La burbuja puntocloud

Para analizar debidamente el hecho de que Pinterest recibe 200 millones de dólares a una valoración de 2500 millones hay que pensar que Pinterest no gana aún dinero, y que por lo demás no ha demostrado nada que nos haga pensar que escapará de esa liga de sitios de acceso y uso gratuitos que agrupan mucha audiencia y venden publicidad al peso, y ahí encontramos a todo lo que ahora se llama «medios tradicionales», pero también a los medios surgidos en la última década (más ágiles y con una lógica de blog, aunque todos huyen de esa palabra). Y por supuesto ahí tenemos también a Facebook, que no es otra cosa que un sitio en el que vender publicidad. La nada imaginativa idea de pagar para promocionar los posts propios del año pasado ha tenido su secuela con la posibilidad pagar para promocionar los posts de otro.

Y es que esto es lo que hay. Soportes. Y claro, en medio de esto Pinterest (un sitio del que en España no usa ni cristo, por cierto) recibe una valoración que equivale a un 15% del valor de todo el grupo industrial FIAT (que fabrica y vende 2 millones de automóviles al año). Es demencial, por mucho que sea verdad que Pinterest (y todos los demás) pretenden hacer un producto de nuestros datos y nuestra vida privada, y por mucho que esto prometa ser revolucionario. Quizá con este nuevo servicio se está cociendo una de esas curiosas maniobras financieras en que los que propician la OPV ganan dos veces aunque todo salga mal. Pero es que si eso no es una burbuja… ¿qué lo es?

Obviamente, descartar mi argumento es sencillo, siempre es sencillo mientras la música sigue sonando y nadie percibe que falta una silla. Pero al ver estas cosas, y dado que todos estos servicios pretenden atar al usuario por los datos (de ahí esa pretensión de que «migremos todo a su nube») no puedo sino pensar que estamos presenciando una burbuja de magnitudes épicas. Que hará languidecer a la burbuja punto com (porque entonces el big money apenas había llegado y ahora hay mucho más invertido, con toda la inercia que eso impone, para cabreo de quienes saben que existen otras formas de promocionar un mensaje).

Ésta es la burbuja puntocloud.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.

9 comentarios

  1. Bingo. 100% de acuerdo. No solo eso, sino la burbuja general de los ad-fueled business. La hostia va a sacar el Planeta Tierra de su órbita.

  2. Se dice odguyo y sadisfacdión.

    Y lo que le digo a Miguel del Fresno: Al César, lo suyo.

  3. … que tendrá el destino de las demás. Como bien dices, el único que gana en una burbuja es el que la monta a sabiendas, arramblando con el dinero de todos los demás. ¿Alguien recuerda quién se llevó crudo el dinero de los pequeños ahorradores que compraron Terras?

    Apple ha llegado a estar más valorada que Exxon, la mayor petrolera del mundo y que gestiona las mayores reservas de petróleo fuera de manos estatales. Si esto no es una ilustración del disloque que vivimos, no sé lo que es.

    Y ojo, que llevamos 10 años de explosiones de burbujas consecutivas, y no espabilamos. El sufrimiento parece quedarse en casa de quien le toca la china, o pierde su silla. Pero esto no puede seguir así indefinidamente

  4. Pues sí, Juan, como siempre: el que revuelve el agua es el único que sabe lo que está sucediendo, y el único que va a sacar tajada de ello. El dato de EXXON y Apple es demencial, y si me apuras… todavía Apple monta máquinas que la gente usa, si mañana se hunde Cupertino, muchas personas tendrán su ordenador lastrado y cambiarlo tiene un coste real. Si mañana Facebook se hunde, la gente seguirá hablando (quién sabe, quizá con menos publicidad y menos interrupciones… eso que ganarían).

