Sobre éxito, éxito comercial y otras excusas para el expolio cultural

Hace tiempo que quiero comentar acerca de uno de los mayores problemas sociales que afrontamos actualmente: La equiparación que el sistema de mercado ha hecho de lo que se define como éxito comercial, económico, empresarial o financiero para equipararlo al éxito sin más. Es un problema grave que afecta a muchos ámbitos de la vida: desde luego al modo en que el estado gasta nuestros impuestos, pero también afecta al modelo de cultura libre/software libre, y si me apuran nos condiciona cuando elegimos un trabajo (inevitablemente).

¿Qué sucede cuándo el único éxito que concebimos en nuestra cabeza es aquel que reporta inmediatamente beneficios o resultados económicos? Sucede que, bajo esa premisa, todo lo que no sea un éxito comercial, económico, empresarial o financiero no es un éxito en absoluto. Más aún, se convierte en fracaso todo lo que no se ajuste a esas condiciones: inversiones perdidas, dinero mal invertido, grifos abiertos que hay que cerrar.

Un ejemplo práctico de este asunto. Estos días pasados fueron varias las voces que se han alzado contra el desmantelamiento que está sufriendo RTVE en aras de una supuesta mayor independencia respecto del gobierno (El Confidencial y Creative Minds). En el silencio que la sociedad española mantiene pese al deterioro diario del servicio que RTVE presta (programas cada vez más vulgares; corazón a raudales; realitys; un canal 24h de noticias que es un maldito muerto viviente; y no olvidemos que incluso Documentos TV ha tirado de documentales ajenos -de otras radiotelevisiones públicas de Europa- esta temporada) la idea expresada anteriormente (la de equiparación de éxito con éxito económico) juega un papel esencial, siendo la que realiza el trabajo duro (conseguir que aceptemos como normal lo que no lo es en absoluto).

Ese es el más grande problema. Y nace precisamente de equiparar conceptualmente éxito económico/empresarial/financiero con éxito, ignorando que hay éxitos que no rinden beneficios económicos, sino de otra forma. Y como ya digo, todo lo que no es rentable en euros es un fracaso, es inmediatamente un problema, un despilfarro, un grifo abierto que hay que cerrar o, más concretamente, una empresa pública que hay que liquidar. Esa es la idea tras la reducción presupuestaria de RTVE (incluído el desmantelamiento rapaz de Radio 3).

Pero el problema que yo veo es que eso está muy mal enfocado. Como ciudadano sabemos (o ) que parte de nuestros impuestos se gastarán (ojo, se gastarán, no se invertirán, o al menos no en el sentido estricto de poner dinero para recoger más dinero) en RTVE, RNE, sanidad y otros servicios públicos que contribuyen de alguna forma a que todos tengamos igual acceso a cosas básicas como son la información, la cultura, la educación o la sanidad, sin importar cuánto podríamos pagar por ello. Cultura y educación para todos a cuenta del estado, solidaridad pública, es la base de las revoluciones sociales que recorrieron Europa desde finales del s. XVIII. La base de la modernidad social se reduce a una frase: Igualdad y cohesión entre estratos sociales diferentes.

A mí me parece justo y que siempre haya sido así. Por eso me entristece que RTVE recorte personal porque no da beneficios y que para conseguir estos beneficios nos martilleen con una televisión pública de calidad lamentable. ¿Y el beneficio de social de tener una ciudadanía informada? ¿dónde queda eso? ¿cómo se mide? ¿Por qué no tiene RTVE un equivalente a la BBC o la CNN? La televisión pública tiene una función más allá de ser una herramienta que genere ingresos; la televisión pública no debe ser una máquina de hacer dinero, sino un sistema de información y de apoyo a la extensión de la cultura entre un pueblo. RTVE tiene un valor más allá de que sus cifras se tiñan de rojo cada año.

Pero mientras yo escribo esto el expolio continúa: Bibliotecas de pago, copyright (y canon) hasta en la sopa, un sistema educativo cada vez más flojo, la universidad cada vez más cara (¿todavía no lo notaron? En diez años -tope- hablamos) y televisión pública inexistente. La exclusión de la cultura cada vez más patente. Sir Joseph Banks se salió con la suya, al final de todo.

Ya lo dijeron Héroes (Búnbury, letrista excepcional): «Los placeres de la pobreza han vencido a mi burlada revolución». Perdonen que el post me ha quedado largo…

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

2 comentarios

  1. Llevas toda la razón, el problema es que nadie está dispuesto a cuestionar el sistema de libre mercado como algo que a veces falla. Nadie se quiere parar a pensar que en aras del crecimiento económico, estamos dejando atrás oportunidades de crecer de otras formas. Es más, se usan aberraciones lingüísticas como la expresión «consumir cultura»… ¡Como si la cultura fuese un bien más que se compra, se usa y se gasta!

    Estas son las consecuencias de que que tienen poder (~= dinero) sean hijos de puta malintencionados o ignorantes ansiosos por obtener «éxitos». Menos mal que hay gente que ve las cosas como son, ya empezaba a pensar que era yo el rarito.

    1. Bueno, esto no significa que no seamos raritos los que pensamos así. En realidad no significa nada porque el concepto de raro y de normal viene impuesto mediante voto universal. Si 4 personas dicen que el 5º es raro… poco podrá hacer por demostrar que tiene razón. Porque el resto dirá «qué raro es este tío». Eso sí, a mí parece más lógico lo segundo. Es como las tonterías del fin y el camino. El dinero no debería ser un fin, sino una herramienta para un fin. Si puedes lograr un fin sin una herramienta (entiéndase que se puedan hacer las cosas bien y lograr que todo sea mejor sin la necesidad de ser aburridamente rico), si puedes conseguir un pais más culto y mejor, ¿qué más da que un proyecto en concreto no sea rentable? Está consiguiendo su fin: un pais mejor.

      Construir carreteras no da dinero en sí mismo, pero nadie se plantea que no haya que construirlas… pues esto es igual.

      El problema es que la gente se lo toma muy a pecho, como si les fuera la vida… y la gente son curritos como tú y yo…

Los comentarios están cerrados.

Este blog usa cookies para su funcionamiento.    Más información
Privacidad