Habéis oido hablar de nosotros mil veces

El otro día iba yo en el metro de Madrid cuando me puse a leer uno de esos carteles que veo cuando, como en esta ocasión, no tengo nada mejor en la mochila. El cartel comenzaba con una frase interesante: Habéis oido hablar de nosotros mil veces…

Luego el texto seguía con una visión romántica y divertida, humana y cotidiana del anarquista. Como el vagón iba (casi) hasta los topes, apenas si pude leerlo (mucho menos hacerle una foto), así que he tenido que buscar por ahí el texto que quería poner. Resulta que en A mucha honra ya hablaron de esta campaña hace 11 meses. Así que una de dos: o han repoblado de carteles, o la dejadez de Metro Madrid es tan espantosa que ni los han quitado.

El texto, de todas formas, tendría mucha más altura (en mi cabeza) si realmente no estuviera revestido de épica y de flores y medallas autoinfligidas (y de faltas de ortografía, que venían así de fábrica y no voy a corregir). Y si no estuviera firmado por los mismos que, sospecho, piensan que reconstruir el mundo con una base anarquista es okupar una nave, en lugar de amarrarse los machos como todo hijo de vecino, pagar un alquiler, y autogestionarlo sin okupar para, una vez en marcha, aplicar en tu pequeño entorno del universo los principios éticos que estimes más convenientes. Igual los estoy maljuzgando y detrás de esta campaña hay gente que está por encima de la pose, corregidme si así fuera pero no me negaréis que el ambientillo entre lo épico, lo revolucionario cool (vamos, lo que quizá fue revolucionario hace 150 años) y lo frívolo está ahí mezclado para diluirlo todo. Con lo bonito que habría quedado ese texto si tan sólo hubieran dejado el primer párrafo.

Pero ya paro de darles cera, o no vais a leer hasta el final. Si queréis ver un par de fotos del cartel, id a A mucha honra.

Habéis oido hablar de nosotros mil veces…

…casi todas sin fundamento. Habéis visto nuestras frases en los muros y esa A dentro de un círculo que tan poco os dice a vosotros y tanto nos dice a nosotros. Nos habéis visto incluso en la tele, pero lo que no termináis de entender es que nos véis a diario, en la calle, en el metro, en clase, e incluso en el trabajo. Que somos gente corriente con carne y huesos. Que somos vuestros hijos, vuestros vecinos, que os conocemos.

Y sabemos que también a vosotros os jode cuando suena el despertador. Y no nos creemos que seáis felices así, entre el trabajo y el centro comercial, siempre haciendo cola y pensando en la próxima compra, viendo pasar la vida entre mercancías que en el fondo -reconocedlo- no saben a nada.

Lo que no entendemos es que viváis como si nada, como si todo fuese bien, sin demasiadas preocupaciones más allá de lo puramente económico. Como si os contentárais con esa basura que nos han vendido, como si no fuéseis capaces de concebir algo mejor, como si os sintiéseis agusto entre le plástico y el hormigón. En eso somos diferentes, nosotros odiamos todo esto, no nos atraen lo más mínimo las múltiples referencias del catálogo en que han convertido las ciudades. Nos sabe a mierda, es imposible que la vida sea esto, porque esto no es vida. Esto es pasar el tiempo sin pena ni gloria. Nosotros asumimos las penas que pueda traernos la búsqueda de la gloria, a lo que no estamos dispuestos es a envejecer en fila de uno frente a una caja registradora que nos administre un pedacito de muerte con cada ticket.

Nosotros tenemos sangre en las venas, algo inusual en nuestros días, y por eso reventamos y reaccionamos de formas extrañas para vosotros: lloramos, gritamos, corremos, rompemos. Y seríamos capaces de disimular y hacer como si nada y no meternos en líos, pero nos daría vergüenza. El que diga que el mundo va bien, o es tonto o es un mal nacido; así de sencillo.

El que diga que no puede hacer nada al respecto, o no tiene imaginación o no tiene interés, y lo demás son excusas. Nosotros ya estamos hartos, así que nos encontraréis por ahí, haciendo lo posible para joder este macabro decorado que solo esconde miseria y devastación.

Salud y anarquía…

Pie: Ni un día sin anarquía. Todxs a la calle.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

4 comentarios

  1. Así poco van a convencer, no se dan cuenta de que muchos de los que van a leer eso sí que sienten también que algo no va bien, creo que quienes han escrito esto son unos jovenzuelos poco formados y que con textos como este no van a llegar a mucho.

