Si tienen los ojos abiertos y están atentos al giro mediático del gobierno, en forma de creciente preocupación por la calidad del aire que respiramos y el consumo de petróleo, ya habrán entendido que se nos viene encima una campaña de subvenciones para comprar coches eléctricos. En otras palabras, y si los signos no nos están engañando, el próximo plan renove estará enfocado a comprar coches eléctricos.
La matraca comenzó hace unas semanas a cuenta de la polución del aire en las ciudades, dándole caña a otros grupos políticos y vendiéndolo todo como un problema de salud pública. A día de hoy siguen dando caña desde los medios afines.
En el momento nos resultó sospechoso por una sencilla razón: con la tasa de paro disparada (hacia el infinito y más allá) la cantidad de personas que coge su coche diariamente y se empotra en un atasco es muy inferior a la que lo cogía hace unos años. Es innegable que la calidad del humo era mucho peor en 2007.
Y sin embargo ahí están los hechos: Nissan (cuyo vehículo eléctrico estrella se venderá en España a partir de septiembre) y Renault alcanzan acuerdos con la justa de Castilla y León, el gobierno de Euskadi anuncia una red de electrolineras. Todo ello unido al plan del gobierno central que desde 2010 destina cientos de millones de euros a subvencionar la compra de coches eléctricos e híbridos. Está por ver los nuevos pasos que el Estado dé en firme en esta dirección, pero todo apunta a que algo se está cociendo.
Y en esas llega la reducción, anunciada por Rubalcaba como «transitoria» pero indefinida, como todas las medidas represivas, de la velocidad máxima en autopistas y autovías hasta los 110km/h. Como la prohibición de líquidos a bordo de aviones, vigente temporalmente desde 2006, sin visos de desaparecer, como la prohibición de beber en la calle y los estados de alarma a precio de saldo)
Las excusas son variadas pero incluyen el precio del petróleo, no se habló de emisiones. Y claro, vuelven a salir tantas dudas como cuando hablamos de la calidad del aire: el petróleo ha estado más caro en el pasado, cómo se mide la eficiencia del consumo (éste es menor a menor velocidad, seguro que a 70km/h se consume menos que a 110). Me gusta el enfoque que RinzeWind da en su blog.
Lo que yo veo es una limitación artificial de las posibilidades técnicas de millones de vehículos en plena campaña gubernamental a favor del coche eléctrico, un tipo de vehículos que tiene muy limitada su velocidad, porque si pasamos de 90-100km/h la batería se nos agotará sin remedio antes de lo que no prometió el fabricante (que ya es bastante poco comparado contra sus análogos bebedores de petróleo). Imagino que lo siguiente será decir que el coche eléctrico te da las mismas prestaciones que uno de combustible fósil. Lo que está claro es que te dará las mismas escasas prestaciones que el gobierno te permitirá aprovechar, lo demás está prohibido.
En esa línea me resulta curioso que lo más relevante que se comente pendule en torno al carnet por puntos, otra norma coercitiva aprobada en los últimos años. A este paso, pronto habrá que agradecerles lo majos que son al no apretar aún más. Total, sólo meten una prohibición por semana; Turkmenbashi estaría indignado.