    Y Javier, que esas palabras las diga alguien que de estas cosas sabe lo que tú sabes, me llena de orgullo y satisfacción :D

  5. Yo creo que el problema no son las burbujas, si no el sistema que se alimenta de ellas. Las burbujas existen porque alguien hace dinero, y mucho, con ellas. Claro que otros pierden, pero eso es lo menos importante. Es como los gurús, siempre tienen algo nuevo que vender, un discurso que repetir, y cuando se esté desinchando saltan como quien salta de un iceberg a punto de deshacerse a otro que acaba de llegar. (incluso diciendo que bueno, que lo que decía ayer servía para ayer, pero hoy tenemos esto otro que es el futuro). Mientras haya gente que compra humo, castillos en el aire, acciones de facebook, etc., habrá quien lo venda y así iremos de burbuja en burbuja, de TED en TED, etc., es un sistema que se retroalimenta continuamente, la lógica no está ni se la espera.

  6. Chatos, esto de un deja-vu. Instagram cobró mil milloncitos… lo que valen las expectativas ¿racionales? es la hostia. Lo interesante de Facebook, Instagram, Pinterest, Tuenti y el sursum corda es que no es otra cosa que medios de masas con nuevos dueños: si ya en Telecinco – y los bancos – piensan que su verdadero competidor a temer no es la otra tele y el otro banco sino Google, resulta que todos estos son los verdaderos competidores de los medios que presuntamente mueren… para seguir haciendo lo mismo: véase a esas distribuidoras de cine que pagan a la tele para que la gente sepa que su peli existe y vayan el viernes del estreno a verla. Ahora hacen lo mismo pero en Facebook: pagarle para que les saque arriba y te enteres de la de vampiros.

    Lo duro es que esto se sustenta y se ha sustentado en la adopción de terminología contraria, lo que ha generado una confusión terrible. Relatado por gente que le parecía guai y hablaba de oídas o sin reflexión, poco a poco los direcores de marketing han descubierto que podían hacer lo mismo: comprar espacios, medirlos con métricas grotescas, interesarse por el reach y a seguir vendiendo agua con azúcar, que es un negocio de lo más legítimo.

    Escenario posible: el desgaste del soporte por la misma razón que se desgastaron a los que más o menos sustituye o retira parte de la tarta. Volverá el discurso del contenido, la honradez y tal y tal y alguna nueva versión para hacer fácil lo difícil. Lo difícil es tener una identidad – marca – que no tenga que pedir espacio prestado para ser interesante para quien tiene que serlo. Si decíamos que todas las compañías iban a ser compañías de medios era por esto. Pero si Facebook me deja hacerlo como en la tele, qué narices. Es lo que sé hacer. Y si no salen las cosas como quiero, la culpa será del empedrao: esa mierda de internet que amenaza con destruir el mundo, la cultura a la gente decente. Y le pediré al gobierno que le cobre a Google y me dé subvenciones. Que se hará o no, pero me permiten explicarle al accionista que yo no soy incompetente, sino que la vida está muy dura. Y se lo creerán ambos.

    Ah, y el spam seguirá. Siempre ha habido spam: ¿no son spam esos tipos que te paran por la calle para que entres a un bar porque tienen un 2×1? ¿O los que te quieren dar un flier de alguna cosa infecta que no te sirve para nada mientras sales del metro? Si no tengo otra forma de interesar, mejor te pego con una tarta en la cara. Y lo mismo te hace gracias porque sabe dulce.

    1. El spam sigue porque cognitivamente es gratificante. Imagínate un bosque donde hubiera un montón de personas desnudas a la que pudieras enchufarles la polla, sin preguntar ni currártelo con flores y bombones. Que además no tengo facilidad de palabra, n se me da bien, ni escala.
      A lo mejor alguno te suelta una hostia, pero la mayoría te ignorarán y se te sacarán de encima, unos pocos se dejarán hacer y alguno hasta lo disfruta. Si encima pudieras bilocarte sin problemas (tipo e-mail) y sin riesgo físico real… Pues eso. Alimento cognitivo para los zánganos.

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