Nadie lo sabe, porque es el futuro

Una ciudad del futuro, nadie sabe si serán así

El 27 de agosto de 1928, tal día como hoy hace 87 años, se firmaba en París el conocido como Pacto Briand-Kellogg (también conocido como Kellogg-Briand en literatura estadounidense, en honor a los responsables de exteriores francés y estadounidense). Este pacto es un tratado internacional por el que los estados firmantes se comprometieron a no utilizar la guerra como forma de resolución de conflictos, y entre los estados firmantes se encontraban Alemania, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Polonia, y Japón, entre otros. Había pasado una década desde el final de la gran guerra, y la preocupación por sentar las bases de un futuro más diplomático y menos bélico era más que visible; no dudo de que la voluntad por evitar cometer el error de otra gran guerra era real. No obstante las buenas intenciones, tan sólo hizo falta otra década para que todos los países mencionados arriba se enzarzaran en el conflicto bélico qué más muertos ha causado en la historia de la humanidad: la segunda guerra mundial.

Hoy no hemos venido a hablar de las guerras y conflictos armados del futuro, para eso recomiendo blogs mejores que éste, pero sí quería hablar un poco sobre el futuro.

La incertidumbre nos genera desasosiego, así que pretendemos a toda costa saber cómo será el futuro, y eso crea todo un mercado de predicciones como ya comentamos en su día al hilo de Future Babble de Daniel Gardner. Y cuando hablamos de negocios, y de negocios por Internet, este mercado de predicciones está muy demandado (y cotizado).

Algo de razón hay: estar bien asesorado, en negocios como en cualquier otro ámbito, es mejor que no estar asesorado. Estar mal asesorado, sin embargo, no tiene precio, pero puede mandarte a la ruina.

El tema, es que precisamente por estar cotizado, todo el mundo asegura poder decirte el futuro de los negocios por Internet, y de lo social, y de la web, y de las apps, y del ecommerce. Pero la realidad es que nadie sabe nada. Los gurús de lo social, expertos en cobrar tuits a precio de Don Perignon, vaticinaban hace años el «social commerce» y avisaban de que para vender tendrías que tener una tienda en Facebook. Por supuesto, no podemos descartar que suceda en el futuro (ya saben que el método científico no funciona haciendo demostraciones en negativo, motivo por el cual tampoco podemos demostrar que no exista un dios), pero ha pasado un largo lustro y lo de abandonar tu tienda online para vender dentro de Facebook ni ha sucedido ni se espera que suceda. Internet ha cambiado mucho estos años, y el comercio electrónico también, pero por más cantos de sirenas (50% agoreros, 50% tecnoutópicos) que hemos oído, algunas cosas han cambiado verdaderamente poco.

Por eso cuando me preguntan «¿y cómo va a ser esto dentro de unos años?» lo único que sé decir es que no lo sabemos, que nadie lo sabe aunque afirme saberlo, golpeándose el pecho a la voz de «yo soy pionero de esto». No, ésos tampoco lo saben.

Lo que sabemos es lo que ha funcionado históricamente, y lo que está funcionando (o no) actualmente; para eso tomamos datos y analizamos constantemente todo lo que sucede en nuestro entorno (país, sector, empresa, relaciones con clientes y proveedores, todo eso es susceptible de monitorización). Eso nos da opciones a corto y medio plazo, algunas más continuistas, otras menos; pequeñas ventanas de oportunidad para seguir surfeando la ola sin que nos tumbe. Pero sin poderes mágicos para saber lo que nadie sabe. Hace unos años nadie había pensado inundar mercados con stock nunca antes comercializado por sus propietarios consiguiendo bajar los precios de algunos de estos servicios, como en el caso del transporte por carretera o los alojamientos vacacionales (todo eso que llamamos «economía colaborativa»).

¿Dónde estaban esos gurús que todo lo saben en 2009? ¿Por qué no fueron tan listos de ver el futuro y montar ellos Uber antes de que para montar un competidor hicieran falta miles de millones? Hablar sobre eso en 2015 no tiene misterio, pero quizá es que en 2009 ellos, como el resto, tampoco imaginaban qué iba a suceder, aunque el día menos pensado se ahogarán con su propia lengua por exceso de engolamiento al hablar sobre sí mismos en Twitter y LinkedIn.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

5 comentarios

  1. Muy buen post, Jose.

    Clarito, concreto y perfectamente oportuno.

    Capáz que más adelanto hago alguna reflexión en el mío sobre la necesidad de prospecciones – no solo en Internet.
    Has notado la inmensidad de pseudo análisis sobre mercados financieros? En prensa digital, en twt, en blogs, etc. China me está matando la TL…

    1. Sí, y como digo, es comprensible ese afán, es muy humano. Pero es también algo irracional.

      1. Es cierto. Como también lo es que hay quien explota ese afán.
        Que es la otra punta del post.
        Refinar nuestras fuentes de información y encontrar otras de calidad no es fácil tampoco.

  2. En gran parte de acuerdo. A 5 años vista, ni Perry acierta. Aunque pistas, hay. Sobre el social commerce: si bien Facebook no se convirtió en el nuevo centro de comercial, sí se ha convertido en una de los principales medios de captación de tráfico (pagado + propio, claro) y un medio brutal para facilitar el registro… En fin, que aunque sigamos sin una compra integrada en Twitter, «lo social» sí se ha ido integrando en la compra y las tiendas online en Facebook no han terminado de morir (ahí tienes a shopify, tan felices con su integración: http://es.shopify.com/facebook)

    Otra cosa es que esto no sea la alegría que muchos esperábamos, pero eso ya es otra historia.

    Sobre las predicciones, tampoco le doy mucho valor a las que aciertan (a no ser que sea alguien que argumente y acierte mucho). Yo mismo tengo predicciones que se han cumplido al 80%* (tengo un vídeo augurando la evolución de los Facebook Ads fuera de Facebook, que al final se ha cumplido más o menos) y… No me he hecho rico. Tener la idea no es montar el servicio. He tenido muchas ideas, que ya habían sido puestas en marcha y no lo sabía (pero eran válidas) o lo fueron después y… O triunfaron o fracasaron, que tanto da.

    El «gurusismo» vacuo sigue siendo una farsa que no lleva a ningún lado. Pero el intentar adivinar hacia donde van las cosas al menos sirve para moverse, que ya es algo (aunque veces sólo sirva para empeorar, todo hay que decirlo)

    * Y otras muchas al 0%: auguré el primer gran fracaso de Apple con el iPad… Un genio!

    1. Totalmente de acuerdo con lo principal: intentar vislumbrar lo que tenemos delante es una suerte de fitness mental que al menos nos sirve para no quedarnos atrás. Sin embargo creo que estas cosas tienen más valor para el que lo hace (porque aunque no fuéramos capaces de ver que iPad iba a ser un exitazo, la mera reflexión te ayudó a analizar mejor sus características, quizá sus debilidades y algún punto fuerte) que para quien lo recibe de forma pasiva, como un rey medieval que sentado en su trono se rodea de mercaderes venidos de lejos para que le cuenten cómo es todo afuera de palacio… pero que limita su conocimiento a lo que otros sean capaces de contarle.

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