Voto electrónico «sí o sí» en Francia

Esta semana santa estuve de paseo por Europa. Más concretamente fui a parar a tierras francesas donde, como podemos ver en las noticias, andan inmersos en la campaña electoral por las presidenciales. Más allá de lo poco (sobre algunos sé algo más) que conozco de los candidatos y de lo que yo pueda pensar de ellos (que me reservaré para otra ocasión) me sorprendió desagradablemente el avance de la adopción del voto electrónico en el pais vecino, donde en numerosas localidades (más de 80) no existe alternativa de voto a este sistema, otras lo han adoptado en coexistencia con los métodos tradicionales. [Permiso concedido para agarrarse fuertemente a su asiento].

Eso significa que en numerosas localidades no hay urnas ni papeletas. Sólo pantallas táctiles. Y el problema no es que la población que tenga que votar incluya, cómo no, a personas mayores que están en su mayoría poco o nada familiarizadas con la tecnología, aunque ese problema sea enorme por más que se empeñen en «hacerlo fácil». Si mi abuelo tuviera que votar pulsando botones en una pantalla tendría serios problemas, se lo pusieran todo con flechitas y colores y alto contraste para su pobre visión de jubilado. El problema es que el voto electrónico no respeta algunos requisitos básicos en unas elecciones democráticas.

De hecho, el problema es que vulnera muchos principios básicos de la democracia, entre los principales:

  • Fiabilidad: Entendiéndola en términos de seguridad. En unas elecciones con voto electrónico no estamos seguros de que el resultado final es el resultado real. Está aceptado que recontar millones de papeletas puede guiar a ligeros errores, a resultados levemente distintos si se repiten los recuentos… Parece normal. Eso no tiene nada que ver con el hecho de que una máquina de voto electrónico pueda ser manipulada sin que esta manipulación sea siquiera observada por los «vigilantes». No obstante,las máquinas iVotronic elegidas para la ocasión tienen una insegura conexión Wireless.
  • Software no libre: El no disponer del código fuente de los programas que gestionan la votación es un asalto directo a la democracia. Si no sabemos cómo funciona el programa, cómo anota los resultados, los suma, ajusta y almacena, ¿cómo podemos saber que nuestro voto va realmente para el candidato que estamos eligiendo? La utilización de software libre es un mínimo exigible en este asunto. Incluso insufiente para algunos expertos, como Jason Kitcat, coordinador del grupo de e-Voting de Open Rights Group.
  • Voto secreto: Una de las paradojas de la democracia es que en una sociedad en la que se elige un gobierno por y para el pueblo, para evitar males mayores el voto deba ser secreto. No entraré a analizar porqué es así, más bien nos quedamos con la idea de que eso realmente es así. Y con el voto electrónico, el voto jamás puede ser secreto. La propaganda (diferenciar de la información) que pude leer esos días hacía especial hincapié en ese aspecto. Algo imprescindible para que un pais que hace poco más de medio siglo vivió la invasión nazi y que aún recuerda agriamente el modo en que los nazis los identificaban y deportaban por sus ideas acepte que su elección política sea conocida por el poder de turno. En una democracia el voto debe ser secreto, porque uno nunca sabe qué sucederá en el futuro. El voto electrónico no respeta tampoco este principio básico.

Quiero hacer notar, ahora especialmente, que aunque pudiera parecer que el software libre pueda respetar los principios básicos de seguridad frente a fraudes, reputados expertos como el ya mencionado Jason Kitcat, que en otro tiempo mantuvieron esta posición ahora la desdicen, pues aseguran que es fácil manipular una máquina de voto electrónico, incluso aunque ésta funcione totalmente con software libre. Así pues el uso de software libre es un paliativo menor, pero no es la alternativa y el voto electrónico, que se abre paso en nuestras sociedades, debe ser rechazado frontalmente.

En Francia más de 80 municipios no cuentan con alternativa a este sistema antidemocrático. Malamente pinta para los franceses, que hace tiempo anunciaron que pensaba estudiar la adopción del voto por internet (artículo de la Assemblée des Français de l’Étranger [PDF] sobre este asunto],en inglés). En Reino Unido tienen planes piloto, en Irlanda lo van a emplear y en Holanda fue utilizado en sus últimas elecciones. Con este panorama, ¿podemos afirmar que la democracia está segura? ¿Quién nos asegura que los ganadores de las elecciones ganaron realmente o que el único motivo por el que se respetó el resultado fue que casualmente no contradecían los intereses de poder de alguien?

En fin, avisados estamos. «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar…» luego que nadie se lleve las manos a la cabeza si recibe cero votos.

Todo los demás motivos los ignoro por falsos: el ahorro de papel y demás tonterías, no son nada, como si fabricar decenas de miles de máquinas electrónicas no contaminase. Y lo de la falta de voluntarios también es de nota, si los partidos políticos están como locos por supervisar las votaciones y los recuentos -no sea que el otro los engañe-… ¿qué es esa mentira de falta de voluntarios para las mesas?

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Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

3 comentarios

  1. El sistema de urnas y papeletas es bastante más robusto de lo que parece.

    Se puede con algún esfuerzo, manipular los resultados de unas pocas urnas (ej: sobornando o coaccionando a todos los encargados de una mesa). Sin embargo, eso difícilmente tiene un efecto apreciable en la suma global y no garantiza el resultado. Para conseguir cambiar el resultado final, es necesario realizar un gran número de pequeñas manipulaciones, lo que significa mucha gente implicada en el fraude, y finalmente resulta casi imposible que la conspiración pase desapercibida.

    Con el sistema de voto electrónico, con la participación de un pequeño número de personas (las que diseñan/implementan los dispositivos) bastaría para llevar a cabo la manipulación de los resultados.

    Además, el asunto de la simplicidad ayuda a garantizar la limpieza del proceso: difícilmente encontrarás una persona que no entienda cómo funciona una urna o no sepa contar papeletas. Sin embargo muchísimas menos personas están en disposición de entender en profundidad el funcionamiento (hard y soft) de una máquina de voto electrónico, y muchas menos aún serían capaces de detectar un manipulación.

    1. Es grato darte cuenta que hay gente, que se especializa en algo como las elecciones, y además poder ayudar con su trabajo en la enseñanza. Espero puedan mandarme toda la información sobre el voto electronico en francia si fuera posible.

      Gracias.

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