mucho mejor que en cualquier «timeline». Buen domingo :)

Panopticlick, identificar usuarios sin cookies

EFF

Hace unas semanas publiqué un artículo sobre cookies y «fingerprinting» de nuestra navegación por Internet. En él hablaba sobre la obsolescencia de la ley de Cookies en estos términos:

Nadie parece pensar en que llega muy tarde, demasiado tarde. Y en que, quizá, estas leyes siempre van a llegar demasiado tarde, inherentemente tarde. Para cuando la administración consensúa y redacta una ley acerca de una tecnología, la misma parece ya superada por los márgenes con tecnologías nuevas de las que la administración no sabe nada y que tardará años en contemplar en sus leyes. No es sólo cosa de la UE, en Estados Unidos se anuncia una demanda contra varias empresas a cuenta de las cookies indelebles.

Para cuando se siente precedente al respecto y la ley comience a ser útil, y la resolución de conflictos ágil, todos estarán usando «fingerprinting» para identificar a los usuarios, cotilleando decenas de parámetros en la configuración personalizada del software de ese usuario

Unos días después publiqué en Cartograf un artículo más extenso sobre la ley de cookies y aquí hablé de teatro de privacidad.

EFF

Hoy quería hacer hincapié en este teatro de privacidad. Panopticlick es una web de la EFF que podemos visitar para ver si nuestra huella dactilar digital (la materia prima para ese fingerprinting del que hablábamos más arriba) coincide con la de algún otro usuario. El resultado no es absoluto (hay muchos usuarios que no han visitado esa web y cuyas huellas no podemos contrastar), pero sí significativo. En este momento más de tres millones y medio de personas han pasado por esa web y se podría identificar unívocamente a mi navegador (esto es, a mí) sin cookie ni registro alguno. Únicamente basándonos en las características de mi navegador, que no coinciden con ninguna otra de las personas que han pasado por esa página.

Your browser fingerprint appears to be unique among the 3,512,133 tested so far.

Currently, we estimate that your browser has a fingerprint that conveys at least 21.74 bits of identifying information.

Peter Eckersley publica un pequeño white paper acerca del carácter único de los navegadores y la identificación de los mismos.

En un momento en que Google ya tiene operativos sistemas de analítica y seguimiento de usuarios que no requieren cookies, y como mencionábamos al hablar de fingerprinting y la ley de cookies, hay que detenerse a pensar si tanta molestia como causa y va a causar dicha norma no sólo carece de sentido sino que es profundamente contraproducente por la falsa sensación de privacidad que puede generarnos.

El problema con el azar

Dilbert, números aleatorios

Mientras escribía el post anterior recordé que nunca había puesto por aquí la que probablemente sea mi viñeta preferida de Dilbert. Ciertamente, es una que solía adornar mi escritorio de trabajo tanto en la Universidad de Málaga como en la ETH Zürich.

Dilbert, números aleatorios

Ronda de contabilidad

– Aquí tenemos nuestro generador de números aleatorios.
– NUEVE NUEVE NUEVE NUEVE NUEVE NUEVE NUEVE …
– ¿Estás seguro de que es aleatorio?
– Bueno, es el problema con el azar. Nunca puedes estar seguro.

Ea, a pastar.

Ayn Random

Ayn Random

Mucho tiempo sin dejar un chiste de Xkcd, éste es bueno:

Ayn Random

– This Ayn Random number generator you wrote claims to be fair, but the output is biased towards certain numbers.
– Well, maybe those number are just intrinsically better!

No se me ocurre una traducción rápida del chiste que no conlleve el sacrificio del juego de palabras entre aleatorio (Random) y el apellido de Ayn Rand con el cambio de idioma, así que lo dejo tal cual.

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