Es que no caben argumentos

Esta mañana mis dos buenos amigos Alkar y Antonello (ahora son señores respetables y se llaman Andrés Peña y Antonio Ortiz, pero claro que este post ahora lo firma Jose Alcántara, ¡ay, el tiempo que no perdona!) se lanzaban a debatir la reforma laboral española. Como quiera que hay rumores de colores acerca de qué harán y me interesa saber si ganaremos algo por una vez, quería conocer la opinión y argumentos de ambos. Porque son amigos y porque prometían aportar diferentes visiones al asunto. El tema es que me he quedado con las ganas porque es una mierda que se intenten armar ese tipo de conversaciones en sitios como Twitter, me aburrí de la mierda de interfaz y al segundo mensaje me fui. Antonello se rindió a la evidencia: «hay cosas que no se pueden discutir por twitter». Y mucho me temo que me perderé sus aportes (de ambos), sus visiones y lo que podría aprender del asunto, porque no creo que blogueen sobre el tema (que sería la solución óptima al tema). Tiene razón Gonzalo Martín cuando en un momento dado te tira a la cara un enlace que reza por qué a partir de un cierto punto, ya no cambio twits. Y tenía razón Bianka Hajdu cuando comentaba (en Medios e intermediarios frente a la promesa de Internet) que en su afán por intermediar el conocimiento (algo normal en los tiempos que corren), algunas herramientas ahogan la generación del mismo.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

15 comentarios

  1. Aquí la cuestión es: ¿Y por qué sigues usando Twitter? Es fácil señalar la contradicción. Pero resulta que el proceso de twiterización/tabletización lleva a que el grueso de mis públicos «profesionales» se integren en la red de esa forma: yo tuiteo con Pedro Pérez, presidente de Fapae, pero él no bloguea ni comenta. A veces, recomienda mis artúculos (gracias, desde aquí) y como él muchas personas vinculadas con los temas que trato. Debo hacer notar que el grueso del mundo audiovisual no pasó por los blogs. Ese mismo fenómeno lleva a otras personas a tener que abrirse cuentas en sitios que no esperaban tener.

    Por tanto, es una situación en la que el objetivo es reducir los daños: cuando me montan debates, los corto con ese enlace. Cuando alguien me dice algo sobre el post en Twitter, le invito a comentarlo allí. La mitad lo hace, la mitad no. Más o menos. Por otro lado, el componente lúdico de la herramienta con los cinco o seis que conoces realmente puede ser divertido y hasta práctico: la limitación de caracteres no es, en sí mismo, el mal (un haiku, dice mucho), es el control centralizado y la idelogía que han desarrollado «modelnos» y medios de comunicación sobre la libertad que otorga (ja!): para los medios es tan maravilloso ver que tienen una fuente y no un competidor… que enternecedor el discurso.

    En cierta manera, lo que «reprocho» a amigos como Antonio y personas de su posicón en la red (por influencia y seguidores) es que asuman los costes que conocen perfectamente bien sin aprovechar su posición para hacer otra cosa. Antonio ahora debate mucho por G+ y seguro que le saca partido: de hecho, es interesante comprobar como las viejas personas que tenían identidad bloguera pueden mantenerse en esas redes y hacer algo más interesante: al final, tu mundo no depende de la herramientas, sino que sigue a buen recaudo en tu espacio y cuando pase la moda, pues se estará. Ahora Pinterest pone mucho. Hey, más espuma.

    Al final, mantengo dos presencias más o menos separadas: el mundo de Criticidades sólo se desenvuelve en RSS y entre amigos, y jamás es tuiteado, linkedizado ni feisbuqueado. Al final del día, todos tenemos que relacionarnos con el «exterior» y se buscan formas de no contaminar en exceso lo que te toca y, sobre todo y como sabemos, que cuando la moda pase, sigamos aquí.

    1. ¿Cómo puedo uno aportar a un comentario así? Muchas gracias.

      Es verdad que lo que se hace con las herramientas depende, en parte, de lo que uno esté dispuesto a hacer con ellas. En la otra parte, el diseño condiciona. Y a veces confundimos la parte con el todo, por defecto (creyendo que las cosas son absolutamente inútiles cuando no lo son), pero también por exceso (creyendo que las herramientas harán posibles cosas a las que en realidad se oponen por diseño e ideología).

  2. Efectivamente, el diseño condiciona y el efecto red abruma. Puedes tener mucho miedo al avión, pero hay trayectos que jamás resolverás de un modo eficiente y compatible con tu trabajo si quieres ser eficiente en tu trabajo si no lo usas. Así que, la elección es tuya: cuáles son los costes y cómo se reducen. Una droga potente te puede hacer ignorar el vuelo, pero puede que te machaque el hígado. Por reducción, lo mismo el guisqui es bastante. Lo otro es skype a tope: la telepresencia es para billionaires. Pero el estado tecnológico puede cambiar. Todo el mundo estaba en las páginas amarillas por defecto y google lo cambió. El caso es que sigues teniendo que estar en las páginas amarillas de google para facilitarte tus negocios. Se trata de gestionar los costes entendendiendo los sesgos. Creo.

