Al cuerno los editores

«Que las cosas existan, que estén publicadas no implica que deban ser vistas o leídas y, por tanto, no hacen daño a nadie. Los discursos de los editores defendiendo su labor de selección suelen esconder el intento de preservar un privilegio o la búsqueda de prebendas y limosnas a cargo de los impuestos. Por no hablar de la enormidad de sandeces que se publican o ruedan al año. A la semana.»

Gonzalo Martín, ¿Cine?

Y entre esa enormidad de sandeces se me viene a la cabeza alguna película y, sin ir más lejos, el artículo de el El país que Gonzalo comenta y al que, si bien Gonzalo dice no ver diferencias con un blog personal, yo sí le veo diferencias frente al blog promedio: los blogs que leo ni juegan a confundir al lector ni son ambiguos sobre la legalidad (¿qué coño quiere decir que algo es paralegal?) y no intentan pasar por novedad lo que ya era una obviedad hace ya muchos años.

Bocados de Actualidad (118º)

Último domingo de verano y aquí estamos una vez más con una ronda de la sección fija menos fija que en el mundo ha sido, los Bocados de Actualidad. La centésima décima octava ronda nos llega con la compañía de la fantástica Nina Nastasia, a la que iremos ver sin falta en apenas dos semanitas (el 4 de octubre) en la sala Wurlitzer de Madrid.

  • Juantomás la generación artificial de escasez y la neutralidad de la red.
  • Bloglines fue el primer lector de RSS que me cautivó. Cerrará para siempre el próximo primero de octubre y no dejo de leer posts con una cierta nostalgia sobre ello: Juan Lupión y Fernando Tricas hablaron de ello.
  • John Gruber acerca de la hipocresía de Google en sus planteamientos sobre Android.
  • Fernando Tricas y la ineficacia de los CCTV. Por aquí lo hemos comentado alguna vez.
  • Criticidades y un post maestro sobre la palabrería falsa de los sanadores metafísicos. Un post que hace parecer inocente a nuestro querido RinzeWind, auténtico martillo de homeópatas que nos contó, por cierto, que el mundo podía ser un lugar maravilloso (a veces).
  • Threat Level y la vulnerabilidad en Haystack.
  • No es que no haya salsa de espaguetti perfecta, es que tampoco hay ketchup perfecto. El universalismo no sirve: si no es capaz de conseguir cosas tan sencillas, ¿cómo va a solventar diferencias humanas enormes? Habló de ello David de Ugarte.
  • El chino chano, las epopeyas y un mono viajero que no se llamaba Amedio.
  • ¿Quién vigila al vigilante? y los jueces frustrando en Cataluña las intenciones políticas de seguir a los maltratadores con brazaletes. También nos avisó de que la ONU ve bien que los Estados espíen a los usuarios de Blackberry, ¿alguien esperaba otra cosa de una asociación de Estados?
  • Hetero cósmicas y una crítica feroz al cuento anglosajón de que la India es el futuro. ¿De verdad la tierra es plana?. Ya les gustaría… pero no parece ser la realidad.
  • ¿Cómo debemos mirar al futuro? ¿Desde un punto de vista universal o desde un punto de vista mucho más concreto? Una reflexión en Wanderjahre.
  • Security by Default y la nueva política penal de delitos informáticos.
  • La pastilla roja sobre la neutralidad de la red y una consecuencia de su desaparición: la balcanización de Internet.
  • ¡El blog de Juan Urrutia cumplió cinco añitos! ¡Enhorabuena!
  • Las tarjetas de crédito con chip (o tarjetas EMV) se van extendiendo por fin en España. Representan una mejora en la seguridad pero un par de consejos siempre vienen bien. Sergio Hernando habló sobre ello.
  • Para ir cerrando, una curiosidad: Amazings y la constelación de Eurión que podemos encontrar en los billetes de euro (entre otros).
  • Y otra más, ¿por qué unas unidades científicas se escriben con mayúsculas y otras con minúsculas? La respuesta en Ciencia XXI.

Para cerrar, sin que sirva de precedente, un vídeo: This familiar way de Nina Nastasia, en directo.

La amenaza de Intel

Hace unos días avisábamos de que la clave maestra que haría caer todo el esquema de DRM de los formatos de alta definición actuales podría haber sido publicada. En ese momento aún estábamos pendientes de confirmación. Ahora Intel ha amenazado con demandar a todos los fabricantes que usen la mencionada clave para desarrollar, sin pagar por ello, hardware capaz de reproducir estos discos. Alega propiedad intelectual y patentes de software. Mal, pero algo bueno sacamos en claro: supongo que eso es lo que se llama una confirmación.

Cambios discontinuos

Dominó

Estamos acostumbrados a pensar que ningún cambio social es realmente cambio. Que ninguna amenaza se materializa, que nada nos va a afectar a nosotros. Que el mundo siempre se ha estado desmoronando y nunca acabó por derrumbarse. Creo que hay mucho de la cocción de la rana en todo eso, pero podría ser sólo mi percepción.

