El Cosmonauta, excepción y nueva norma

El Cosmonauta

El Cosmonauta nos brinda uno de los momentos más vibrantes recientes en torno a Internet y en torno a la promesa de Internet. Un proyecto largo, dilatado durante años, que arranca como una idea de cortometraje y acaba siendo un largo completo, con pre-estreno por todo lo alto en el centro de Madrid. Un proyecto posible gracias a que un montón de personas aporta su granito al mismo, aunque al final no faltaran tampoco grandes empujones por parte de una conocida OMV. Eso que muchos llaman crowd funding, y en lo cual la parte compleja (la humana, no la técnica) es la que desde Riot Cinema resolvieron y gestionaron a la perfección desde el principio; y lo hicieron precediendo a todas las plataformas que ahora prometen ayudarte a solventarlo. Mayor mérito.

¿Excepción o nueva norma? Pues creo que mucho de ambas. Y es que así de complejo es el entorno actual. Excepción porque en Internet, como siempre, el primero en hacer algo novedoso tiene éxito, y los clones no. Se recompensa lo novedoso, y es que así somos las personas al final. Nueva norma porque no dejamos de ver muchos proyectos, cada semana, avalados de esta misma forma. Cada vez son más, y hace tiempo que digo que dentro de un tiempo este tipo de financiación en el que el público se compromete con el proyecto desde fases tempranas será contemplado como una fase más (imprescindible, además) de todas las producciones, grandes y pequeñas. Cuando eso suceda, el velo de inocencia idílica en torno al crowd funding se esfumará, pero lo cierto es que cuando eso suceda, la forma de realizar y crear proyectos (incluso esos macroproyectos) habrá cambiado para siempre. Como digo, El Cosmonauta es a la vez excepción y nueva norma.

Si me preguntan por opinión, hace un par de días por fin pude ver la película y debo decir que a mí me gustó. Tiene carencias, sin duda se nota que es un cortometraje venido a más. Pero me gustó, sin saber realmente si fue consecuencia de lo cuidado de cada plano, de lo mirado que estaba todo desde ese punto de vista estético, o si era (por qué no) que yo ya estaba predispuesto a favor de la película. Desde luego, entra dentro de ese rango en el que el tiempo empleado en ver la película lo considero más que bien empleado. Como digo, no deja de ser mi opinión.

Si quieren una versión mejor informada sobre el proyecto, y más emotiva, pueden leer el balance que Gonzalo Martín realiza de este proyecto.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

5 comentarios

    1. Ya sabes que a mí el autobombo no me molesta especialmente, y en tu caso este debate es un gran aporte :)) Yo estuve en ese programa también hará un par de años o así, «hablando de mi libro» ;D En fin, que siempre es bueno pillarte la pista, Andrés.

      A mí me gustó. Estéticamente me encantó. La idea es muy buena… y habría sido un corto espectacular. Pero a la peli le falta profundidad en los personajes (planos, que no te describen para nada), no sé… el corto y la idea eran un gran punto de partida, para culminar a ese nivel habría que haber retorcido un poco el concepto :D Puesss no mentiré, no tengo ni idea de Stockholm, pero me apunto… que tus recomendaciones siempre valen la pena.

  1. Yo creo que no fue gestionado «a la perfección». Más bien se fueron superando los errores y las dificultades a la perfección. Muchas personas hacen dos valoraciones del proyecto con el punto central en el hecho de que se haya financiado vía crowdfunding, aunque esto solo haya sido así muy parcialmente: el crowd ha sido, sin que se lo propusieran (de ahí la carencia de gestión perfecta), una parte minoritaria. Nico ha dicho: «del crowdfunding me quedo con el crowd». Al final, la capitalización de técnicos y artistas ha sido el grueso de la financiación, que es algo muy tradicional en el cine indie.

    Volviendo a los dos argumentos: uno es el de si es un modelo industrialmente sostenible. La sostenibilidad industrial de algo es un concepto que me abruma: ¿por qué han de serlo? Basta con que la haya servido a uno. La película nunca saldrá rentable en términos de ROI o cosas parecidas, pero la gente ignora que muchísimas películas del modelo presuntamente sostenible no lo son. Empezando porque sin apoyos públicos, sea en forma de ayuda directa o en la mucho más decente de las exenciones fiscales, no se harían. Toma sostenibilidad. El estado de California ha tenido que dar créditos fiscales para que la industria siga en Los Ángeles y no se marche por el mundo, como se marcha, en busca de los mejores incentivos fiscales y de rodaje. El Cosmonauta ha ensayado muchas cosas como concepto de producto y de distribución que se seguirán explorando durante años: el mejor resultado es que es un ejemplo paradigmático de cómo una comunidad es capaz de soportar y llevar adelante un proyeto. ¿No vale para todos? No se cansan de decirlo los «industriales». Y es que nadie garantiza que lo consigas, una excelente excusa para que me lo paguen los demás, sin dar muchas cuentas sobre el uso del dinero (¿por qué esos cachés que se dan a sí mismos los productores? Aunque pierdan su casa o se mueran de hambre, la cuestión es que los demás no tienen esas prerrogativas).

    La segunda es valorar el resultado artístico porque hubo crowd. Y denegar los valores del crowd si la película no te ha gustado. Cuando pagas la entrada convencional de una película convencional y todo lo «sostenible» que quieras no la juzgas por su modelo de financiación. Y para escarnio de todos – nos ha recordado Nico Alcalá – la película tiene una factura visual que desde luego no se parece a una webserie al uso y que tiene mejores efectos que muchas películas «sostenibles».

    1. Muchas gracias por este comentario, Gonzalo, ciertamente conoces las interioridades del proyecto y a los protagonistas del mismo un poquito mejor que yo, que lo vi todo «desde lejos» :)

      1. XDD Gracias a ti. Es que lo interesante de El Cosmonauta es que han hecho muchas cosas novedosas porque se hicieron un planteamiento experimental completamente «ingenuo»: ¿qué pasa si hacemos una peli que sea como lo que soñamos como espectadores? Es decir, que se viera en todas las pantallas, que fuera gratuita para el que quiera verla así en la red, que se pudiera remezclar… Y como no tenían nada que perder ni que proteger – y una voluntad bastante férrea por otro lado – pues lo han hecho.

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