  3. y yo cada vez lo miro con una visión económica: estos entornos centralizados tienen a) atención, por uso masivo de usuarios b) mecanismos de viralidad optimizamos frente a las opciones distribuidas c) valor como simple «lector»

    La opción de dejar de estar en TW o similares, resta una millonésima parte del valor que la gente percibe de estos entornos, pero a quien lo decide le resta mucho más en términos de exposición y capacidad de comunicar las ideas propias

    Creo que en cualquier vaso vamos a un equilibrio. La impresión de que estos entornos no sirven para todo (que no hay que confundir con que no sirven para nada) creo que es muy compartida, pero también la de que maximizan casos de uso como es el de «mira este enlace», que en formatos como el blog (una publicación) encajan (en mi opinión) bastante peor

  4. Antonio, efectivamente, lo que dices es cierto. Y es de lo que se queja, nos quejamos, Versvs y servidor: que esa realidad sea saludada de modo acrítico, superficial o contradictoria por pensadores de red que venden un discurso (el guai: poder a la gente, marcas poned un twitter, que no te jodan las descargas, bla, bla) que adopta elementos superficialmente hackers (aunque no lo llamen así, pero creyendo que venden una ética) cuando están soportando lo contrario: aceptar ser mediado, perder la voz propia real. Por eso la prensa está encantada con Twitter: el blog amenazaba su existencia, twitter es una entretenida fuente para que el público acepte su rol como fijadores de agenda. ¿Es lo que hay? Pues sí, pero ese mismo discurso, puede hacer otra cosa.

    Por ejemplo: no cabe indignarse con estas redes cuando imponen sus condiciones. Lo tienen escrito, va en su naturaleza, es su carácter como en el caso del escorpión. Así que abrazar el discurso de la censura, de «esta deriva no es buena» en vez de explicar el fenómeno y mostrar la alternativa (con sus costes) es lo que chirría. La compatibilidad entre esos mundos creo que en Weblogs lo hacéis muy bien: vuestro sistema de registro de comentarios, vuestro propio sistema de «me gusta», etc. compartido con los mecanismos de viralización. Y la moda pasará (o no) y tenéis un público enganchado a vuestro espacio. Yo creo que ese es el mensaje cuando se tiene el rol de «pensadores» de la red y no esto de decirle a la gente «estamos debatiendo en twitter» que es una merntira como una casa y solo lleva a la frustración y el cabreo.

    La gran tarea del sw libre es crear, desde los gestores de contenidos propios, sistemas de interacción en tiempo real que permitan recuperar conversación perdida y retomarla desde los medios existentes más masificados de forma que toda la presencia en red pueda ser administrada por uno. O casi toda. En todo caso, no está mal arrojar la idea que ya aparece: es tanto el ruido en twitter y en los muros de FB que la capacida de atraer atención sobre uno se aleja, se aleja y se aleja,… y sólo se podrá ser diferente creando algo original. Y para eso necesitas tu espacio.

  5. Gracias a los dos, creo que aportáis ideas interesantes.

    1. Tienes razón, Antonio, en que las cosas no son blancas o negras. Twtr tiene mucha utilidad para algunas cosas. A nivel de comunicación de empresa seguramente es el tipo de entorno que necesitas para según qué empresas en según qué usos. Para los demás casos, no suele adaptarse bien porque no «escala»: sirve para pasar el enlace, pero para madurar la idea, o matizarla, se queda corto… y las discusiones se eternizan en un ida y vuelta mezclado con twits de terceros (vas al muro de twitter de alguien y ves frases inconexas de respuesta a mil personas, y te cuesta retomar el hilo). Para aportar valor ya te hace falta algo más, aunque sea ago casi telegráfico al estilo Gruber (quitando el elemento un poco hostil que tiene ese señor, su blog es técnicamente impecable). Como consecuencia de que para unas cosas sirve y para otras no, el equilibrio está en el horizonte… una vez más creo que tienes razón ahí.

    2. Momento en el que llegamos al comentario de Gonzalo, porque para que haya equilibrio hacen falta herramientas que permitan superar la experiencia, no sustituirla, no proponer una experiencia alternativa, sino superarla: dar lo mismo y algo más, pero permitiendo el sedimento de un sustrato que poco a poco hace al usuario más fuerte en sus posiciones, menos dependientes a los vaivenes de un servicio concreto (donde no vale la pena hablar de censura: no es censura si no me impiden contarlo en mi página y sí lo es si renuncias a tener esa capacidad) o de las modas (Antonio, tú mismo levantas la interrogante acerca de si FBook será el gran capo dentro de 5 años, algo que no te atreves a afirmar –creo que con buen criterio–). Tener todo en FBook (o esos miles de twitters irrecuperables porque la búsqueda es un truño) si se pone de moda algo alternativo que recupera la esencia original –imagina que Path llega a hacerse masivo de verdad– es un jaleo y te obliga a comenzar «desde cero» (nunca desde cero absoluto, pero se entiende).

  6. Oh, a mí la Cibeles me cambia de opinión, pero una cibeles pongamos, mañana o el viernes (que el jueves ya tengo lío), me parecen un planazo :D

    ¿Qué os parece?

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