    Las palabras sabias han de ser sosegadas, y en ese texto no hay sosiego, tampoco veo que haya objetivo alguno al menos a medio plazo sobre qué hacer para lograr cambiar el sistema, sino más bien desconcierto, parece que tras ese texto hay muchas ovejas y muy poco o ningún pastor.

    1. Claro, el flaco favor que le hacen a sus supuestos intereses es un agravante. Ya digo que lo puse sólo porque me pareció curioso y porque para eso éste es un blog personal donde lo que cuenta es lo que me parece curioso y no lo que realmente pueda ser útil o importante : )

      Ésta claro que expresándose en esos términos grandilocuentes y épicos poco o nada van a conseguir arrimar a gente que realmente pueda trabajar por el cambio… los cambios son pequeños, construidos en el día a día: lírica, frente a esa épica tan deshumanizada.

      1. … nosotros los desautorizamos para reafirmar nuestros valores. Todos lo hacemos. Tengo un colega que viaja brevemente fuera de Málaga para reafirmarse en que Málaga es la mejor ciudad «del mundo», porque es donde él ha escogido (o está obligado) a vivir y trabajar. Yo siempre recomiendo Rebelarse vende (se puede leer el primer capítulo y dossier), pero no dejo de pensar en lo más hondo que hay algo muy tramposo en ese ensayo. Como burguesito de mi época, me cuesta ver hacia dónde conduce esa insatisfacción mortificante. Sin embargo, también creo que lo planteamos mal: juzgarlos por no tener «ningún pastor» me parece erróneo.
        Al fin y al cabo, eso presupone un liderazgo un tanto autoritario (por más revolucionario que sea su contenido). Quizás las ovejas no «teorizan» (en cierto modo, «construir modelos alternativos» dentro de una plena integración en el sistema es como follar por la virginidad; no podemos creer aquello de «cambiar las cosas desde dentro», porque desde dentro no se cambian, se perpetúan… de ahí que esa conflictividad sea necesaria, aunque en esta década esté casi extinta), quizás las ovejas sólo se cobijan allá donde se les deja… y quizá sus experimentos sociales (mi ex compañero de piso argentino vivía de su guitarra en el metro y asegura que en Barcelona hay un movimiento que va mucho más allá de la pose, claro que yo jamás lo vi) son verdaderos modelos a seguir como «convivencia ejemplar», pero nunca podrán ser puestos en práctica a un nivel macro (de hecho, esos modelos no estarán exentos de problemas a un nivel micro).
        No sé si se me ha entendido. La crítica contracultural me interesa bastante y he leído algunas cositas al respecto. Del valor de la contracultura en el mundo del pensamiento único dependen muchas pequeñas libertades y quizás cosas más importantes aún.

        1. en cierto modo, «construir modelos alternativos» dentro de una plena integración en el sistema es como follar por la virginidad; no podemos creer aquello de «cambiar las cosas desde dentro», porque desde dentro no se cambian, se perpetúan… de ahí que esa conflictividad sea necesaria, aunque en esta década esté casi extinta

          No creo que esté extinta: lo que está es camuflada. El fracaso estrepitoso de los que gritan al viento «revolucióooooon is not spain» es que le van de frente al Estado. La llevan clara, si me permites. El Estado, con toda la maquinaria en marcha (desde la cámara legisladora al ejército pasando por, quizá lo más importante, los millones de funcionarios vaguetes y poco productivos y los millones de personas que tienen PYMEs que facturan 100% de administraciones públicas –funcionarios no fijos, pero por lo demás absolutamente dependientes del Estado y que si tienen que elegir entre continuar como están ahora o deconstruirlo todo (tanto funcionarios como empresas pseudopúblicas) y tirar un dado ya sabemos lo que van a escoger–.

          Por eso mismo creo que sí que hay movimientos, pero no le van de frente al estado (ni uno solo de esos movimientos aguantaría un round solo contra un Estado omnipotente como el actual). No le hacen pintadas ni le cuelgan carteles en el metro, pero lo subvierten con los actos (y generalmente son más útiles a medio plazo que la simple protesta simplista): aplicando lógicas diferentes de forma exitosa y, en la mayoría, sin necesidad de recurrir al clásico argumento nacionalista (Andalucía, una grande y libre, más bonita, más rica y más de tó… y mi abuelo pirotécnico) como parche para generar falsa cohesión social.

          ¿Cómo lo llevas todo? Ya me contarás…

Los comentarios están cerrados.

Este blog usa cookies para su funcionamiento.    Más información
Privacidad