Con esto en mente, leí ayer un post en Pseudópodo en el que reflexiona sobre los sistemas que, contraviniendo lo que solemos esperar, no muestran una respuesta proporcional y progresiva ante estímulos externos, sino que se mantienen apenas inmutados pese a la presión creciente que van recibiendo y, de repente, se hunden. El post termina con una cuestión que no es menor:

Es una idea inquietante: hay sistemas con discontinuidades catastróficas, y eso no se nota desde dentro. Si viviéramos en la torre, un segundo antes de que todo se hundiera estaríamos haciendo nuestra vida rutinaria. Justo como la hacemos ahora.

La pregunta que me surgió justo en al leer el post fue: ¿es posible no vivir en la torre? ¿los sistemas sociales y políticos son como esas funciones derivables que existen, son continúos y tienen un límite que vale lo que parece que va a valer en un momento dado o, por el contrario, son como ese Jenga en el que vas quitando piezas, se van descomponiendo sin que exista un cambio demasiado evidente para, un poco más adelante, derrumbarse de golpe?

Dicho de otra forma: ¿es posible que el fenómeno que hace posible que en Europa y EEUU se instaure una sociedad de control (y en otras partes del mundo, otros fenómenos igual de desagradables) se vuelva incontrolable alcanzado un cierto punto y el sistema se desmorone?

La verdad es que me da por pensar que sí: los sistemas sociales y políticos son catastróficos, se van rompiendo pero siguen renqueando y no acaban de morir. Digamos que son como esos motores de gasolina que siguen funcionando a trancas y barrancas aunque se les estropee una bujía, con tal de que un conductor avispado los lleve algo acelerados de ralentí. Pero si una nueva bujía comienza a fallar todo el motor se detendrá sin solución ni remedio.

Por eso nos encontramos que, a lo largo de los últimos siglos, procesos en el que muchos cambios se iban sucediendo sin apenas repercusión desembocaron sin que el poder lo previera en revoluciones que, en un periodo muy corto de tiempo y de forma a menudo traumática, cambiaron el panorama y el mapa social y cotidiano del entorno en que tenían lugar.

Parece factible pensar que un sistema en el que el Estado ha dejado de lado su papel cohesionador y se ha visto obligado a permitir la entrada de nuevos actores sea percibido como un sistema sano, pues grosso modo sigue respondiendo a ciertos estímulos (aunque de muy mala manera), se encuentre alarmantemente cerca del desastre, aún no siendo demasiado perceptible si uno no se detiene a observar. (Si bien no conozco a nadie de mi edad que me responda que sí, por ejemplo, cuando les pregunto si creen que el Estado les dará una pensión cuando se jubilen; y eso me parece suficiente percibir.)

Digamos pues que la evolución de un sistema social parece no ser derivable, ni siquiera continua. Nos faltaría saber si se trata de una discontinuidad evitable, y que todo cambie para que todo siga igual, de salto finito, con la que el aterrizaje sea doloroso pero el mundo como lo conocemos aún viva para contarlo, o de salto infinito, en la que el mundo como lo conocemos sufra una transformación de arriba a bajo.

Hagan sus apuestas, pero no olviden ninguno de los cambios que en los últimos tiempos se vienen observando.

La bombonera, bombones de autor en el centro de Madrid

La bombonera, bombones de autor en el centro de Madrid

Hoy un post off-topic que sólo va a interesar a aquellos que viven en Madrid (y que me disculpen los demás, por esta vez). La bombonera es un sitio muy pequeñito, pero que tiene los mejores bombones de Madrid. Están situados justo en el centro (calle Barco, paralela a Fuencarral a la altura de Tribunal.)

La cosa es que los bombones nos parecen, a los que los hemos probado, especialmente buenos y los maestros artesanos que gestionan La bombonera no escatiman en detalles. ¿Mi preferido? Una delicia de gengibre cubierta de chocolate.

Además, se han abierto un blog (La bombonera) que de momento justo acaban de abrir, así que ahora podemos leer apenas un par de cositas y ver algún vídeo… pero seguro que pronto habrá mucho más.

[Por si alguien está con la duda: no, este post no es un post patrocinado ni nada parecido. De hecho, los que patrocinamos somos nosotros… por eso a nuestros amigos les regalamos un bomboncito de gengibre si se pasan por allá.]

MeeGo sin futuro

Comentan en Ars Technica al hilo de la NokiaWorld celebrada estos días:

One of the oddest things about the keynote presentations during the NokiaWorld conference was the conspicuous absence of commentary about MeeGo, the Linux-based mobile platform that is expected to eventually displace Symbian as the dominant operating system on Nokia’s high-end products. During the major product announcements on the opening day of the conference, the only time that a Nokia executive mentioned MeeGo was to say that there would be no MeeGo-based products announced this week.

Ooops. No es que el modelo de MeeGo supusiera un gran consuelo frente a otros como Android, aunque parece ser más versátil y permisivo en el software que permite ejecutar. Pero no importa porque no va hacia ninguna parte: MeeGo es irrelevante incluso para la compañía que lo desarrolla.

Este blog usa cookies para su funcionamiento.    Más información
Privacidad